Los cinturones de pobreza
¬ Augusto Corro jueves 30, Abr 2020Punto por punto
Augusto Corro
En la Ciudad de México debe vigilarse el cumplimiento de las medidas sanitarias para enfrentar al coronavirus (Covid-19).
Si se busca controlar la pandemia es necesario que todos cumplamos con nuestras responsabilidades personales y colectivas.
Gobiernos y población buscamos que dure lo menos tiempo posible la pesadilla del Covid-19 que nos azota.
Pero el mal se prolongará quien sabe por cuánto tiempo, si con nuestras acciones irreflexivas nos negamos a cumplir las medias sanitarias.
Por un lado, las autoridades tienen que aplicar, aún es tiempo, reglas para evitar la saturación de viajeros en el Metro y en unidades de transporte público.
Que quienes acuden a la Central de Abasto usen la protección adecuada para evitar el contagio.
Ya son varios días que aparecen en los medios de comunicación fotografías del interior de ese mercado con cientos de personas que no guardan la sana distancia y tampoco usan el cubrebocas.
Así pues, es importante que el gobierno y la población en general revisen sus patrones de conducta para salir lo más pronto posible del problema.
De no darle la importancia a la pandemia, el contagio se multiplicará en zonas donde privan la marginación y la pobreza. En esos hogares las familias son numerosas y se complica el aislamiento sanitario.
El virus se contagia fácilmente. Y si no se quedan las personas en casa la situación se complica. Imagínese a un viajero del Metro o del transporte colectivo, sin protección, expuesto al contagio.
Un número elevado de la población que sale diario de sus hogares vive en cinturones de pobreza, donde además del coronavirus, lo acechan otras enfermedades.
En esas colonias, las autoridades deben esmerarse en atender las carencias que padecen los moradores, que van desde la falta de energía eléctrica a la escasez de agua.
Ayer comentamos en este espacio que en la Ciudad de México son, por ahora, cuatro alcaldías donde hay más casos confirmados de Covid-19: Iztapalapa, Gustavo A. Madero, Venustiano Carranza e Iztacalco.
Quienes conocen la zona metropolitana saben que en esas alcaldías hay numerosos cinturones de miseria, con moradores que esperan el apoyo de las autoridades.
En las alcaldías señaladas se prendieron los focos rojos de la pandemia. En esas zonas, el gobierno debe redoblar esfuerzos para detener la invasión del virus. ¿Qué le parece amable lector?
Ya se esperaba
En México las mujeres no solo son víctimas del coronavirus, también padecen la epidemia de la violencia.
Se trata de un problema social que en tiempos tranquilos no se pudo resolver, menos ahora que todo se encuentra paralizado por el Covid-19.
Según los datos de las autoridades, entre el 28 de febrero y el 14 de abril fueron asesinadas 367 mujeres.
Las agresiones contra ellas se agudizaron debido al aislamiento, pues se colocó a las mujeres en mayor peligro.
La historia de los feminicidios empezó hacer varios años y las autoridades no pueden resolver ese problema social.
Fueron las propias mujeres quienes decidieron exigirle al gobierno más interés en su protección y defensa.
Así, el 8 de marzo realizaron una marcha multitudinaria en varias ciudades de México y el lunes decidieron manifestarse con la “huelga de los brazos caídos”.
El movimiento feminista exigió justicia, pues son innumerables los feminciidios y los responsables no son castigados.
La impunidad es uno de los beneficios directos de los asesinos. Son miles de denuncias de agresiones machistas y poco caso hacen las autoridades para aplicar la ley contra los criminales.
Una vez que pase la pandemia, las mujeres volverán a las calles a exigir justicia que inexplicablemente se les niega.
Quizá también se efectúen programas para convencer a la sociedad que el machismo es una práctica deshumanizada que tiene que desaparecer. Estos son otros tiempos.