El paradigma de los recursos infinitos
¬ Edgar Gómez Flores martes 28, Ene 2020Con mi mano izquierda…
Edgar Gómez Flores
La planeación del país parte de un supuesto básico económico; los hombres y por ende las sociedades tienen necesidades infinitas y recursos limitados. Por esto, es necesario planificar las acciones de gobierno. Esto se empieza con un orden de prioridades y con las fuentes de recurso que las financiarán. Creo que esto, la planificación, es uno de los talones de Aquiles del Gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador.
En estas últimas semanas, con la desaparición del Seguro Popular y el nacimiento del “proyecto” denominado Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi), el primer mandatario, en su conferencia matutina comentó que este nuevo sistema de salud asegurará la gratuidad y no permitirá la participación de la iniciativa privada en la prestación de los servicios del sector. A esto se unen las declaraciones y no solo de la última semana sino de todo el tiempo que lleva en el cargo como Secretaria de Energía, Rocío Nahle, quien también ve con ojos de sospecha a los empresarios que pretenden invertir en el sector energético, tanto el relacionado con la industria del petróleo como el del sector eléctrico. ¿Es esto un discurso político únicamente o es una convicción? Sea una u otra la respuesta, la realidad es una. El Gobierno Mexicano únicamente tiene un presupuesto federal que, para el ejercicio 2020, asciende a 6 trillones de pesos
Entonces, el gobierno de la 4T debería, en el Congreso y en cada rincón de la administración pública federal, evaluar todas las necesidades con las que cuenta el país y presentar un verdadero programa de trabajo, un Plan Nacional de Desarrollo que vigile las metas del largo plazo y no únicamente dé paliativos para salir al paso de cada ocurrencia.
Seguir prometiendo recursos infinitos para necesidades infinitas es una aspiración que este gobierno tiene; pero que dista mucho de ser realidad. A menos que quiera incrementar los recursos presupuestales con un incremento de impuestos o con un incremento en el déficit público. En este punto veo a la coalición que llevó a Andrés Manuel a la presidencia dividida. Las personas cercanas a los programas sociales quieren quitar límites al gasto social a través del endeudamiento público, mientras un antiguo presidente del Partido Acción Nacional, hoy Senador del partido Morena, Germán Martínez, cree que la única salida viable es el incremento de impuestos. Ahí viene la discusión y el camino que debemos seguir como país.
La cobija sigue siendo la misma y en un escenario de crecimiento “cero”; pero con una tasa de crecimiento poblacional del 1.5%, reduce su cobertura año con año. Por lo que debemos disciplinar a esta cuarta transformación a que nos hable de frente y ocupe todos los recursos nacionales (iniciativa privada y Gobierno) para poder afrontar los problemas de México. No es cierto que una refinería se puede hacer en cuatro años con las capacidades únicamente de PEMEX, tampoco es posible que el gobierno cuente con todas las capacidades médicas para atender las diálisis, las quimioterapias, a los pacientes con VIH, a los niños con cáncer, etc. El Gobierno Mexicano es un administrador de los bienes y servicios que producimos en nuestro territorio. Si lo que generó este pensamiento de un gobierno súper poderoso fue la corrupción, exijamos que se generen los procedimientos administrativos que la erradiquen. Pero no podemos quitar un dolor de cabeza decapitando al paciente.
El ingreso público, la eliminación de la corrupción, la inversión privada y la atención de necesidades de la población es una función económica que requiere talento para su equilibrio. La ficción de un ingreso infinito gubernamental nos llevará únicamente a satisfacer el ego de quien lo promueve.