Esos conservadores
Armando Ríos Ruiz miércoles 1, Abr 2020Perfiles de México
Armando Ríos Ruiz
Hace muchos años se dice que el peor enemigo del Presidente, es él mismo. Proclive al pleito, al que responde hasta por una mirada sostenida, por una palabra mal entendida, por una pregunta incómoda o porque su imaginación le afirma que está frente al enemigo, a quien ha dado por inventar, ahora, no hay oportunidad que no aproveche para culpar de todo a los conservadores.
Cada día que transcurre, los psicólogos que lo han descrito, son más apreciados por sus lectores o por sus oidores, por el tino, cuando dicen por qué es egocéntrico, oligofrénico, paranoico, esquizofrénico y otros calificativos, cuyo significado conocen a la perfección. Resulta que al escucharlos, la gente hace una inmediata comparación entre el vocablo y el personaje y se encuentra con una enorme correspondencia.
Un señalamiento que no dejan de dirigirle es el de mentiroso, debido a que diariamente dice una o varias mentiras en sus conferencias matutinas y fuera de ellas. La última consistió en decir a los medios que había decidido bajar el precio de las gasolinas, debido a la pandemia que azota al mundo y a México, en la que por cierto no cree. Luego entonces hay una contradicción.
Esto ha valido para que, a poco más de un año en la Presidencia, sus bonos hayan caído estrepitosamente, debido a las pifias constantes. Repite sin cesar que los conservadores son culpables de todo lo que ocurre a su alrededor.
Si un periodista le hace una pregunta que no es de su agrado, lo acusa de provocador y después, si se hace necesario, explica que es enviado de sus enemigos, los conservadores o de algún medio que sirve a éstos, que son todos los que gozan de fama de serios, o los tradicionales que siempre se han distinguido por alojar plumas de primera línea.
Poco a poco, otros calificativos han ido desapareciendo de su vocabulario, bastante pobre, para dejar persistir el conservadurismo, sólo existente en su mente. Ya no se le escucha decir fifí, camaján, “pirrurri”, Inclusive, ahora cita menos el calificativo neoliberal. Últimamente, todos los fantasmas que acuden a su mente son conservadores.
Ha respondido a las críticas sobre su saludo a la madre de “El Chapo” Guzmán, con la aceptación de que efectivamente lo hizo. Para variar, dijo que sus adversarios, los conservadores hicieron un escándalo. Para disculparse, asegura que le dijeron que ahí estaba y que lo quería saludar. Aunque en las fotografías difundidas en las redes sociales, se aprecia más bien que atendió a una invitación a comer al aire libre.
Se aprecia que acudió a un evento previamente organizado, ante el anuncio de que visitaría Badiraguato, la tierra en donde nació “El Chapo”. Seguramente dijo que con todo gusto acudiría a la comida, tal vez organizada en su honor, aprovechando la visita.
Pero los malditos conservadores se encargaron de desvirtuar su presencia, que hasta el momento nadie ha entendido a ciencia cierta. ¿Por qué visitar a la familia del capo encarcelado en Estados Unidos, uno de los más peligrosos del mundo entero y después del desastroso papel hecho por la Guardia Nacional en Culiacán, en donde soltaron a dos hijos cuando ya estaban detenidos?
Cuando se conoció la sentencia impuesta a Joaquín Loera, por la Corte de Estados Unidos, nuestro Presidente se conmovió y así lo hizo saber. En México se ha mostrado implacable con el juicio a Rosario Robles y satisfecho con la captura de Emilio Lozoya.
Se negó a recibir a los LeBarón y a Javier Sicilia, personas de bien. Ambos con hijos y otros familiares asesinados de manera brutal por grupos de delincuentes altamente peligrosos. En esa ocasión dijo que le daba flojera. ¡Qué diferencia de trato!