Día de la Mujer
Armando Ríos Ruiz lunes 9, Mar 2020Perfiles de México
Armando Ríos Ruiz
Los poetas que vertieron los más hermosos halagos a los innumerables atributos de la mujer y encontraron en ellos motivos suficientes para despertar los sentimientos más fecundos de su inspiración, han pasado a la historia, pero han sido suplidos en esa práctica por los compositores de canciones, que no dejan de encontrar el numen más exquisito para dedicarles sus creaciones.
Pero también la poesía que se inserta en la música registra una tendencia a cambiar y a dar un trato diferente a la mujer, cada día más alejado del reconocimiento a sus virtudes. Cada día más lejano de la admiración a su belleza y a otras bondades que no dejarán de ser cualidades exclusivas suyas.
El trato que le dan los hombres en general y a nivel mundial, es diferente en cada región, acorde al nivel de civilización alcanzado en cada latitud y aunque se conoce que en países avanzados también existen discordias y abusos en contra del sexo femenino, en los más atrasados, es notoria la imposición de la fuerza en su contra y el avance de su eliminación con métodos asombrosamente salvajes.
Hace ya muchos años, Ciudad Juárez comenzó a presentar grandes y cotidianos problemas de feminicidios, que se atendieron por las autoridades locales sin ningún progreso, pues lejos de encontrarles solución, el problema se hizo cotidiano y común y por lo tanto, las investigaciones serias cesaron. Los crímenes aumentaron y se hizo tanto ruido, que los medios concentraron parte de sus publicaciones del asunto a esa entidad.
El gobierno del estado norteño inició una campaña, mediante la cual solicitó que los medios no hablaran sólo de la situación en ese lugar, pues lo afectaba de diversas maneras. Entonces, la noticia volteó los ojos hacia el estado de México, en donde los asesinatos de ese género lo habían superado en número.
El problema dio muestras de un crecimiento explosivo hasta llegar a nuestros días en que el actual gobierno, lejos de buscar soluciones, parece alentar a los criminales a actuar a placer, porque se sienten apapachados y libres de hacer prácticamente lo que quieran.
Desde la misma cumbre del poder se arenga a los mexicanos para que reconozcan que los criminales también son seres humanos que necesitan ser comprendidos, aunque cuando actúan, no den señales de humanidad. Más bien de un salvajismo sin comparación, que supera el actuar de las fieras más sanguinarias.
Recientemente, en una conferencia mañanera, la reportera Isabel González, de Grupo Imagen, se quejó ante el Presidente de haber sido víctima de violencia en su contra, pues el dizque periodista Paul Velázquez, le deseó que la balearan “Me pongo en sus manos y en manos de las autoridades”, dijo
Seguramente esperaba otra respuesta. La que escuchó, también seguramente la decepcionó. El Mandatario le dijo: “por qué no perdonarlo, porque si no, vamos a seguir promoviendo ese tipo de cosas …” Obviamente, la actitud, el consejo, fueron criticados, sencillamente porque incitan a la violencia.
¿Quién es el promotor de crímenes de odio? Dicha contestación dejó plenamente complacido al del ojo parchado. Su sonrisa sarcástica y burlona lo denunció perfectamente. Luego entonces, ¿quién puede exponer una queja en contra de los que acuden a las conferencias, que ni siquiera son periodistas, pero que cumplen con la función de injuriar a los que interrogan, porque resultan incómodos?
Isabel le recordó al Presidente que el sujeto es el mismo que “llamó a todas las compañeras ‘prostitutas de la información’, hace ya varios meses”. Eso no valió para que le quitaran la cobija. Seguramente cumple una función muy importante: la de coadyuvar a desvirtuar a los representantes de los diferentes medios. Por eso es imposible quitarle la acreditación.
Ojalá que las mujeres organizadas, tanto aquí como en todo el mundo, alcancen soluciones firmes y para siempre, al terrible problema que ahora sufren. Ojalá se frene de inmediato y engendren conciencia en toda la sociedad y en las autoridades, que hasta hoy, las han soslayado.