Niveles sociales
Alberto Vieyra G. viernes 24, Abr 2020De pe a pa
Alberto Vieyra G.
No cabe duda, aquí y en China hay niveles. Sí, en México, por desgracia hay mexicanos de primera, segunda, tercera, cuarta y a lo mejor hasta de quinta.
En la absurda sesión del Senado del pasado lunes para aprobar por la vía del fastrack la Ley de Amnistía, con la que supuestamente Andrés Manuel López Obrador planea pacificar a México poniendo en libertad a entre 4 mil y 6 mil reos que purgan condenas mínimas o que en muchos casos permanecen recluidos sin ninguna sentencia, dejo ver a los senadores morenistas con cubre bocas de mucho mejor calidad que los desechables que usa el personal médico en todo el sector salud en la República. Hasta guantes portaban los desobedientes legisladores que no acataron las indicaciones del vocero de la pandemia, Hugo López Gatell, que aconseja evitar reuniones de más de 10 personas guardando la debida sana distancia.
¡Qué paradoja!, pues mientras los levanta dedos que sirven con “cinturita de mantequilla” al señor presidente de la república, derrocharon equipo médico; enfermeras, médicos y personal diverso que labora en hospitales públicos en la república, tienen que comprar guantes, uniformes y hasta cubre bocas careciendo de elementales insumos, en el gobierno en los más altos círculos políticos en México comenzado por el Palacio Nacional, el Senado, Cámara de Diputados, etcétera han sido sometidos a una sanitación jamás vista para evitar contagios del Covid-19 a la familia presidencial y a una nefasta e improductiva clase política que come con manteca por no hacer nada, aunque ellos vociferan que sus servicios a la patria son esenciales. Usted sabe, hay niveles, pero como dicen los rancheros allá en mi tierra: “No tiene la culpa el indio, sino el que lo hace compadre”.
¿La clase política de México está mal? No, a la clase política le va a todas margaritas, no está mal. Lo que está mal es el producto de esta nación azteca: El pueblo que históricamente ha sido engañado y ultrajado por una inmoral y corrupta clase política que suele hacer caravana con sombrero ajeno regalando despensas provenientes de intereses obscuros y parándose el cuello como si fuesen auténticos Chucho el roto.
Muy lejos está la patria mexicana de equipararse en próximos años a Finlandia la nación más culta de la tierra y también menos corrupta. Y es que, en Finlandia, el sistema educativo es único en el mundo, pues los alumnos, padres de familia y profesores, deben leer por ley 52 libros por año. Por ello, los finlandeses saben distinguir perfectamente a los politicastros corruptos, saben también diferenciar entre una predica demagógica y un discurso serio. Saben elegir a sus gobernantes, a diferencia de los mexicanos que a pesar de ser ultrajados con dádivas de poder clientelar y hasta con una gorra, una matraca, un lápiz y una torta votan por corazonadas y no con base en la ciencia política para no llevar al poder a zánganos que ultrajan la dignidad de los de abajo.
Cuando están en campaña electoral se vuelven sabios y dicen tener mágicas respuestas para resolver problemas torales en los 3 ámbitos de gobierno, pero ya cuando están en el poder se vuelven ojos de hormiga e insoportables y mientras los mexicanos no sepamos distinguir en materia política, como los finlandeses, seguiremos llevando al poder cuervos para que después nos saquen los ojos o como dicen allá en mi tierra les seguiremos “dando alas a los alacranes”, para que nos traten como mexicanos de segunda, tercera, cuarta y…