Odios que matan
Freddy Sánchez martes 14, Ene 2020Precios y desprecios
Freddy Sánchez
No más agravios ni pleitos entre mexicanos. La convocatoria hecha por Andrés Manuel en Chihuahua amerita su colocación en el primer plano de los buenos propósitos de este 2020.
Porque, nadie puede estar en contra de que desde el más alto peldaño del poder nacional haya surgido la propuesta de apaciguar los ánimos entre los habitantes de este país. Cosa que buena falta hace.
Y es que la confrontación por no estar de acuerdo con lo que otros piensan, trasladada al sistemático agravio que inhabilita la posibilidad de acuerdos, es verdaderamente lamentable, si consideramos que con insultos jamás se han logrado superar los problemas sociales.
Ocurre todo lo contrario, puesto que los agraviados suelen asumir una conducta vengativa, en espera de desquitar su coraje anulando opciones de bienestar para aquellos que en un momento y otro se declararon como sus lapidarios críticos.
Aquel ejemplo bíblico de Jesús poniendo la otra mejilla ante los ofensores, no suele ser la regla entre quienes se enemistan y agreden y a la larga sólo destilan resentimientos y rencores en un perpetuo afán de desquite.
Tal parece pues que muchos andan viendo, no tanto “quien se las hizo”, sino a ver “quien se las paga”.
De ahí que Andrés Manuel echó mano de una estrategia de armonización de las relaciones sociales, que de cumplirse le hará bien a la sociedad en general y a su propio gobierno, una vez que se logre contener la expansión de las malquerencias de unos contra los otros, sólo porque en el ámbito político se ha desplegado una especie de incitación de ver al prójimo como un acérrimo enemigo si piensa distinto que nosotros.
Basta pues de pleitos. Hay que tomarle la palabra al presidente.
Claro que para ese fin, no bastarán buenas intenciones sino que es fundamental una inquebrantable buena voluntad para asumir una conducta diferente a lo que se vio justamente el día de la convocatoria a la no confrontación violenta entre mexicanos.
En un auditorio de Chihuahua, varios participantes fueron abucheados e insultados, incluido el Gobernador Corral, quien ni siquiera pudo decir más que la bienvenida para Andrés Manuel, siendo obligado a callar por una muchedumbre crítica y ofensiva.
Después llegó el apoyo para el gobernador por parte del presidente y surgió la invitación a los asistentes para que levantaran la mano quienes estaban de acuerdo en acabar con los pleitos. Salvo dos, los demás apoyaron la propuesta.
Algo que hace falta promover en todo México, a fin de poner punto final a las reyertas que en nada favorecen a la nación, sino que más bien propician una ventaja para los que, entre otros el crimen organizado, se benefician de las pugnas entre ciudadanos y gobierno y entre ciudadanos contra ciudadanos.
Justo es por lo mismo, avalar la convocatoria a la reconciliación.
En ese aspecto, es menester que cesen los calificativos denigratorios entre personajes de la vida pública y privada, recurriendo a palabras que no siquiera vale la pena recordar.
Y en vez de esos discursos ofensivos, es preciso saber escuchar a los demás, respondiendo con buenos argumentos y no con insultos.
Porque, de la violencia verbal es fácil pasar a la física, lo que sería inevitable de continuar las incitaciones al odio y la confrontación entre ciudadanos.
De ahí la apremiante necesidad de promover la reconciliación entre compatriotas para evitar que del enfurecimiento de unos contra otros se pase a algo todavía más trágico.
Baste decir una cosa más: no es un drama retórico sino triste realidad aquello de los odios que matan.