La nueva realidad
Ramón Zurita Sahagún jueves 14, May 2020De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Cuando llegue el día, será difícil acostumbrarnos a la nueva realidad que imperará en el mundo y de la que México formará parte.
La normalidad que anuncia el gobierno federal, constará de tres etapas, con cuatro semáforos de distintos colores, los que irán rebasándose hasta llegar al verde. La primera inicia el 19 de mayo, con la liberación de 269 municipios en 15 estados. La segunda, del 18 al 31 de mayo, para iniciar las actividades esenciales y la tercera, a partir del primero de junio, con actividades conforme al semáforo de riesgos.
Con todo y ello, la tranquilidad no llegará hasta que se cuente con una vacuna que algunos optimistas calculan será en diciembre.
Por lo pronto, de inicio nos iremos incorporando paulatinamente a la actividad diaria, unos primero que otros, manteniendo algunas de las reglas sanitarias del momento y que continuarán vigentes, tal vez, con menos restricciones, pero lejanas de la vida acostumbrada antes de la llegada del Covid-19.
Y aunque todos esperamos ese gran momento de ver a la familia, a los amigos, a los compañeros de trabajo, ir al cine, a los centros comerciales, los parques, los gimnasios, las reuniones, la situación provocará que muchos de esos anhelos no puedan realizarse.
Algunos de esos sitios que antes frecuentábamos ya no existirán. Los lugares de recreo cambiarán en perspectiva. Restaurantes, escuelas, centro comerciales, cines, hoteles sobrevivirán unos, otros no.
La ausencia de familiares, amigos o conocidos se reflejará de inmediato, algunos de ellos fallecidos, otros despedidos y el desempleo se presentará inminentemente como uno de los Jinetes del Apocalipsis. La economía impactará a propios y extraños, el truene de empresas y negocios será patente, mientras otros más quedarán marcados por su forma de reaccionar ante la presencia de la emergencia sanitaria, donde mostraron su escasa solidaridad y deshumanización, al cerrar los negocios y el recorte de personal.
Esa nueva realidad no solamente se presentará en el ámbito social y de trabajo, se expandirá hacia la política, donde los partidos políticos poco o nada han mostrado ante la situación actual. Su sensibilidad no se ha manifestado.
Los partidos políticos, sus dirigentes y sus cuadros más preclaros mantienen mutismo, algunos de ellos buscando el resquicio por el cual promover su figura, sin importar lo demás.
Es cierto que algunos gobernadores y escasos legisladores han asomado la cara, para detrás de sus máscaras expresar alguna protesta por las disposiciones sanitarias o inconformarse con las decisiones de gobierno, pero hasta ahí.
México mostrará, después de la pandemia, su orfandad de liderazgos, aunque surgirán nuevos “Mesías” que intenten ponerse al frente de los reclamos de una población lacerada, herida, engañada por algunos de los personajes políticos que les ofrecieron la panacea y que, en parte por ellos, no pudieron cumplir ante la magnitud de los acontecimientos surgidos.
El 2021 ya estará cercano y con ello el relevo en 15 estados de sus gobernantes, además de un alto número de Congresos locales, la Cámara de Diputados, alcaldías y otras posiciones, cuyo ascenso y caída de candidatos serán marcados por los ciudadanos, muchos de ellos que intentarán cobrar cuentas pendientes a quienes no dieron resultado.
Será entonces cuando esos falsos redentores enseñen la cara y asuman papeles de salvadores de la Patria o, cuando menos, del entorno en que se desarrollan y en el que estará en juego una alcaldía, diputación local, federal o gubernatura, momento en el que los ciudadanos tendrán la onza en sus manos y podrán canjearla respaldando o rechazando a los que consideran indeseables o adecuados para ocupar dichos cargos.