El desplome
Francisco Rodríguez miércoles 17, Feb 2010Índice político
Francisco Rodríguez
CONSULTA-MITOFSKY DA a conocer en estos días cómo continúa en picada la popularidad del señor Felipe Calderón. En el primer mes de este 2010 crecieron en casi 4% quienes están en desacuerdo con el ocupante de Los Pinos, y disminuyeron en tres puntos porcentuales quienes concuerdan con su gestión fallida. Tal el dato frío, técnico, medido por la encuestadora que dirige el sinaloense Roy Campos.
El color y el calor de las notas informativas brindan la misma perspectiva. Sin los “acarreados” que, tradicionalmente, lleva el Estado Mayor Presidencial a las concentraciones públicas en las que el ocupante de Los Pinos se aparece, le llueven reclamos, gritos, demandas de que renuncie, y toda suerte de improperios. Tal el verdadero sentir de la sociedad hacia quien –ni de lejos— ha podido, ha sabido o ha querido asumir un liderazgo que trascienda a una mínima parte de los militantes de Acción Nacional.
Y es que hasta en el PAN hay muchos quienes desaprueban a Calderón.
Tras la desaprobación al michoacano hay una gran historia de mentiras, engaños, actitudes hipócritas. Lo perciben así otros encuestados –ahora por Demoscopia, de María de las Heras— a propósito del discurso conciliador que el llamado “presidente espurio” pronunciara al anunciar los festejos del Bicentenario y el Centenario de las gestas independentistas y revolucionarias.
Preguntaron los encuestadores, de acuerdo a lo publicado a principio de semana en el diario hispano El País:
“En su mensaje el Presidente Calderón habló de que todos debemos anteponer los intereses de México a nuestras diferencias ideológicas. Por lo que usted sabe o ha escuchado ¿en estos años de gobierno Felipe Calderón ha mostrado disposición ante los otros actores políticos de querer hacer a un lado las diferencias para pensar en el bien de México, o usted cree que lo dice en el discurso pero en los hechos ha hecho todo lo contrario?”
De acuerdo al 63% de los entrevistados, Calderón “lo dice sólo en el discurso(,) pero en los hechos ha hecho todo lo contrario.
El 26% considera que “ha demostrado disposición –sólo eso, disposición— ante los otros actores políticos.
Y el 11% respondió que no sabe o que depende.
La percepción, pues, es del todo negativa. Dos terceras partes de la población ven al panista con desconfianza. Sin saber a qué atenerse. Dice una cosa, hace otra.
Pero son estos, también, datos estadísticos.
El calor y el color, reitero, están en la recepción que, por parte del pueblo, recibió el ocupante de Los Pinos en Ciudad Juárez, la semana anterior, o apenas en Angangueo, Michoacán, donde víctimas de la tormenta que prácticamente destruyó a la población le exigen empleos, y no que incluya a la cabecera municipal a la categoría de Pueblo Mágico, para atraer visitantes.
¿La respuesta de Calderón? Que los empleos no se crean por decreto. Ofrece algunos cuantos temporales. Y les miente a quienes le reclaman y exigen: que para crear fuentes de trabajo permanentes, ¡necesita el permiso del Congreso!
Otra vez, Calderón echa la culpa al Poder Legislativo de sus incapacidades como “titular” del Ejecutivo.
Polarizada la sociedad mexicana, involuntariamente el michoacano acrecienta a sus malquerientes: son cada vez más quienes impugnan a quien en el 2006 entró por la puerta de atrás a la Presidencia de la República.
Cae vertiginosamente la popularidad de Calderón. Esto es, caen su buena fama, su renombre, su aceptación y su aprobación. Sinónimos, si se quiere, pero que en política tienen cada cual su propia y particular acepción.
¿Tienen los “estrategas” de Los Pinos el antídoto?
Todo indica que no. Calderón se enreda cada vez más en su acción y en sus dichos. Llama a la unidad y a la concordia, pero hace todo lo contrario para conseguirla.
A este ritmo, ¿con cuánta popularidad –aceptación, aprobación— llegará a diciembre de 2012?
Si es que llega…
Índice Flamígero: En su Botica, el colega Jorge Meléndez Preciado escribe: “Más espectáculo que sustancia, fue el anuncio de los festejos de todos esperados. Algo normal en la administración que continúa gastando a manos llenas en fuegos fatuos y salarios de unos cuantos, y no tiene en su haber realización de importancia. Artistas y deportistas, mezclados con algunos intelectuales despistados o encartados, fue lo predominante. La ceremonia magna será digna del mundo del ratoncito yanqui, a un costo enorme, y el total no se podrá conocer hasta 2022 (¿secreto de estado?), lo cual hará que el IFAI —tan ninguneado— muestre a quién realmente sirve: políticos devaluados o ciudadanos irritados. Habrá, dicen, dos mil 300 acciones, desde un partido de futbol hasta festivales con artistas de Televisa y varias reuniones de intelectuales, quienes obtendrán gordo cheque. Discutir cuestiones esenciales: ¿para qué?”