Empresarios “Chillones”
Freddy Sánchez jueves 13, Feb 2020Precios y desprecios
Freddy Sánchez
Quizás podría parecer lo mismo, pero no es lo mismo. Porque Andrés Manuel pidió dinero a los empresarios y no los extorsionó.
Eso hace la delincuencia organizada, que cuando no intimida a los hombres de negocios para extorsionarlos, a cambio de dejarlos trabajar en paz, destruye sus bienes patrimoniales, los secuestra o lo mata.
El presidente no hizo tal cosa. Invitó a los empresarios a comprar billetes de la llamada, (algunos preferirán catalogarla como mal llamada), rifa del avión presidencial y los que decidieron participar actuaron espontáneamente sin presión alguna, puesto que jamás se les intimidó.
En todo caso, (podría pensarse) que hubo algunos que optaron por colaborar por aquello de sus posibles culpas del pasado y temerosos de ser los próximos “ajusticiados por la guillotina” contra la corrupción.
Como sucedió al recuperarse dos y medio millones de pesos, recién entregados a Andrés Manuel, por parte del fiscal Gertz Manero.
Pero, que quede claro, a ningún empresario con respecto al sorteo a realizar por parte de la Lotería Nacional, invocando el avión presidencial, se le aplicó la conocida técnica oriental de “copelas o cuello”.
Los que cooperaron, optaron por hacerlo, en forma voluntaria.
Y eso que hicieron les concederá, naturalmente, un gesto de respeto y admiración por parte de muchos ciudadanos, además de un buen posicionamiento en la voluntad presidencial.
No se trata por supuesto, (lo cual hay que rogar al cielo), que con esa cooperación empresarial se diluya la firmeza requerida en las autoridades competentes para seguir actuando inexorablemente contra hombres de negocios “de cola larga” que hayan incurrido en negocios abusivos contra el interés nacional, siendo parte de esa corrupción que como se sabe con la enérgica acción legal en un solo caso, permitió al gobierno recuperar dos mil quinientos millones de pesos.
¿Cuánto más entonces se podría decomisar a empresarios y sus socios y encubridores del gobierno de continuar hasta sus últimas consecuencias la “guerra” contra la corrupción emprendida por el gobierno?.
Una cuestión en la que valdría la pena que los grandes empresarios reflexionaron con el ánimo de cambiar radicalmente la tónica en el modo de hacer negocios como supuestamente se lo han propuesto para mejorar su imagen social asumiendo una nueva conducta.
Y es que lo que podría considerarse como un nuevo decálogo de directrices a seguir por el empresariado, en un afán de ser mejores empresarios, con una visión social y no solo lucrativa, debe llevarlos a replantear sus tratos en el ámbito de los negocios con intervención de autoridades institucionales.
Porque, (sólo como ejemplo) en el caso del aeropuerto de Texcoco, cuya cancelación tantos siguen lamentando, a los hombres de negocios parece haberles faltado una reacción en la que se demostrara su buena voluntad de presentar una propuesta de gran atractivo social en que se desechara duda alguna sobre presuntos abusos en su favor, quedando a la vista de la sociedad un plan con ganancias razonables, mínimos o nulos gastos oficiales y altos rendimientos en favor de la población civil.
Algo como lo que aparentemente se logró con la renegociación de los contratos de la Comisión Federal de Electricidad.
Y es que siendo francos, no se puede poner en un altar a los empresarios nacionales por su buen desempeño como proveedores de bienes y servicios de la más alta calidad y los precios más baratos posibles para el público, aparte de que tampoco en su desarrollo económico tienen una calificación aprobatoria como preservadores del medio ambiente, la economía familiar el confort y la salud del pueblo.
Por ello, es menester que el empresariado más allá de cooperar con el sorteo del avión presidencial, mejore su vocación de servicio social y deje de lado la actitud habitual asumida regularmente comportándose cínicamente como voraces y desconsiderados empresarios “chillones”.