¿Revocación sin oposición?
¬ José Luis Arévalo jueves 16, Abr 2020De frente y claro
José Luis Arévalo
Si algo ha caracterizado a Andrés Manuel López Obrador, ha sido el saber manejar los tiempos de la política. No en vano, pasó 18 años esperando el momento para sentarse en la silla presidencial, y lo hizo a cuesta de lo que fuera. En aquel 2006, no importaron 47 días teniendo bloqueado Paseo de la Reforma y las pérdidas económicas que esto conllevó, como tampoco importaron marchas y plantones donde fuera, con tal de ganar adeptos a su proyecto político. Proyecto que finalmente lo llevó a ocupar la Presidencia de la República.
Sin embargo, esas prácticas debieron haber terminado, teóricamente, el 1o de julio del 2018 al haber ganado las elecciones con una amplia mayoría. Y digo teóricamente porque, para muchos, López Obrador, más que gobernar para todos, se ha mantenido en campaña. Y es que no lo dude, el ejercicio diario de una práctica, la que sea, es difícil olvidarlo de la noche a la mañana y más si se realizó cada día durante 18 años.
Pero ¿por qué le cuento todo esto? En plena crisis por el coronavirus y viendo que su nivel de popularidad ha caído para ubicarse en alrededor del 45 por ciento (luego de haber estado por arriba del 70 por ciento), y de la mano se han desplomado las preferencias a su partido al situarse en un 18 por ciento, el Presidente, lejos de tomar medidas radicales para afrontar esta crisis, apoyar a los empresarios, hacer una planeación de lo que será el México de mediados de este 2020, lanzó un nuevo reto de “campaña”, literal: DE CAMPAÑA, al confrontar a los senadores y decirles que si quieren adelantar la consulta para la revocación de mandato, él está puesto. ¿Será el momento para algo así? La respuesta de priistas y perredistas entre otros, fue clara: “…señor Presidente, póngase a gobernar y luego siga en campaña para su reelección…”
Sí, leyó usted bien: escribí “reelección” en un país donde la constitución no la permite, pero que en este caso podría ser considerada; ya que, el pueblo -sabio y no sabio-, le daría la autorización de continuar en el cargo. Por un lado, a López Obrador le caería “como anillo al dedo”, políticamente hablando, buscar esta consulta; ya que, de mantenerse en el poder, recuperaría mucha de la popularidad que se ha ido desvaneciendo en las últimas semanas. Y por otro lado, él sabe perfectamente que la oposición está muy desorganizada y que los puntos que él ha perdido no se han ido a la preferencia de algún político opositor que pudiera quitarle el cargo. Así que su intención fue más que justificada.
Por lo pronto, los senadores le dieron la espalda y no le permitieron, por ahora, este plan. Habrá que ver cómo se van moviendo las cosas en un momento en donde la política guiña un ojo para unirse a la crisis sanitaria y en donde los más astutos, sin importarle la vida de los demás, tratarán de sacar provecho para cumplir con sus deseos.