Víctimas de la adversidad
¬ Augusto Corro jueves 2, Abr 2020Punto por punto
Augusto Corro
México enfrenta tres problemas graves: la pandemia del coronavirus (Covid-19), la economía detenida y la ola de violencia.
En el primer caso, la gran mayoría de mexicanos respondemos positivamente a las medidas contra la epidemia.
Algunas encuestas muestran que el 75 por ciento de entrevistados optaron por quedarse en casa.
Esta conducta es definitiva para contener el contagio del virus en estos días considerados los más importantes para frenar el avance de la pandemia.
El resto de personas, aunque quisiera, no puede llevar a cabo la cuarentena. Sus necesidades de conseguir algo de dinero para comer, lo obligan a salir a la calle, a arriesgar su salud.
Esos sectores, víctimas de la pobreza, son a los que más debemos apoyar. Son los que viven al día, casi en calidad de pordioseros.
Ojala y las autoridades se planten en la realidad y miren hacia los grupos de gente vulnerable, que ya con anticipación le afectaba una cadena de problemas.
En México, alrededor de 53 millones de personas son pobres, quienes en porcentajes muy elevados se curan sus enfermedades casi milagrosamente; pues no son beneficiarios de la salud pública.
El coronavirus se vino a agregar a su lista de males. ¿Cuál será el destino de quienes tienen que salir de casa a conseguir el dinero para comer él y su familia?
Si usted, amable lector, se encuentra en condiciones de apoyar a una persona vulnerable, no deje de hacerlo.
Como lo recomiendo diario en este espacio, no baje la guardia. Cuídese. No deje de lavarse las manos, cubrirse con el antebrazo cuando tose o estornuda, guardar la sana distancia, no besos, ni abrazos.
Principalmente, la mejor actitud es quedarse en casa para romper la cadena contagiosa del virus.
La convocatoria a enfrentar la pandemia es general. E incluye el cierre de todos los comercios, excepto aquellos relacionados con alimentos, como tiendas de autoservicio y mercados.
La respuesta se cumplió. En las empresas, comercios y establecimientos se dejó de trabajar, pero no todos sus patrones o dueños actuaron con sentido de justicia.
Les dijeron a sus empleados que se fueran a su casa, pero que no les pagarían un mes de salario que podría durar la emergencia sanitaria.
En otros casos, de plano los echaron a la calle, sin indemnización alguna.
Así procedieron cadenas internacionales de expendios de comida y café.
Se trata de empleados afectados que viven el día. Como muchos trabajadores de las gasolineras, donde se prestan servicios y se pagan con las propinas.
Las autoridades laborales tendrán que actuar con rigor en todos esos actos de injusticia, en momentos en que es necesaria la solidaridad de todos los sectores que conforman la sociedad.
Es tiempo aún de que el gobierno tome las medidas necesarias para evitar mayores injusticias a la clase trabajadora. Deben a evitarse, a partir de ya, los abusos de los patrones. ¿Qué le parece amable lector?
El otro asunto, es la ola de violencia que sacude a México. Las acciones criminales llegaron dos décadas antes del Covid-19 y no hay manera de evitarlas.
De acuerdo con las estadísticas oficiales, marzo cerró con 2 mil 585 homicidios dolosos. Es algo así como 83 muertes diarias.
La mayoría de asesinatos se registró en el Estado de México. Sin embargo, es en Guanajuato donde es intensa la acción de los grupos criminales.
En esta entidad, al menos siete personas murieron, incluido un oficial, en un ataque armado a tres negocios de Celaya y Valle Santiago. Se registraron cuatro bloqueos con autos incendiados en carreteras de la región Laja-Bajío.
Cabe señalar que en Guanajuato se desató la espiral de violencia al concentrarse en la entidad los huachicoleros y narcotraficantes, que ampliaron sus actividades criminales a la extorsión.
Se puede decir que en México hay una pandemia y una epidemia, la primera con la invasión del coronavirus y la segunda con la violencia incontenible. Si usted considera, amable lector, puede agregar el problema de la economía estancada a cualquiera de los dos males.