Una disculpa ¿no?
Armando Ríos Ruiz lunes 30, Mar 2020Perfiles de México
Armando Ríos Ruiz
Mínimo, la sociedad mexicana merece una disculpa de su Presidente, quien, desde que se anunció la aparición de un virus altamente peligroso que se incubó en una población de China y salió de ahí para contaminar y arrebatar la vida, hasta hoy, a miles de personas, con la amenaza incuestionable de continuar su camino de muerte, no ha hecho más que desdeñarlo y exhortar a sus gobernados a continuar su vida de manera normal.
Lo anterior, aún cuando diversas instituciones internacionales, como la Organización Mundial de la Salud, no han descansado, en su afán de emitir las mejores advertencias para eludir los efectos del germen. En prevenir a la gente sobre la mejor manera de blindarse. Entre otros consejos, ha recomendado no salir de casa, lavarse repetidamente las manos, usar gel antibacterial, no saludar de mano y menos de beso, así como otros ejercicios.
Ante esa situación, el Presidente mexicano hizo repetidas burlas y en una ocasión, antes de iniciar su conferencia matutina, fue el único que se negó a aplicarse el gel. Insistió durante muchos días, en que la gente debería salir a las calles, olvidara la cuarentena recomendada; en que todo mundo se saludara de mano, con besos y abrazos y en otras prácticas contrarias a las recomendaciones más esenciales.
Dijo, inclusive, que los mexicanos somos demasiado fuertes, más que las razas europeas, herederos de una cultura milenaria, razón demás para que ningún coronavirus nos haga mella. Aseguró en Oaxaca que su gobierno construiría los hospitales necesarios y que contaba con los elementos suficientes para sortear cualquier emergencia.
Se presentaba en actos multitudinarios con la mano extendida para saludar a los reunidos y con los labios prestos para besar a los niños. En suma, ponía el ejemplo de lo que según su criterio, debe hacerse en momentos en que, a causa de la pandemia, mucha gente prefería desoírlo y resguardarse en sus domicilios, actitud que otros aplaudieron por considerar que estaban en lo correcto.
Aplaudieron también por no hacer caso a consejos absurdos de un mandatario que no actúa como tal y que lejos de procurar el cuidado de sus gobernados, pretende alentarlos a desdeñar, como él, las actitudes aconsejadas por los que sí saben del peligroso asunto.
Pero repentina y milagrosamente un rayo de luz iluminó la mente del Ejecutivo. El viernes en la noche sorprendió a montescos y capuletos, con la petición de permanecer en sus domicilios para evitar contagios a causa del mal que corre por todo el mundo. A seguir las recomendaciones de las autoridades sanitarias.
De pronto comenzó a escuchar a los científicos, a los técnicos, a los médicos, de acuerdo con sus propias palabras. Inclusive comenzó a recomendar lo que la gente ya sabe de memoria de tanto que se ha repetido: que permanezca en sus hogares y mantenga la sana distancia, lavarse las manos y sostener una relación cuidadosa paras evitar contagios.
Da la impresión de que alguien a quien debe hacer caso sin chistar, alguien sumamente poderoso, dio un manotazo y le dijo: “¡ya está bien! ¡O acatas las recomendaciones o tomaremos otras medidas en contra tuya!”. Al menos eso intuyen muchas mentes perspicuas, al advertir el cambio de proceder tan brusco. Ayer decía una cosa y hoy comenzó a opinar colgado en el lado opuesto del diámetro.
Julio Frenk, ex secretario de Salud y quien calificó el Insabi como un retroceso de 40 años, manifestó que en México, la vigilancia epidemiológica y los hospitales de alta especialidad, sobre todo los institutos nacionales y algunas clínicas universitarias, han sido una gran fortaleza. Pero la pandemia ocurre cuando ese sistema está muy debilitado, porque el gobierno se dedicó a devaluar el trabajo de los servidores públicos, lo que ocasionó la salida de gente muy capacitada.
“El gobierno actual ha degradado este servicio con recortes presupuestales y reducciones de sueldos de quienes trabajan allí, pero, sobre todo, al generar un discurso muy contrario al servicio público. Sostuvo el científico”.