Centroamericanos le toman la medida a México
Jorge Luis Galicia Palacios lunes 20, Ene 2020Como veo, doy
Jorge Luis Galicia Palacios
- Honduras, Guatemala y Salvador expulsan problemas que tienen origen en la pobreza y la violencia, México los recoge
Vaya que los migrantes centroamericanos ya le tomaron la medida a las autoridades nacionales, saben que nuestro país tiene un acuerdo con el país de las barras y las estrellas, donde las primeras se han comprometido a no dejar que los indocumentados sigan utilizando a México en su intento por alcanzar el sueño americano y las segundas nos venden la idea de mejores dividendos en materia de cooperación comercial y seguridad, eso en tanto los migrantes aludidos se organizan una y otra vez para turistear un rato por la tierra que no nada más los recibe con los brazos abiertos sino que, además, les brinda un trabajo que en su lugar de origen no tienen.
En ese contexto, el fenómeno migratorio que en estos días se registra en los márgenes de los Ríos Suchiate, Usumacinta y Hondo, además de los puentes fronterizos de Ciudad Hidalgo y Talismán, aunque irregular, no debe ser pretexto ni para endiosar el movimiento ni para criminalizar su actitud, porque si una tradición tiene la política mexicana es la del respeto a valores fundamentales plasmados en los tratados internacionales como son los derechos humanos y el respeto a la vida, pero eso no quiere decir que eso dé lugar a omisiones de principios que hablan de legalidad.
Es cierto, los migrantes hablan de pobreza, de falta de empleo y violencia en sus países de origen, pero esos temas no son exclusivos de ellos, en México las cosas no andan mejor y si bien es cierto que el gobierno hace esfuerzos por instrumentar esquemas que rompan con la brecha de desigualdad e injusticia social, eso no se ha logrado y los índices de desempleo no han disminuido, por lo que habitantes de comunidades alejadas de los centros urbanos ven con mucha expectativa y esperanza programas como sembrando vida, y que éstos los ayuden a paliar su situación de escasez y pobreza económica.
Nos queda claro, estamos hablando de seres humanos, los migrantes merecen que alguien les tienda la mano, pero ante la actitud beligerante o de exigencia con la que llegan a la frontera sur, ya es tiempo que se les diga que ya dejen de ver a México como el país de la beneficencia pública, eso en lugar de seguirlos alentando con todo tipo de apoyos, como es transporte, comida, ropa, trabajo y hasta vivienda, trato que ya quisieran, aunque sea de vez en cuando, algunos mexicanos de parte de sus autoridades.
Todavía no llega la totalidad de la caravana que en estos días se movilizan hacia a la frontera sur y en México ya se anunció el ofrecimiento de empleo, lo cual lejos de desalentar, inhibir o evitar la llegada, hace que muchos más se sumen al flujo migratorio y con esas ofertas pareciera que lo que se busca es formar colonias de migrantes en la frontera sur, igual que la de los haitianos que se encuentran en Tijuana, frontera norte del país. Que conste.
VA MI RESTO.- “Por encima de las fronteras está la justicia y la fraternidad de los pueblos”, dijo a mediados del año pasado el titular del Ejecutivo federal, Andrés Manuel López Obrador, en el contexto de los esfuerzos que en ese momento se hacían en la frontera sur por contener una caravana de migrantes centroamericanos que habían iniciado su camino rumbo al sueño americano, es decir con destino a los Estados Unidos de Norteamérica.
En aquel mensaje del mandatario mexicano, emitido en tierras chiapanecas, en el marco de la recepción que se hizo al presidente de la República de El Salvador, Nayib Bukele, y donde se presentó el programa Sembrando vida, que comprende un Plan de Desarrollo para la Migración, se dijo que esa estrategia de México iniciaba en el sureste mexicano con la siembra de 200 mil hectáreas de árboles frutales y maderables, lo que en términos laborales significaría la creación de 80 mil empleos permanentes para productores, ejidatarios y pequeños propietarios, tan sólo en el estado de Chiapas, aunque aclaró que en esos primeros beneficios estaban incluidos sus paisanos de Tabasco.
La oferta laboral no quedó ahí, dijo que bajo este esquema se generarían 20 mil empleos en El Salvador, donde se esperaba la siembra de 50 hectáreas. López Obrador fue más allá al señalar que esa estrategia llegaría hasta los países de Honduras y Guatemala, con apoyos económicos del gobierno mexicano, y que esperaba como resultado que esa región fuese ejemplo a nivel mundial de cómo se debe practicar la fraternidad universal: “Por encima de las fronteras está la justicia y la fraternidad de los pueblos”, enfatizó.
Las palabras del mandatario mexicano vienen a colación porque nuevamente la frontera sur de México es escenario de desencuentros entre elementos de la guardia nacional y migrantes provenientes de Honduras quienes, dicen, tienen la intensión de cruzar la línea fronteriza “en busca de un empleo” y advierten que, con o sin permiso de las autoridades mexicanas, en estos días intentarán continuar el éxodo rumbo a tierras estadounidenses, pero no descartan quedarse en territorio mexicano si aquí encuentran trabajo.
Y ante este escenario de bondad, de comprensión, de solidaridad, muchos nos preguntamos qué están haciendo las autoridades de los países centroamericanos para detener los flujos migratorios que salen de sus tierras o acaso ya también ellos le tomaron la medida al gobierno mexicano y los problemas que ellos no pueden resolver quieren que acá tengan solución, y hasta ahí porque como veo doy.