Un “infierno” familiar
¬ Augusto Corro jueves 16, Ene 2020Punto por punto
Augusto Corro
Mientras se realizan las investigaciones para esclarecer los hechos ocurridos en el Colegio Cervantes, de Torreón, Coahuila, las autoridades reconocieron que el menor que mató a su maestra y se suicidó vivía en un “infierno” familiar. La tragedia sucedió el viernes de la semana pasada.
La vida de José Ángel, de 11 años, es la que enfrentan miles de pequeños que son alcanzados por las muertes de sus padres, la influencia de la delincuencia organizada y la orfandad no atendida debidamente.
El niño perdió a su madre cuando apenas tenía entre cinco y seis años. Ella fue degollada. El padre fue encarcelado en una prisión de Estados Unidos, su nombre, José Ángel Ramos Jiménez. Estuvo detenido por el delito de tráfico de metanfetaminas de 20l6 a octubre de 2019.
Como informamos ayer, en este espacio, el abuelo, quien también se llama José Ángel, fue detenido y es investigado por el delito de omisión, debido a que su nieto tuvo acceso a dos armas que tenía en su casa, así como por sus acciones ilegales: lavado de dinero y fraude fiscal.
La abuela realiza transferencias de dinero a EU. También es investigada por los mismos delitos cometidos por su marido, relacionados con lavado de dinero y fraude fiscal. Es propietaria de tres camionetas de lujo, blindadas.
En medio de esa coexistencia familiar irregular se encontraba el niño José Ángel sin la orientación necesaria para alejarlo de la violencia. Las autoridades tendrán que informar sobre la responsabilidad del abuelo en la conducta agresiva del menor.
La tragedia registrada en el Colegio Cervantes debe llevar a los gobiernos a atender con mayor dedicación a la niñez mexicana afectada por los adultos dedicados al narcotráfico y a acciones delictivas que repercuten en una sociedad indefensa.
El avion presidencial sin comprador
¿Pesa alguna maldición sobre el avión presidencial José María Morelos y Pavón? Pues resulta que nadie se anima a comprarlo. Y es posible que ni regalado lo acepten.
La historia dl TP-01 se remontó al sexenio de Felipe Calderón cuando este compró la aeronave para regalarla a su colega Enrique Peña Nieto. Fue una compra en pagos, multimillonaria, que contrasta con la miseria galopante que padecen diferentes sectores de la sociedad mexicana.
Recién llegado al poder, el presidente Andrés Manuel López Obrador, activista de la política de austeridad, decidió vender todo aquello que representara lujo para su gobierno.
Y así, poco a poco, los funcionarios del gobierno actual ya no disponen de esos aviones y helicópteros para ir a jugar golf. No todos claro. Algunos se resisten a dejar las comodidades que les ofrece su cargo.
Sin embargo, el mandatario tiene que viajar en aviones comerciales, trasladarse en camionetas, sin importar la “ponchadura” de la llanta como ocurrió recientemente cuando fue a visitar a los mormones.
Decididos a deshacerse del TP-01 el gobierno lo exhibió en Estados Unidos con el propósito de venderlo. A nadie le interesó. Ya regresaron la aeronave y su exposición y venta será aquí en México.
El director general de Banobras, Jorge Mendoza, informó que el avión del que hablamos “costó 218 millones de dólares, que es equivalente a alrededor de 2.900 millones de pesos. Ahora, a la fecha, al cierre de 2019 se ha gastado ya con el pago de deuda más intereses 1.833 millones de pesos y todavía existe un remanente de pago de 2020 a 2027 de 2.724 millones de pesos.
Aquí entre nos, como se dice, la aeronave es lujosísima. Sus interiores, asientos, cocina, baños, recamaras, salas de trabajo son de una elegancia incomparable. El Boeing es realmente un ensueño.
No se ve cerca a algún comprador de la nave y de seguir así la situación su destino será el hangar presidencial hasta que a alguien se le ocurra destinarlo a una función o acción pública que recupere, por lo menos, un poco del dinero invertido.