Las barbas del vecino
Armando Ríos Ruiz lunes 6, Abr 2020Perfiles de México
Armando Ríos Ruiz
Hace un año, cuando el Presidente de Estados Unidos, Donald Trump inició las embestidas contra el de Venezuela, por incontables motivos, que van desde su forma de empobrecer al otrora país más rico de América Latina, hasta cobrarle las repetidas ofensas y por narcotráfico, muchos apostaron a que sólo se trataba de advertencias políticas, para mantener un liderazgo en la parte sur del continente y como señal para todo el mundo.
Un servidor publicó entonces que una intervención en Venezuela era sólo cuestión de tiempo y que se daría a toda costa. El mandatario de la Unión Americana no bromeaba y había puesto los ojos en Maduro, porque su forma de gobernar, heredada y copiada letra por letra a la de su antecesor, chocaba con las ideas de libertad y democracia que existen por mayoría, en todo el mundo.
Nicolás Maduro intentó coquetear con Estados Unidos, con la ingenua como estúpida idea de que Trump aceptaría sus lisonjas y amainaría sus decisiones bélicas para entablar una relación llena de ternura, de amor y de pleno entendimiento. Resulta increíble que alguien crea que unas cuantas palabras llenas de miel, bastan para amansar a un león.
La respuesta de Estados Unidos fue la de siempre: llena de rencor y de amenazas.
Hace unos días, Trump volvió a la carga. Ofreció 15 millones de dólares de recompensa por la captura de Maduro y habló de la necesidad de imponer un castigo al presidente venezolano y a otros incondicionales.
El Presidente de Venezuela reaccionó a su vez con violencia y aseguró que Trump quería desviar el foco de atención para ocultar su falta de reacción ante la pandemia de coronavirus. Dijo que la operación sólo era una cortina de humo para ocultar el errático e improvisado manejo del mal en su país, donde han muerto muchos contagiados. Manifestó también que estaba listo para enfrentar a Estados Unidos.
Este fin de semana el gobierno del norte finalmente cumplió su advertencia y envió tropas por aire y mar, que sin ninguna duda acabarán por poner fin a la dictadura impuesta por Hugo Chávez y continuada por el antiguo chofer de camiones.
Pero se supone además, que el armamento bélico estará ahora acompañado por tecnología de lo más moderna, como drones de largo alcance y precisión, cohetes crucero y una tecnología de rastreo, reconocimiento y detección de objetivos de las más avanzadas del mundo.
La captura, el fin de Maduro y su mandato de infierno son inminentes. Están por llegar a su fin.
¿Qué hará el bravucón con una Fuerza Armada Bolivariana tan frágil? De acuerdo con un oficial de alto rango, Venezuela no está preparada para dar una respuesta militar al Poderío Expedicionario Militar más poderoso del hemisferio.
Mientras tanto, en México, nuestros políticos olvidan a menudo la expresión de John Foster Dulles, el político norteamericano que figuró como Secretario de Estado del gobierno del presidente Dwight Eisenhower y quien dedicó mucho de su tiempo a la política exterior: “Los estados Unidos no tienen amigos. Tienen intereses”.
Hemos visto a lo largo de un año de la 4T, que si Donald Trump le sonríe al gobierno de México, le creen. Que si dice que el Presidente de México le cae bien, le creen. Y que de paso está ciego y no se da cuenta de las acciones que aquí se emprenden, con actitudes de franca tolerancia a la delincuencia, principalmente al narcotráfico.
No hay conciencia de que hace 20 años, Antonio Noriega, presidente de Panamá, fue apresado y llevado a Estados Unidos, en donde murió en una cárcel, acusado de lo mismo que ahora Maduro.