El descargo en las redes sociales
Ramón Zurita Sahagún miércoles 1, Abr 2020De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Si hay algo en lo que todos estamos de acuerdo es en la utilidad de las benditas redes sociales, ya que por medio de ellas nos mantenemos comunicados todos y en contacto con el exterior, aquellos que seguimos las instrucciones del aislamiento durante la pandemia.
Las redes sociales son ahora más socorridas que siempre, aunque en muchos de los casos solamente sirvan para dar salida al odio, al rencor a la revancha y al encono acumulado por unos y otros.
Se han convertido en la válvula de escape para una serie de personajes que buscan su proyección a la fama, mediante videos de escarnio, burla, ironía y, en algunos casos, sacar sus frustraciones en contra de personajes diversos de la vida pública.
Se suscitan duelos entre aquellos que apoyan las acciones gubernamentales y los que no están de acuerdo con ellas y convocan a una rebelión en línea, para desconocer lo concerniente a las medidas emergentes o exigir otras adicionales.
El anonimato es un recurso validado en las redes sociales, en el que algunos se escudan, aunque lo común es que la mayoría de los críticos o defensores de las acciones gubernamentales den la cara.
También las redes sirven de distracción a otros por la serie de memes de todo tipo, los más de ellos humorísticos que alivian el encierro de muchos y ayudan a aliviar los momentos de reclusión que algunos consideran casi intolerables.
Han transcurridos solamente unos días y se anuncia que la contingencia durará cuando menos un mes más, tiempo que servirá para reflexionar de todos los temas, políticos, económicos, sociales, culturales, familiares y hasta deportivos.
El asilamiento es un fenómeno nuevo en los tiempos actuales y funcionará como termómetro para medir las relaciones humanas entre familias, parejas, amigos y constatar cómo han cambiado las cosas desde el ingreso de los medios de comunicación masivos, incluidas las redes sociales.
Será un catalizador para observar el comportamiento de cada uno y las variaciones que se van dando con el transcurrir de los días o semanas, según el rumbo que vaya siguiendo el virus y el contagio en México.
Hasta ahora las benditas redes sociales han servido para mostrar el grado de desunión existente en México, donde los grupos en pugna se casan cada uno con sus ideas e ideales, sin ceder un ápice de terreno.
Y es que antes de la pandemia se vivían tiempos inéditos en México, para bien o para mal, pero lo cierto es que después de la pandemia ya nada será igual y se verán cosas insólitas provocadas por el hastío.
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Nadie se explica qué sucede con el gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García Jiménez, quien parece vivir en otra dimensión, alejado de toda la situación en que se encuentra la entidad que debiera gobernar.
Cuitláhuac se muestra ido, sin idea de donde se encuentra, como ocurrió con el olvido de los papeles que contienen las acciones para la activación económica ante la pandemia, pero el gobernador también se hace merecedor de todo tipo de sanciones por no acatar los ordenamientos del gobierno federal y mantener trabajando a los empleados de gobierno, sin importar que no formen parte del sector salud.
Se ve que el mandatario veracruzano no tiene consciencia social.