¿Para qué Dos Bocas?
Armando Ríos Ruiz lunes 20, Abr 2020Perfiles de México
Armando Ríos Ruiz
El viernes pasado, las calificadoras Fitch Ratings y Moody’s asestaron un golpe terrible a Pemex, otrora la empresa estrella de la cual dependía la mayor parte de la economía mexicana y la de los políticos en turno, que se dedicaron a saquearla hasta convertirse en multimillonarios que compiten con los jeques árabes propietarios de inmensos yacimientos de hidrocarburo.
Uno de tantos, el último líder del sindicato petrolero, Carlos Romero Deschamps, huyó del país junto con su familia, también saqueadora, porque se lo permitieron. El gobierno de la 4T “cacareó” demasiado la posible detención, lo mismo que de su esposa, de sus hijos y de otros familiares, que se cansaron de exhibir en México y fuera de aquí la inmensa fortuna que acumularon gracias a Pemex.
Alguien debió informarle que hoy no se castiga a los ladrones ni a muchos delincuentes de renombre, porque el que manda es demasiado bueno y de acuerdo con lo que repite hasta el cansancio, pensaría en actuar en contra, sólo si el pueblo bueno como él, pero con la diferencia de que además es sabio, lo solicita. Sólo se castiga si se trata de ejercer alguna venganza. Verbigracia: Rosario Robles.
Pero La cuestión es que el viernes, las calificadoras mencionadas –de las más importantes− rebajaron su calificación a nivel basura, debido a las dudas sobre la viabilidad financiera de la paraestatal y por considerar que “Pemex tiene un gobierno corporativo débil debido a la alta interferencia del gobierno en la estrategia de la compañía, financiamiento y modificaciones en la gestión que cambia en la administración.
(Por cierto, cuando iniciaba el régimen de la 4T, el Presidente canceló un contrato contraído por la administración anterior, con una empresa italiana que se había comprometido a proveer de energía eléctrica a una buena parte del Bajío a costo bastante bajo, obtenida con aire oaxaqueño).
Al respecto, la Secretaría de Hacienda asegura que México aún cuenta con el grado de inversión, debido a que muchos inversionistas nacionales y extranjeros han lanzado ofertas por la deuda emitida por el gobierno. También dijo que todavía se cuenta con un amplio acceso a los mercados financieros internacionales.
El problema para México es que ahora que se ha dado a conocer la medida adoptada por las calificadoras, los inversionistas ofrecerán menos del valor real de la deuda y los réditos por préstamos serán más altos, de acuerdo con los expertos.
Con lo anterior, nuestro mandatario se quedará con el sueño de rescatar Pemex, pues ahora se tendrá que realizar un esfuerzo sobrehumano para ponerla en condiciones de operación redituable. Se sabe que los costos de operación para producir crudo son más altos que el valor del mismo en los mercados.
Ahora bien, ¿tiene algún caso continuar con el proyecto de construcción de la refinería en Dos Bocas? Desde que se dio a conocer el proyecto, conocedores del asunto nacionales y extranjeros opinaron que no era viable en el lugar que fue escogido para el caso y que de satisfacer algo que parece más bien un capricho, costaría una verdadera fortuna, porque el lugar no es propicio.
De acuerdo con lo que me dijo un conocedor de la materia, al iniciar el gobierno, el mandatario pidió a la secretaria de Energía que investigara cuánto costaría construir una refinería. Encontró una con características similares en La India, cuya construcción tuvo un costo de 8 mil millones de dólares, en un terreno que no ofrecía absolutamente ningún problema.
Dos Bocas, prosiguió mi informante, está en un terreno nada viable, que se inunda con mucha facilidad, como ocurrió nada menos que el año pasado en temporada de lluvias. Por lo tanto, el costo se construcción se iría al doble o más. Esa información también la aportaron empresas constructoras que intentaban obtener el contrato mediante un cobro más alto.
Nuestro mandatario jamás escuchó a nadie y se realizó una consulta, con resultados positivos, como siempre. ¿Aún tiene caso?