De regreso
Armando Ríos Ruiz miércoles 13, May 2020Perfiles de México
Armando Ríos Ruiz
Durante su campaña para Presidente de 2012 a 2018, el ahora Ejecutivo “remachaba” sobre la necesidad de devolver a las fuerzas armadas a sus cuarteles. En la última campaña, la que le dio el triunfo al fin, volvió a “machacar” sobre esa idea. En noviembre de 2018 pidió a los gobernadores apoyo para realizarlo y una vez en el poder la consolidó y creó la Guardia Nacional.
Esta fue puesta en manos de un político que hasta la fecha no ha sabido cómo manejar, pues de policía sabe lo que un servidor de cohetes que viajan por el hiperespacio a la velocidad de la luz. La única intervención en serio fue realizada en Culiacán, Sinaloa, para detener a los hijos de “El Chapo” Guzmán y terminó en un ridículo brutal.
Tuvo que salir su jefe a decir que ordenó la libertad de uno de los “Chapitos”, para evitar muertes innecesarias, cuando todo mundo sabe que éstas se evitan si el operativo se realiza en los horarios adecuados, como lo hacían los neoliberales. Verbigracia, el que se efectuó en Cuernavaca para atrapar a Arturo Beltrán Leyva, en la noche, cuando no hay gente en las calles, lo mismo que otros.
Antes fue puesta a prueba en Minatitlán, en donde asesinaron hasta a un bebé en una fiesta. La flamante Guardia Nacional encontró de inmediato que se trataba de una venganza de narcotraficantes. Pero algunos que no somos policías supimos que se trataba de guerrerenses originarios de Petatlán, población de la Costa Grande.
Veinte años atrás, los muertos en Veracruz habían asesinado con saña a parientes de sus ejecutores y se fueron del pueblo a establecer en Minatitlán. Quienes quedaron vivos, entonces niños, crecieron y fueron a vengarse de la misma forma en que sus parientes murieron, inclusive infantes también.
Hoy es el día en que la Guardia Nacional no existe. Sabemos que sí, pero como tiene instrucciones de propinar besos y abrazos a los sanguinarios delincuentes, capaces de devorar y engullir enterito a un miembro de esta corporación, ha permanecido invisible. Su creación ha sido un rotundo fracaso, más en manos de quien no tiene siquiera una idea mínima de su manejo.
¿Por qué volver al pasado reciente, culpable de todo lo que ocurre hoy, a casi año y medio de haber comenzado el nuevo sexenio? ¿Acaso no son los neoliberales causantes hasta de la aparición del coronavirus, de las muertes que se han multiplicado más que durante los sexenios de Felipe Calderón y de Enrique Peña Nieto y amenaza con rebasarlos juntos?
¿Acaso no son los neoliberales los causantes del pésimo aire que se respira y de que la economía sea peor que el virus que mata gente “como moscas?” ¿De no haber dejado un país parecido al de los cuentos de hadas, en donde abundan los bosques colmados de nieve de vainilla con ríos de chocolate, para gobernar sin un solo problema?
¿No da pena criticar, un día sí y otro también, esa etapa de la historia de México y reconocer que la Guardia Nacional es un auténtico fracaso y por lo tanto, hay que volver a la práctica neoliberal de utilizar a las fuerzas armadas para combatir la delincuencia, que ha rebasado toda forma de gobierno como nunca en la historia de este país, sólo porque persiste la necedad del que tiene el mando, en imponer planes ridículos que no funcionan, como el de abrazar a los delincuentes y acusarlos con sus mamacitas?
Pues ahora falta reconocer que las tácticas contra la delincuencia no sólo no han servido, sino que también han sido pueriles y por ello no han resuelto nada. Más bien han aumentado el problema a linderos nunca vistos. Ahora también hay que encomendar las estrategias al mismo inservible político metido a policía, para que los criminales continúen convertidos en el poder alterno.
Parece que no estaban tan mal los neoliberales.