¿Lo que se hace y dice ante la pandemia?
Ramón Zurita Sahagún martes 7, Abr 2020De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Mucho se critica al gobierno federal sobre su eventual pasividad ante la pandemia. Que no hay control, que todo se encuentra deshilvanado, que no hay el personal suficiente para atender a los enfermos de coronavirus, que las camas son insuficientes, la carencia de ventiladores, respiradores, de pruebas para detectar el virus, etcétera.
Se acusa que la reacción del equipo que comanda el presidente López Obrador es nula en lo que compete al tema médico y peor ante la debacle económica.
Que él se muestra impávido y ni ve y mucho menos escucha a sus críticos a las grandes cámaras de industriales y empresarios y que el plan dado a conocer durante el informe trimestral de gobierno no responde a los intereses de los quejosos.
Los estados se quejan, establecen que no tienen los recursos suficientes para dar cara a la pandemia, exigen mayores recursos, proyectan planes que, a final de cuentas, son tardíos como los que eventualmente presenta el gobierno federal.
Tres gobernadores fueron infectados con el virus y desde su aislamiento continúan atentos al problema, aunque algunos adoptan medidas dictatoriales, casi ley marcial y ley seca que encorajinan a sus gobernados.
Las propuestas económicas de emergencia presentadas por el Presidente de la República fueron devastadas por empresarios, críticos, opositores, los que buscan respuestas pronta y efectivas que los saquen de la incertidumbre en que se encuentran.
Pero los gobernantes van por el mismo rumbo, quieren que el gobierno federal les resuelva sus problemas. Los gobernadores de Acción Nacional cuentan con un plan de ayuda financiera para que desde el gobierno federal les ayuden a superar la emergencia.
En los estados se encuentran peor que en lo federal, ya que los gobernantes relegaron la prevención y atención médica. El gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, entró en un toma y daca con Hugo López-Gatell, al denunciar que el subsecretario de Salud le frenó la compra de pruebas médicas, pero antes salió a anunciar la compra de miles de ventiladores y respiradores que en la realidad no han llegado.
El mercado de acaparadores creció y la escasez de cubrebocas y gel antibacterial infló los precios y algunos políticos entraron a la vendimia, encareciendo más los productos.
La reacción tardía de los gobiernos federal y estatal está derivando en acciones como la ocurrida en la zona de Lindavista de la Ciudad de México, donde personal médico del gobierno se presentó ante unos distribuidores apoyados por el Ejército para requisar la mercancía de respiradores, cubrebocas, mascarillas y equipo médico.
En las aduanas, la lentitud y burocracia con que se manejan las cosas, deja en claro el interés particular de algunos por manejar este mercado, frenando las importaciones que se mantienen en bodegas, mientras que otros prefieren regresar la mercancía a su origen, ante la corrupción que ahí se presenta.
El gobierno federal procedió con las adjudicaciones, sin licitar, para las compras de pánico de dos mil 500 ventiladores para el IMSS, erogando un pago superior a los dos mil millones de pesos.
López Obrador negó cambios en su gabinete y estableció que se encuentra conforme con su equipo, con el que redobla esfuerzos, descartando los relevos que fueron filtrados en las redes sociales.