Ahora sí estamos en guerra
¬ José Luis Arévalo martes 21, Abr 2020De frente y claro
José Luis Arévalo
Es habitual que en cada conferencia que he tenido oportunidad de impartir hablando sobre mi experiencia como corresponsal de guerra, una de las preguntas que más se repiten es si nuestro país está o ha estado en guerra.
Un cuestionamiento que viene desde el sexenio de Felipe Calderón, cuando justamente se hablaba de la “guerra contra el narcotráfico” y que desencadenó en la muerte de miles de personas hasta la actualidad. Simplemente, mueren más personas cada día en nuestro país víctimas de la violencia, que de las que llevamos con esta epidemia de Covid-19. Solamente, este domingo 19 de abril, 105 personas murieron víctimas del crimen organizado.
Entrar desde El Cairo a Trípoli, la capital de Libia, en aquella “Primavera Árabe” de 2011, supuso un sinfín de obstáculos en nuestro viaje.
Desde la capital egipcia a Estambul, de ahí a Tobruk, y de Tobruk -ya territorio libio- a la capital. En total, 54 horas para pisar la tierra del temido Muamar el Gadafi quien previamente logró burlar a los rebeldes y desapareció. Motivo por el que la guerrilla que encabezaba esta guerra civil, cerró las llaves que proveían de agua a la ciudad, dejando a millones de habitantes sin el líquido; ¿por cuánto tiempo? , eso no lo sabía nadie. Estábamos en guerra.
Esto es parte de una guerra. No solamente los bombardeos o los enfrentamientos en las calles. En una guerra, la parte psicológica juega un papel fundamental, mantener a la gente encerrada en sus casas pudiendo salir solo cuando no hay toque de queda, hacer que el miedo se apodere de los habitantes de una ciudad, las compras de pánico, el racionamiento de servicios y alimentos, las advertencias de no salir de casa.
Recuerdo que como parte de mis respuestas en esas conferencias, siempre he sostenido que debemos agradecer que nuestro país nunca ha vivido un guerra como esas… o más bien, nunca la había vivido.
Para muchos, el coronavirus ha ocasionado una Tercera Guerra Mundial, en la que no ha sido necesario disparar una bala o lanzar una bomba para que millones de personas se encuentren confinadas en sus hogares, para que millones estén apoderadas por el miedo, millones más hayan perdido sus empleos, las economías más fuertes se debiliten sin control, el precio del barril de petróleo caiga a niveles históricos, y, lo menos deseado, que miles hayan perdido la vida.
El coronavirus ha matado ya a poco más de 170 mil personas a nivel mundial y ha dejado heridos a miles más. Ha sido un enemigo implacable, calculador y, aunque diminutivo, tan mortífero como una bomba atómica.
Sin duda, esta “guerra mundial” sí la está viviendo México, y lo está haciendo sin haber estado preparado ni económica, ni social, ni políticamente hablando; ya que, desde hace varios meses ya veníamos arrastrando algunos problemas: un sistema de salud deteriorado y aun más con la creación de un Instituto (el INSABI) que no tenía ni pies ni cabeza, unos niveles de inseguridad que además van a la alza y una economía que no muestra algún síntoma de optimismo. Y con esto, el futuro es aún más incierto.
Ojalá y, como en otras guerras, luego de la crisis, pueda venir la bonanza. Desafortunadamente, nuestros “mariscales” jamás habían vivido una guerra más allá de la grilla política a la que, sin duda, están muy acostumbrados.