Tsunami criminal
Freddy Sánchez jueves 14, May 2020Precios y desprecios
Freddy Sánchez
¡A correr se ha dicho!..
Bueno, eso es, justamente un dicho, porque a dónde podríamos ir a correr si se dispara la delincuencia, a falta de apoyo económico para los que claman por ayuda y lamentablemente: ni lo ven ni los oyen.
Y es que, en tanto el gobierno federal se ha encargado de enfatizar varias veces que setenta por ciento de la población, (en especial los más pobres), recibirán socorro oficial para enfrentar los efectos de la pandemia, lo que de hecho ya está sucediendo con el otorgamiento de distintas aportaciones oficiales, una parte igualmente numerosa de angustiados coterráneos sigue en espera de escuchar un mensaje de consuelo que no llega.
Andrés Manuel no ha descartado definitivamente que la ayuda pública alcance más allá del setenta por ciento considerado hasta el momento, pero tampoco ha sido explícito al decir que el gobierno estará dando auxilio a cuanta familia lo necesite, en caso de que en su seno se pierda capacidad de subsistencia por una súbita “caída” de los ingresos familiares.
Y si por un lado, es de aplaudir la pronta respuesta del gobierno para tranquilizar a una parte numerosa de los habitantes de México, en cuanto a que el apoyo requerido lo tendrán sin lugar a dudas, es de demandar que el mismo espíritu de ayuda social abarque al resto de los pobladores que lo necesiten.
Porque, ni modo de creer que “viven en jauja” y no les hace falta nada a esos mexicanos o residentes de México, que representan el treinta por ciento de la población, no considerada para recibir ayuda oficial como lo está el otro setenta por ciento al que el gobierno si ha dicho y repetido que de ningún modo será apartado de los beneficios institucionales en estos duros tiempos por la crisis heredada de la pandemia.
Así que éste es el justo momento, a efecto de que de que se ponga en claro a qué instancia podrán recurrir los no incluidos en los programas institucionales de apoyo económico, si es que de plano carecen de los medios indispensables para afrontar los estragos del desempleo, habiendo tenido y, si ya no tienen un trabajo en alguna empresa, fábrica o cualquier otro giro económico.
Y por supuesto, la misma opción deben tener los que perteneciendo al sector de la economía informal y los pequeños empresarios, se vieron obligados a interrumpir sus actividades económicas durante las semanas anteriores, porque no pudieron continuar dedicados a lo que venían haciendo como desempeño productivo para una subsistencia lícita, y por lo tanto, es menester que se les brinde todo tipo de facilidades legales y administrativas para dedicarse a otros giros o reactivar los que tenían.
Por tal motivo entonces, no es correcto mantener esa indiferente postura de: “ni lo veo ni los oigo”, lo cual penosamente pone en un predicamento a cientos de miles de familias que no están incluidas en el setenta por ciento de los que recibirán apoyo público, y obviamente, tampoco son parte de la clase acomodada o super pudiente de esta nación.
Esa que bien podría pensarse que “le importa un bledo”, si el gobierno la quiere o no la quiere ayudar de algún modo, porque a fin de cuentas tienen con qué “apechugar” los estragos de esta crisis o desde luego optar por mudarse a otras latitudes con sus fortunas millonarias.
Algo que, naturalmente, no podrían hacer todos esos “tristes y amolados”, malamente llamados “fifís”, imaginariamente poseedores de una gran solvencia económica, siendo que lejos están de gozar de amplia liquidez personal, y por lo mismo, es preciso que el gobierno los ayude.
Porque, no serán los partidos políticos ni mucho menos los grandes acaudalados de México, quienes salgan a su rescate, sino muy probablemente la delincuencia organizada, con una amplia oferta de actividades ilícitas desde el contrabando, la extorsión, trata de blancas, robo de identidades, secuestros y venta de drogas, entre otras.
Así que si la ceguera política y social no atiende a los desamparados por los programas públicos de apoyo, habrá que prepararse para lo que se podría considerar como temible y destructivo tsunami criminal.