Que se vaya AMLO
Freddy Sánchez jueves 16, Abr 2020Precios y desprecios
Freddy Sánchez
“La oportunidad la pintan calva”…
Para todos los que quisieran que Andrés Manuel recorte su mandato de seis años y deje el puesto presidencial, la propuesta del Presidente podría decirse que les vino “como anillo al dedo”.
Se trata naturalmente de adelantar el proceso de revocación de mandato presidencial para el próximo año.
Porque ésa sería la única forma legal de que se cumpla la deposición de Andrés Manuel, que los opositores y críticos del primer mandatario manifiestan y reclaman en medios de comunicación y las redes sociales.
Para qué esperar entonces, un año después de las elecciones intermedias, para conocer el veredicto de las urnas sobre si Andrés Manuel debe seguir o retirarse a su casa.
Aquellos que consideran que la mayoría ciudadana está en contra de la continuación del mandato presidencial, tienen la oportunidad de demostrarlo.
Huelga decir, en ese aspecto, que Andrés Manuel tiene mucha confianza en que la mayoría lo apoya; confía también en que los electores que lo hicieron Presidente se mantendrán firmes y sobre todo ha depositado su confianza en que los mexicanos no padeceremos de una profunda crisis económica de larga duración, que dañe a millones de personas.
Y por eso pues, su evidente confianza en que de anticiparse el proceso para la revocación del mandato, eso le daría la oportunidad de volver a ganar con el respaldo de la mayoría.
Ahora que esta postura presidencial, que quizás para sus opositores y críticos represente un exceso de confianza, da pie a formular una pregunta en el sentido de por qué no aceptar el reto de Andrés Manuel, respecto al adelanto para el próximo año del proceso de revocación de su mandato.
Y es que si el Presidente se equivoca en cuanto al apoyo que según sus propias apreciaciones deberá tener entre la sociedad mexicana para el año de las elecciones intermedias, y en vez de aprobación se incrementa el rechazo hacia su administración, lógicamente correría el riesgo de sufrir un descalabro electoral con la deposición de su mandato.
Lo cual necesariamente vendría aparejado de una grave crisis económica mal enfrentada por el gobierno de Andrés Manuel.
Y es que tal situación, indiscutiblemente, afectaría la imagen presidencial, en especial si a pesar de reclamos y exigencias sociales no se modifica el plan oficial de rescate en materia económica adoptando medidas más amplias de apoyo a los que hoy temen que sus negocios y con ello millones de empleos se lleguen a perder en los siguientes meses.
De modo entonces, que la confianza que Andrés Manuel mantiene en torno a la efectividad de sus acciones de gobierno para moderar los efectos dañinos de la tempestad que se avecina en el país, es lo que alimenta su confianza en que llegado el momento de la revocación del mandato, el año venidero, la mayoría de los electores volverían a manifestarle su apoyo a efecto de que concluya su mandato de seis años.
Cosa que probablemente no sucedería, si la razón la tienen aquellos que tanto fustigan los empeños institucionales para paliar la crisis, atribuyendo múltiples insuficiencias e inclusive deficiencias a lo que se hace desde el aparato público, frente a lo que se requiere y no se toma la determinación de hacer, de acuerdo con lo que han planteado y demandan los que ha declarado su manifiesta oposición a las acciones gubernamentales en estos momentos críticos para la nación.
Así las cosas, si bien adelantar el proceso de revocación del mandato presidencial, podría favorecer al Presidente en caso de que el ámbito nacional mejore, un resultado distinto muy probablemente lo perjudicaría.
Y ante la incertidumbre de lo que puede o no ocurrir en México para los siguientes meses o incluso años, dos posiciones se contraponen en la actualidad. La de los que quieren que el presidente se quede y los que proclaman a los cuatro vientos que se vaya AMLO.