Capacidad para enfermos
Armando Ríos Ruiz lunes 23, Mar 2020Perfiles de México
Armando Ríos Ruiz
En México, el gobierno carece de capacidad para atender enfermos de manera normal, es decir, cuando se trata de situaciones cotidianas que se presentan en los diversos hospitales con personas que acuden porque acusan un malestar. Si se trata de una, hay grandes posibilidades de recibir atención. Si el número es mayor, ya no es lo mismo. Si se multiplica, es imposible.
En lo que va del presente sexenio hemos sido testigos del crecimiento del problema a niveles escandalosos. Padres de niños enfermos de cáncer han salido a protestar porque mueren por falta de atención y principalmente, por falta de medicamentos. Lo único que han encontrado de parte de las autoridades, es sordera. Un rechazo a su dolor.
En muchos nosocomios, los pacientes mueren por no ser atendidos a tiempo o por el suministro de medicinas adulteradas, caducas, inservibles que, a pesar de ello, continúan administrándose, con la letanía incansable de: “estamos investigando. Nadie se quedará sin castigo”, como una burla para los deudos, que reclaman sin hacer eco.
El Presidente ha sido para los enfermos, portavoz de la promesa que no se cumple. Acaba de decir en Oaxaca que, de ser necesario, el gobierno construirá hospitales para atender la amenaza del coronavirus —que podría extenderse hacia los cuatro puntos cardinales del país en cualquier momento—, cuando muchos mexicanos saben que sería imposible, porque si algo hace falta, es numerario.
“Tenemos recursos y el dinero que se necesite. Y hay organización y mando”, sostuvo.
El recién fundado Insabi reconoció que no cuenta con equipo médico ni con otros artículos tan necesarios como las medicinas, como ventiladores, por ejemplo, para atender a quienes pudieran acudir en busca de atención médica, afectados por el nuevo jinete apocalíptico.
Su director habló de la urgencia de contar con 145 millones de pesos para la adquisición de todo lo que haga falta, ante el problema que pudiera presentarse por esa causa. Mientras tanto y a diferencia de otros países, sólo nos queda el recurso de rezar. Por lo menos, los mexicanos tenemos la esperanza de morir en comunión con Dios.
Algunos opinan que el hecho de minimizar el problema o de pedir “no exagerar con el coronavirus”, es para infundir a los mexicanos la idea de que no es tan grave y para que no dejen de trabajar, pues si de algo carece el país, es de una economía bonanzosa y estable. Además, no es posible distraer un centavo de lo que corresponde a los “ninis”, a los viejitos y a otros en algo tan trivial, como ese mal que salió de China.
Es más importante asegurar el futuro político, para conservar el Congreso en 2021 y para repetir en la Presidencia en 2024, una vez que pasen ciertas tempestades, vengan nuevas generaciones de votantes cuyo sufragio será el más caro de la historia de México y la Constitución se reforme.
El Presidente dijo que no hay que exagerar con la pandemia, porque afecta la economía. Esta comenzó a afectarse apenas inició su ejercicio gubernamental y hoy se encuentra en la lona, con el “súper peso” devaluado a más 25 por un dólar y con pronósticos desalentadores de todas las empresas observadoras de su comportamiento y del comportamiento del Ejecutivo.
El PRD mencionó que la crisis económica existe desde el año pasado, por las pésimas decisiones del Presidente. Sostuvo que “El gobierno no debe excusarse con la crisis económica mundial por el tema del coronavirus y la caída en los precios del petróleo”.
Descanso para “conservadores” y “neoliberales”: no puede culparlos de inventar el virus oriental para desestabilizarlo.