El petróleo mexicano, antes y después del COVID-19
Jorge Luis Galicia Palacios lunes 13, Abr 2020Como veo, doy
Jorge Luis Galicia Palacios
- Energías limpias ¿en la agenda nacional?
Para quienes piensan que en la historia del México actual sus habitantes tendremos que referirnos a ella como un antes y después del Covid19, no están equivocados, y para demostrarlo habrá muchos ejemplos en materia económica, política, social y cultural.
La energética es uno de esos casos en que seguramente se seguirá hablando de un antes y después de la pandemia, ya que los precios del petróleo se desplomaron a nivel mundial y eso está obligando a los países productores a replantear su estrategia en cuanto a las bondades económicas que les significa ser exportadores o que sus economías prácticamente dependan del también llamado oro negro.
Hasta antes del Coronavirus, el gobierno mexicano mostraba poco interés por las energías alternativas, también llamadas limpias, y más bien daba a entender que se apostaba a una política petrolera que generara riqueza, una política en la que los pronósticos eran que a través de ella se generarían empleos y en una apuesta mayor era que, desde esa visión, se detonará el desarrollo económico de todo el país, pero la aparición de la crisis originada por la pandemia encendieron los focos rojos y hoy los altos niveles gubernamentales ponderan esa estrategia, que aunque no es mala tampoco es una panacea como para cerrarse a otras opciones de mediano y largo plazo en cuanto a política energética se refiere.
En el contexto del desplome mundial de los precios del petróleo y en el marco de una ríspida negociación que México sostuvo con representantes de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y otras naciones, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, señaló que se debe buscar la generación eléctrica con energías alternativas y no apostar todo al petróleo, sin que ello signifique renunciar al esquema de refinación, como se tiene previsto con la construcción de la refinería de Dos Bocas, Tabasco, y la rehabilitación de seis más.
“Vamos a seguir extrayendo petróleo, cuidando nuestras reservas y buscando también la generación de opciones con energías alternativas; no apostar todo al petróleo, que es un producto no renovable, y que tenemos que heredar a las nuevas generaciones. Pero vamos a seguir con la política de refinar en México”, destacó López Obrador, al dar a conocer las fuertes presiones que nuestro país recibió de la OPEP para que, junto con otras naciones productoras del hidrocarburo, redujeran su producción en un porcentaje del orden del 23%.
Hasta donde sabemos, las negociaciones en este tema continúan al interior de la OPEP y fuera de ella, pero en el mensaje del presidente mexicano asomó una directriz que hasta antes del Coronavirus parecía impensable o remotamente imposible: Que en materia energética las energías alternativas (limpias) son una realidad y opción al petróleo.
VA MI RESTO.- Producir y refinar petróleo mediante el mantenimiento de seis refinerías y la construcción de otra, en Dos Bocas, Tabasco, son parte de los objetivos establecidos en el Plan Nacional de Desarrollo 2018-2024 (PND) y en esos objetivos se habla también del rescate de las plantas hidroeléctricas del país, “algunas de las cuales operan con maquinaria de 50 años de edad y producen, en general, muy por debajo de su capacidad”.
Casi año y medio después de haber arrancado el nuevo gobierno, muchos aún se cuestionaban, además de la refinería de Dos Bocas, de la rehabilitación de otras seis y las hidroeléctricas ¿Qué más hay en materia energética?, porque la energía también proviene del agua, el sol, el aire, la geotérmica y otras como las que se producen en el mar a través del movimiento de las mareas.
“La nueva política energética del Estado mexicano impulsará el desarrollo sostenible mediante la incorporación de poblaciones y comunidades a la producción de energía con fuentes renovables, mismas que serán fundamentales para dotar de electricidad a las pequeñas comunidades aisladas que aún carecen de ella y que suman unos dos millones de habitantes”, puntualiza en uno de sus apartados el PND, sin embargo en todo el documento, más allá de las refinerías y las hidroeléctricas, no se precisan proyectos en materia de energías limpias y si acaso se establece que, en las Universidades para el Bienestar Benito Juárez García, una de las carreras que se impartirán será la de ingeniería en Energías Renovables.
No es que uno esté en contra del rescate petrolero y el fortalecimiento del sector eléctrico, pero también nos gustaría que los recursos públicos sirvieran para invertir en energías renovables o limpias, porque es un hecho que, en materia de energías agotables, como el gas y el petróleo, hay una crisis.
Como bien lo acota el presidente López Obrador, es tiempo de invertir y apostar al futuro energético, no apostando todo al petróleo, y en esa búsqueda no hay otra respuesta más que la de energías limpias, sin olvidar que, frente a las fuentes convencionales, las energías renovables son recursos limpios cuyo impacto al medio ambiente es prácticamente nulo y siempre reversible.
No hay duda, al igual que el tema petrolero, el tema de las energías limpias merece un apartado especial en los planes gubernamentales y si eso sucede entonces estaremos hablando que en esta administración también habrá respeto al medio ambiente y, sobre todo, que hay una apuesta por un futuro más amigable con todos los componentes de nuestro entorno ambiental, y hasta ahí porque como veo doy.