Mexicanos racistas
¬ Sócrates A. Campos Lemus lunes 27, Ene 2020¡Que conste,.. son reflexiones!
Sócrates A. Campos Lemus
Aumenta el racismo en México y sin duda las costumbres, los valores, la seguridad, la fraternidad, la solidaridad y otras muchas cuestiones se suman a que por el terror de tratar al diferente, las cosas, incluso se salgan de control. Ahora lo hemos visto en muchas calles cuando algunos hondureños, salvadoreños o de otras partes nos solicitan apoyo para su viaje y muchos les niegan esa mano amiga e incluso les llegan a decir que se larguen a sus países, como si en el nuestro no tuviéramos también tales migraciones por el hambre, la marginación y la miseria, buscando nuevas formas de sostener a las familias y mejorar su nivel de vida cuando emigramos a los Estados Unidos o a Canadá y recibimos esos tratos discriminatorios. No hagas a otros lo que no quieres que te hagan a ti…
Hace algunos años, muchos años, escuchaba una conversación de unas señoras cuando una preguntaba cómo estaba su nietecita recién nacida y la respuesta me dejó impactado. La señora le dijo: “Hay pues fíjate que como ya vez que mi hija se casó con ese negrito, moreno, pues la niña salió medio feita, pero la salva que es güerita y pues por lo menos la vemos menos feita” ya la invitaría a la primera comunión… y con suerte no se casaría, dijo, con otro como el padre…
En Oaxaca y en el estado de Hidalgo muchos de los mestizos tratan muy mal a los indígenas que llegan a las ciudades, olvidando, muchos de esos mal tratantes que ellos o sus familias vienen de esas raíces y que por alguna razón llegaron a las ciudades y no los hace mejores, por ello, cuando escucho algún taxista que le grita a algún indígena con desprecio y rabia: “Apúrate pendejo YOPE”, pues la indignación me ha obligado a intervenir en su favor y discutir con esos racistas que son tan indios como a los que insultan, pero así está la realidad en nuestro país y ahora nos alarmamos cuando vemos que los estudios de varios organismos nacionales e internacionales indican que las posturas racistas de los mexicanos aumentan cada día.
Hace algunos años, viajando con unos amigos y por el norte de México decidimos pasar del “otro lado”, y en la frontera de Reynosa con McAllen llegamos al puesto de Migración y en el mismo estaba un agente migratorio que a leguas se veía que era de origen mexicano y hablaba como tal, se puso muy pesado exigiendo muchas cosas y revisando intensamente a todos, como dos de los amigos que nos hacían el favor de llevarnos eran de la frontera uno de ellos le dijo en son de broma al tipo: “Pues mejor habían de correr la línea hasta el kilómetro 28, que era el puesto de revisión mexicano, y el gringo mexicano le contestó en forma burlona y racista: “Pues en verdad que a los norteamericanos nos interesa comprar el chiquero, pero sin los marranos” refiriéndose a los mexicanos…
Sin duda el ser un racista, tener las posturas discriminatorias para con los demás por cuestiones raciales, de color, religión o ideas políticas pues es lo que ha llevado a muchos países a las guerras idiotas donde los que ganan son solamente los fabricantes de armamento y los políticos y banqueros, mientras que jóvenes, niños y mujeres mueren y sufren por esa violencia generada e impulsada por el racismo.
Hace apenas unos días cuando se publicaba la fotografía del presidente y del gobernador Alejandro Murat en su gira por Oaxaca en la inauguración de los caminos construidos por los grupos y comunidades indígenas para comunicar a sus cabeceras municipales, AMLO cargaba un guajolote que le había obsequiado en agradecimiento por el apoyo prestado, y uno de los que estaban cerca de mi decía en tono malévolo y perverso: “Pues pinche viejito, si tanto goza con los indios pata rajada se debería ir a vivir con ellos y dejar de joder al país… ojalá se lo lleve la tiznada”, por supuesto que me indigné por toda la brutalidad que escuchaba y me levanté y lo confronté diciéndole que primeramente era el Presidente de México, que estaba en una zona indígena y que bueno que les atendía cuando por años solo habían recibido desprecios como el suyo y engaños de los políticos, y ahora les atendían y que no se debería dirigir a “esos indios pata rajada” con ese desprecio y brutalidad porque al final de cuentas se veía, de todos modos, que él tenía mucha de esa sangre india y cuando menos su rostro lampiño y su pelo duro y parado lo mostraban como tal, que no se mordiera la lengua porque esas formas no son las correctas para el trato entre nosotros. Al principio esperaba que se levantara y me agrediera pero por fortuna uno de sus hijitos que estaba cerca le dijo: “pues ya ve papá que eso que dice el señor es lo que le digo que me enseñan en la escuela y que debemos respetar a todos por igual” y el señor avergonzado por su imprudencia y boca floja al final de cuentas se disculpó y le dije, pues no es conmigo con el que se debe disculpar, es con usted mismo para dejar esa furia y agresión en contra de los que solamente hacen lo que deben de hacer y no le quitan nada a nadie como son nuestros indios, raíces de dónde venimos todos los mexicanos, finalmente, somos de todas las sangres y de todas las razas…