¿Qué destapó el coronavirus?
Ramón Zurita Sahagún martes 17, Mar 2020De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Sin duda de ninguna clase, el coronavirus ha sido un gran detonante para mostrar el empaque de los mexicanos, en todas sus expresiones, las más de ellas tendientes a dejar en claro lo dividida que está la sociedad.
Esa misma sociedad que en desastres muestra su solidaridad ayuda y respaldo a sus congéneres saca sus pasiones en esta contingencia, buscando responsables de un desastre que, hasta el momento, no ha sucedido.
Hay quienes señalan que desde el propio gobierno se aviva el fuego que entusiasma a los camorristas y que mantiene bajo presión al pueblo de México, aunque también se reconoce que desde los medios se echa más leña al fuego, para evitar que se apague el incendio.
Como diría el insigne Héctor Suárez “¿qué nos pasa?” Ya que ante cualquier brote saltamos para mostrar lo negativo de todo tipo de acciones, tratando de poner al descubierto enjuagues existentes en algunos casos, pero simples elucubraciones en otros.
El pasado domingo se dio una muestra del encono existente, cuando falsamente los principales portales de noticias y los columnistas más prestigiados del país se disputaban el honor de la primicia del primer muerto a causa del coronavirus.
Se equivocaron en todos los aspectos, desde los apellidos del presunto fallecido, hasta darlo por muerto, por lo que la propia familia del mencionado tuvo que salir al paso para desmentir el deceso.
Y es que quienes censuran las formas del gobierno, esperan que afloren los muertos en cascada para tener justificaciones sobre sus críticas.
Quieren que se apliquen las mismas medidas que imperan en Europa, donde, sin embargo, los muertos suman cientos y amenazan con llegar a miles.
Se pretende el cierre de las fronteras, como sucede en Europa y en algunas naciones de América y la suspensión de actividades, como ya ocurrió con los deportes y espectáculos masivos y las escuelas.
Aquí valdría la pena preguntarse qué pasaría si en México se toman disposiciones como en Italia y España, países en los que imponen multas a quienes transiten en la calle o los obligan a regresar a sus moradas, sin motivo alguno, como simples transeúntes, en una especie de ley marcial.
Y es que en México siempre hemos sido indisciplinados, poco afectos a las reglas hasta y desaseados, motivo por el que el agua y el jabón en baños públicos no es importante, como dan cuenta los propios hospitales privados y de gobierno, en que estos productos escasean o los de las oficinas públicas y escuelas, sin importar si son públicas o privadas.
Los supermercados y algunos cines y gasolinerías tienen unos baños de asco, sucios, sin papel y mucho menos jabón y en ocasiones hasta sin agua.
Entonces cómo se pueden establecer medidas de higiene o llamar a la población a que asuma la limpieza constante de manos, si estos productos no se encuentran más que en hogar o en limitados espacios públicos.
La situación del virus es una extraordinaria enseñanza, para obligar a que estas medidas sean establecidas como norma y no sean simple resultado de una contingencia.
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Hay quienes apuestan doble contra sencillo a que el coronavirus terminará con la 4T y que la historia concluirá mal, con la debacle del Presidente López Obrador y hasta, dicen, estar dispuestos a lo que sea necesario para conseguirlo.