Fallece Carlos Girón, medallista en la Olimpiada de Moscú 1980
Deportes martes 14, Ene 2020- El ex clavadista estuvo internado desde el pasado 20 diciembre
Carlos Girón, medallista olímpico en Moscú 80, falleció a los 65 años de edad, tras luchar contra una neumonía agravada que lo mantuvo internado desde desde el pasado 20 diciembre, confirmó su esposa Silviana.
El ex clavadista ingresó Centro Médico Nacional La Raza del IMSS por una aneurisma en el pulmón que se le detectó hace unos meses.
Este lunes Carlo Girón, hijo del ex medallista, dio a conocer la noticia a través de sus redes sociales y en un corto mensaje agradeció los buenos deseos que han llegado a la familia.
“Con mucha pena, queremos comunicar a todas y cada una de las personas que fueron parte importante en la vida de mi papá @DrCGiron, que el día de hoy ha dejado de estar entre nosotros para pasar a la inmortalidad. Gracias a todos por sus oraciones y buenos deseos”, redactó.
En tanto que el Comité Olímpico Mexicano (COM) expresó: “La familia olímpica mexicana lamenta profundamente la pérdida de uno de sus miembros distinguidos, el medallista en Moscú 1980 Carlos Girón”.
A su vez, el secretario de Educación Pública, Esteban Moctezuma Barragán compartió: “despedimos a una gloria del deporte mexicano, Carlos Girón, medallista de plata en los Juegos Olímpicos Moscú 1980. Mi más sentido pésame para su familia y amigos”.
Carlos Girón Gutiérrez es una de las glorias del deporte mexicano en general, al ser un ejemplo de gran disciplina, entrega y dedicación a los clavados, disciplina en la que alcanzó su mayor brillo en los Juegos Olímpicos Moscú 1980.
Quien dio seguimiento a los frutos olímpicos y mundiales de Joaquín Capilla y Álvaro Gaxiola, entre otros, obtuvo las medallas de oro y bronce en las pruebas de plataforma de 10 metros y trampolín de tres, respectivamente, en los Juegos Panamericanos México 1975, entre otros destacados resultados.
Su máximo logro, Olimpiadas de Moscú 1980
Carlos Girón Gutiérrez nació el 3 de noviembre de 1954 en Mexicali, Baja California. Su máximo logro como deportista fue ganar la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Moscú 1980, en la modalidad de trampolín de 3 metros en una polémica final.
En esa competencia el soviético Aleksandr Portnov repitió un clavado que previamente había fallado y cuya ejecución terminó dándole la medalla de oro en casa. En la final de plataforma, Girón terminó en el cuarto lugar
Girón compitió en cuatro Juegos Olímpicos consecutivos. En Múnich 1972 obtuvo el noveno lugar en trampolín de 3m y octavo en plataforma de 10m. En la cita de Montreal 1976 quedó séptimo en trampolín y octavo en plataforma. En su última participación olímpica, Los Ángeles 1984 concluyó en el duodécimo sitio.
Su mejor desempeño en Campeonatos Mundiales lo consiguió en Cali, Colombia donde ganó presea de bronce en plataforma de 10 metros. En la Copa del Mundo FINA 1981 que se realizó en la Ciudad de México, Carlos Girón obtuvo el primer lugar, superando al estadunidense Greg Louganis y al chino Lee Hong Pin, consolidándose como el mejor clavadista de esa época.
También fue medallista en los Juegos Panamericanos de México 1975, en los que ganó oro en plataforma y bronce en trampolín. En San Juan 1979, se colgó medallas de plata en plataforma y bronce en trampolín.
Sus logros deportivos los llevaron a merecer el Premio Nacional de Deportes, en 1975.
Cuando Carlos Girón se retiró de los clavados se dedicó a ejercer su profesión de dentista y se mantuvo dentro del deporte como analista de clavados y miembro permanente del Comité Olímpico Mexicano (COM), hasta la fecha.
Entre otras actividades que ejerció fue coordinador del deporte del PRI y candidato a delegado en la demarcación Miguel Hidalgo, además de ocupar puestos directivos en el IMSS.
En uno de sus últimos actos en público, Carlos Girón asistió a la presentación del libro “Olimpismo”, Épica de la esperanza, escrito por el licenciado Rafael García Garza, el pasado 5 de septiembre.
Sus inicios en Acapulco como clavadista en La Quebrada
Con 10 años y viviendo en Acapulco, Girón le pedía a los turistas extranjeros que arrojaran monedas al mar. Cuando accedían, él se aventaba en busca de ellas, al lado de otros pequeños con el mismo objetivo.“Tragué cantidades industriales de agua salada, me hundí cientos de veces en el bravío oleaje del puerto, pero lo hice: aprendí a nadar. Porque sólo así podía estar con mis amigos, de vagos, cuando salíamos de la escuela, pero nadar no me atraía; lo que más me gustaba era tirarme del trampolín, de las rocas, del malecón“, relató en alguna ocasión.Ya se asomaba su vocación, pero Carlos Girón tenía un brillante futuro por delante, prometedor, nada más, por entonces.
Dos años después, aquel muchacho participó en el Campeonato Centroamericano Infantil de Clavados, su primer certamen internacional. Era el comienzo de un meteórico ascenso que no pararía hasta con su llegada al cielo.
Para 1968, año en el que la capital mexicana albergó la Magna Justa, ya se tiraba del trampolín en el Juan de la Barrera, como parte de los ensayos para la ceremonia previa a la inauguración. Se preguntaba si un día podría emular a Álvaro Gaxiola, figura nacional de clavados.