Las pasiones del coronavirus
Ramón Zurita Sahagún viernes 27, Mar 2020De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
La pandemia provocada por el coronavirus (Covid-19) ha generado en México el juego de las pasiones, donde personajes de los diversos ámbitos muestran su naturaleza, vil, los más de ellos, mientras otros, los menos, intentan contribuir a disminuir la emergencia y contribuir a encontrar salidas razonables al problema.
El momento se presentó adecuado para que gobernantes, empresarios, deportistas y muchos más actuaran de manera conjunta, unidos y no responder en forma deliberada e individual, pretendiendo hacer suyo el refrán que establece en río revuelto, ganancia de pescadores.
Sin embargo, la naturaleza humana se revela nuevamente en tipos como el empresario, Ricardo Salinas, quien haciendo caso omiso de los llamados a guardar distancia entre las personas (Susana Distancia), convocó a su personal para instarlos a seguir trabajando, ya que la vida no puede detenerse y anunció que sus empresas seguirán dando servicio. La mayoría de los casos provocados por el virus no son mortales y el 90 por ciento de las personas infectadas superarán la enfermedad. El miedo es muy mal consejero dice el empresario.
El virus no es igual a muerte, afirma en forma simplista el empresario, quien dice que es más mortal el aislamiento y la crisis económica.
Pero Salinas Pliego no habló de los beneficios que pudieran otorgar su banco o empresas de abonos chiquitos y si los deudores tendrían algún periodo de gracia, como si lo determinaron otros bancos.
ALSEA, operadora de varias empresas, principalmente del sector alimentos, anunció que para preservar los más de 40 mil empleos que proporciona, decidió otorgar licencia, sin goce de sueldo por un mes a los empleados que lo requieran.
La ecuación simplista de Salinas Pliego es seguida por muchos opinadores que establecen que son más las muertes que causan los feminicidios y la violencia en general en México que el virus descubierto en China.
El gobernador de Puebla, Luis Miguel Barbosa, se llevó las palmas con su declaración que el coronavirus afecta más a los pobres que a los ricos y él como es pobre no se vería afectado. Descarado e insensible es lo menos que se le dice a una persona sumamente vulnerable por las enfermedades que padece y pertenecer ya a la tercera edad, que además tiene una cuantiosa fortuna.
Felipe Calderón intenta jalar agua a su molino y como opositor al gobierno critica lo que de él emane, incluido Barbosa, quien le respondió que el virus pega por igual, incluidos los borrachos.
Carmen Salinas, conocida por su papel de “La corcholata”, ex diputada del PRI, remitió a un castigo divino en contra de la población china por comerse a los perritos la existencia del coronavirus, lo que provocó una protesta diplomática de ese país.
Un futbolista Jesús Córdoba fue reconvenido por su directiva por publicar en sus redes sociales que se siente más encerrado que El Chapo.
Pero si un empresario como Ricardo Salinas Pliego sale a enfrentar las recomendaciones generales, sin aportar más que palabras, otros empresarios hacen lo contrario, como son los casos de Carlos Slim y Germán Larrea.
Slim destinará una generosa cantidad de dinero y Larrea cedió un hospital en Oaxaca, para la atención de enfermos.
Como se advierte, cada quien jala las mulas para el rumbo más conveniente.
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Molestia entre los trabajadores del IMSS, ya que los administrativos siguen laborando, con el pretexto de que pertenecen al sector médico, aunque no hagan labores sanitarias ni médicas.