El confinamiento y la política
¬ José Antonio López Sosa lunes 13, Abr 2020Detrás del Poder
José Antonio López Sosa
Sí, tenemos horas de sobra para deambular en las plataformas sociales, para leer todo tipo de información y opiniones, algunas verdaderas, algunas falsas, algunas honestas y otras inducidas. El hecho es que frente a la pandemia, como sociedad en lugar de tratar de ser mejores personas, hemos radicalizado nuestras visiones del mundo, de la economía, de la política e incluso de la salud. Nos hemos convertido de forma global en entes intolerantes que muchas veces en medio de insultos, creemos que hacemos uso de una libertad fundamental, la de expresión, sin importar el hecho de agredir a otros.
En México como cosa particular, hay dos grandes grupos dentro de estas eternas discusiones: los que están en contra del presidente y su gobierno y los que están a favor del presidente y su gobierno.
He leído cosas lamentables en ambos bandos, desde el que pide que los primeros en ser despedidos de las empresas que cierran sean “los chairos”, hasta la invitación a salir a las calles a todos quienes votaron por el presidente actual en la elección de 2012; sin lugar a dudas bromas de pésimo gusto que hablan de la calidad de personas que lo redactan y comparten. Del otro lado, quienes se burlan de los empresarios que padecen la crisis (como si todos fueran multimillonarios), o quienes insisten en que se trata de un intento de golpe de estado (y llaman golpistas) desde la oposición al presidente; igualmente argumentos de pésimo gusto que reflejan la intolerancia que vivimos.
Es increíble como a pesar de estar frente a una situación de emergencia, somos incapaces como sociedad de ponernos de acuerdo, de analizar qué sí y qué no está funcionando, cómo seguimos linchando por linchar, insultando por insultar y señalando por señalar.
Definitivamente somos una sociedad sumida en el subdesarrollo.
La política refleja el arte de la negociación, el poner de acuerdo a unos con otros; la democracia —por lo menos en la teoría— refiere al poder de la gente, de las mayorías, al cohabitar y el coexistir. Nosotros, ni encerrados en nuestras casas aprendemos a convivir, a cohabitar y a coexistir.
Esta pandemia es una crisis para todos, independientemente del perfil ideológico o de la preferencia política o económica. Pero ahí seguimos, llenando de odio e insultos las plataformas sociales, sintiéndonos dueños de la verdad y pidiendo la desaparición del otro.
No aprendemos, ni en los peores momentos.
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