López Obrador reconstruye AMLOlandia
Adriana Moreno Cordero lunes 6, Abr 2020La Retaguardia
Adriana Moreno Cordero
- Informe trimestral: espejismos y buenos deseos – Vuelve a despreciar a la IP
¿Cómo se puede calificar a un Presidente que como Andrés Manuel López Obrador, en su enésimo informe, haya puesto por delante a su ego así como sus personales intereses? En el patio de honor de Palacio Nacional, solo él y su alma por razones obvias, el mandatario se dedicó, -durante casi una hora-, a reconstruir a AMLOlandia, espejismo que ha sido duramente criticado y que por cierto ha terminado por convertirse en factor principal de desencanto de los que cada vez más y día con día, se arrepienten de haber votado por el tabasqueño y su llamada Cuarta Transformación, que también resultó un espejismo y un fracaso total.
Después de haber hecho un insistente recuento de sus tan llevados y traídos programas sociales y subrayar que no desaparecerán, porque eso, indudablemente le restaría muchos votos; más de los que ya ha perdido por no saber manejar la pandemia del Covid-19, ahí están sus bajos índices de popularidad y sin poder escuchar aplausos y las arengas de grandes concentraciones, López Obrador señaló que el Plan de Reactivación Económica que propuso “no se ajusta al modelo neoliberal”.
Entonces, ¿para qué propuso la víspera de este informe trimestral una tregua por la pandemia del coronavirus y es el primero en no cumplirla?
Bueno, el objetivo era seguir alimentando su ego, aunque fuera en solitario, así que luego de señalar que, “estamos haciendo hasta lo imposible para mantener el compromiso de no aumentar la deuda pública” reiteró que seguirá en marcha lo que podríamos que calificar como sus obsesiones: el aeropuerto de Santa Lucía; la rehabilitación de las seis refinerías y la construcción de la de Dos Bocas en Paraíso Tabasco y, desde luego, hizo énfasis en que a finales de abril se supone que se firmará la construcción del último tramo del tren Maya. Y la pregunta es ¿llegará?, o, ¿acaso por su propia cuenta el tabasqueño decretará que se acabó la pandemia del Covid-19, que ya no está dispuesto que siga obstaculizando sus tan anhelados proyectos?
Ya encarrerado con el recurso más utilizado por él mismo, de culpar al pasado de todo lo malo, el Presidente aseguró que las medidas contra-cíclicas solo profundizan la desigualdad y reiteró que su programa de recuperación, comprende la suma de tres elementos básicos: mayor inversión pública para el desarrollo económico y social, empleo pleno, así como austeridad y honestidad republicana. “Nada nos hará regresar al pasado”.
Siempre haciendo hincapié en que vivimos en México una “crisis transitoria” (habría que recordarle al tabasqueño que absolutamente todas las crisis son transitorias y no permanentes), también optó por irse por lo superfluo, digamos, más promesas de campaña, porque nadie le ha avisado que ya terminó la suya, 18 años después.
“Estoy seguro que muy pronto voy a convocar al pueblo de México a darnos abrazos a las principales Plazas Públicas del país… sin miedos ni temores para seguir siendo nuestro pueblo de México, digno y feliz”. Pues, dado su propio ejemplo, también debería de convocar a ese tan llevado y traído pueblo “bueno y sabio” a darse mordidas en las mejillas.
Sin dejar de regodearse en su ego, el Presidente aseguró que su gobierno “informa a diario y no necesita hacer propaganda”, (¡qué bueno que avisa), porque confía más en la inteligencia y sensatez “de nuestro pueblo”.
Subestimando abiertamente la pandemia del Covid-19 y privilegiando sus programas sociales “y el desarrollo promovido por el gobierno”, anunció que este año llegará a 22 millones de beneficiarios. “De igual forma, se otorgarán 2 millones 100 mil créditos personales para vivienda al sector informal y formal de la economía” y que se crearán en nueve meses “dos millones de nuevos empleos”. ¿Será? Agregó que “en estos hechos y acciones baso mi optimismo, además puedo demostrar que a la mitad de los hogares del país ya está llegando al menos un programa de bienestar y que el 95% de las familias pobres de México están recibiendo por lo menos un apoyo”.
Otra de sus promesas de campaña fue: “El 1 de diciembre podré decir que todos los pobres de México ya cuentan con el amparo del gobierno que represento y de la acción solidaria que es México”.
También fueron objeto de su desdén los empresarios y los banqueros. Cuando anunció que no aumentarán impuestos ni se crearán nuevos y se devolverá el IVA con prontitud “a los contribuyentes como me lo han solicitado los representantes del sector empresarial”, se adjudicó toda acción de recuperación económica, “a partir de aumentar la inversión pública para creación de empleos y otorgar créditos a pequeñas empresas familiares… no los vamos a dejar en el desamparo”.
Como ya se anotó, López Obrador le dio su “raspón” a los empresarios al señalar que “a diferencia de otras épocas, ahora es el gobierno el que se está apretando el cinturón, terminando de desterrar la corrupción; acabando con lujo y ostentaciones para seguir regenerando la vida pública”
Aun con lo anterior, el Ejecutivo se atrevió a afirmar que cuenta con el apoyo del sector privado nacional. ¿Será? “Reconozco lo que hicieron los banqueros de México que decidieron dar una prórroga de seis meses”, a sus clientes. Aquí la pregunta es ¿y por qué no aprende él de ese ejemplo?
No sin un dejo de desprecio, el Presidente agradeció a todos los empresarios “que han acatado las indicaciones de parar sus actividades económicas no esenciales, manteniendo el empleo, los sueldos y las prestaciones a sus trabajadores. Están demostrando muchos empresarios su humanismo, su dimensión social”.
Sin olvidar la reunión que sostuvo el tabasqueño con los empresarios en Palacio Nacional, donde después de casi cinco horas, éstos últimos salieron más que enojados, el Ejecutivo tendría que recordar que no basta una “palmadita” en el hombro, sino apoyos, como se ha hecho en prácticamente todo el mundo. En este orden de ideas, habrá que esperar a la reunión que sostengan de nueva cuenta el ya próximo 15 de abril, donde los empresarios ya no están dispuestos a aguantar más.
Casi al final de su discurso, López Obrador reiteró que pese a las adversidades “no se detendrá la transformación de México; son más nuestras fortalezas… que quienes apuestan al retroceso. Pronto regresará la normalidad, venceremos al coronavirus y México seguirá de pie mostrando al mundo su gloria y su grandeza”. Puros buenos deseos.
Municiones
“Cuando el río suena, es que agua lleva”, dice un refrán y no solo por las redes, se habla de que habrá movimientos en el gabinete de esta llamada Cuarta Transformación. Marcelo Ebrard llegaría a la Segob; Olga Sánchez Cordero se iría a la SRE; Arturo Herrera presentaría su renuncia con fecha 30 de abril a la secretaría de Hacienda y llegaría en su lugar Raquel Buenrostro, quien no tiene en la lealtad su mejor cualidad, al contrario.