¿Todos coludos?
Armando Ríos Ruiz lunes 16, Mar 2020Perfiles de México
Armando Ríos Ruiz
Una de las escasas acciones de este gobierno, que seguramente será aplaudida por la gran mayoría de los mexicanos, será llevar a efecto la embestida contra quienes tuvieron que ver con la fabricación de la llamada “Verdad Histórica”. Otra que será criticada, será que la investigación vuelva a quedar a medias y sólo se castigue a los segundones, como siempre.
Ayer se dio a conocer que se encontraron nuevas pruebas de que el Ejército, conjuntamente con narcotraficantes guerrerenses, actuaron para consumar la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa y que la Fiscalía General de la República libró una orden de captura en contra de Tomás Zerón de Lucio, entonces director de la Agencia de Investigación Criminal que “construyó la tesis que supuestamente pondría punto final a la indagatoria.
Indiscutiblemente, Zerón de Lucio es uno de los personajes clave en los hechos del 26 y 27 de septiembre de 2014, en Iguala, comprometido hasta los huesos con el entonces Procurador General de la República, Jesús Murillo Káram y con el presidente Enrique Peña Nieto. Éste último se apresuró a nombrarlo secretario técnico del Consejo de Seguridad, a pesar de los múltiples señalamientos de cometer irregularidades en la investigación.
Fue notorio que el mandatario trató de blindarlo, por la ayuda aportada en el ocultamiento de evidencias y en la alteración del supuesto escenario del crimen, en donde, se dijo en aquellos días, sembró pruebas que ayudaron a entorpecer las investigaciones o a ponerles fin, luego de que los investigadores no encontraron muestras contundentes de incineración masiva de seres humanos.
En la noticia dada a conocer ayer, también se aseveró que Zerón de Lucio fue quien armó la hipótesis de que los 43 estudiantes de Ayotzinapa desaparecidos, fueron incinerados en el basurero de Cocula y quien construyó la Verdad Histórica. Quienes conocemos a nuestros políticos podríamos aseverar que el Presidente ordenó a su procurador acelerar el final del caso y que fue el último quien reunió los elementos que tenía para armarla.
El policía sólo fue el instrumento. Hubo testigos que afirmaron haberlo visto en el basurero de Cocula, a donde acudió a sembrar pruebas. ¿Acudió por su voluntad o fue enviado? Reciente el crimen, cuando se supo de la desaparición de los estudiantes, en Iguala, ninguna autoridad, curiosamente, actuó de inmediato.
El gobierno de Guerrero, a cargo de Ángel Aguirre, dijo que no había actuado porque creía que el gobierno federal ya intervenía y el gobierno federal, a cargo de Enrique Peña Nieto, dijo lo mismo, pero muchos días después. Una forma demasiado absurda de lavarse las manos.
También cabe preguntarse, a la distancia de seis años: ¿por qué ambos gobiernos actuaron como si intentaran ocultar la verdad y después, el federal anunció la patraña que nadie creyó desde el principio, conocida como la Verdad Histórica? ¿A quién protegieron?
Felipe de la Cruz, representante de las familias de los 43 normalistas, observa lo que muchos: que el ex Presidente Peña ejerció una protección velada a los criminales y que Miguel Ángel Osorio Chong y todo el gabinete de seguridad, también están implicados.
Luego entonces, si se pretende combatir la corrupción hasta sus últimas consecuencias, como se repite todos los días, las órdenes de aprehensión deben llegar a los principales señalados. Corrupción no sólo significa robar dinero y si así fuera, también sobra tela de dónde cortar. Este hecho, como centenas, significaría una prueba abierta, de que efectivamente, no existe compromiso entre el actual Presidente y el anterior.
Los familiares de los desaparecidos también demandan que los miembros del 27 Batallón de Infantería que incurrieron en falsedad en sus declaraciones, sean profundamente investigados y castigados. Pero la autoridad debería extenderse asimismo, hasta conocer quién es el “Patrón”.