Marta Sahagún deberá poner “sus barbas a remojar”; de poco o nada le servirá el apoyo de Vicente Fox
Adriana Moreno Cordero jueves 9, Ene 2020La Retaguardia
Adriana Moreno Cordero
A como están las cosas en esta llamada Cuarta Transformación, cuyo único objetivo parece ser señalar con flamígero índice a todos los enemigos que tiene el presidente Andrés Manuel López Obrador, la ex primera dama, Marta María Sahagún de Fox, debería de “poner sus barbas a remojar”, sobre todo luego de que vio la luz una nota en la que presuntamente la también ex vocera del foxismo, estaría implicada ni más ni menos que con los Legionarios de Cristo por presuntamente haberse desempeñado como operadora financiera de esta poderosa organización, encabezada por Marcial Maciel, personaje de triste y deplorable fama y que al parecer, tendría parentesco con la señora Sahagún.
Y aunque Santiago Nieto, titular de la Unidad de Inteligencia Financiera, señaló que se investiga un tema relacionado con los Legionarios de Cristo y acotó: “seguimos todavía en proceso de investigación, todavía no tendríamos como datos objetivos para decir si sí hubo o no una irregularidad”, de inmediato, su esposo, el expresidente Vicente Fox Quesada, salió a dar la cara por su pareja y a defenderla a la voz de que, “porque vivo con ella, porque la conozco, porque sé quién es, todo mi amor, todo mi apoyo y toda mi solidaridad”.
Sin embargo, ya no ocupando la Presidencia de la República, se nota que su respaldo poco o de nada le podrá servir a la exprimera dama, que, no sería nada difícil que hubiera manipulado por enésima vez a su marido para que la defendiera, luego de que ella señalara: “Niego categóricamente los hechos insinuados, son un verdadero engaño a la opinión pública y una calumnia a mi persona”. ¿Será?
En este contexto, no se puede soslayar que en los tiempos de esta llamada Cuarta Transformación, la Unidad de Inteligencia Financiera, se ha convertido en una especie de “brazo armado” para acabar con aquellos de que para nada gozan de la simpatía de López Obrador.
Bastaría, en este caso, con recordar la historia de amor que vivió Sahagún con Vicente Fox, misma que le permitió dar un gran salto para llegar a convertirse en primera dama. Luego, fue tejiendo poco a poco para que el guanajuatense apoyara sus afanes de volverse su sucesora en la presidencia de la República, lo que de inmediato fue interpretado como una aberración, pues la michoacana estaba muy, pero muy lejos de emular a la legendaria Evita Perón, por lo cual, muy poco le duró también su disparatado anhelo.
De tal suerte, Marta María Sahagún tuvo que conformarse, -al concluir la administración foxista-, con irse al Rancho de San Cristóbal a vivir de la Fundación de su esposo, a quien por cierto, López Obrador le quitó su pensión como ex presidente y por más que Fox le rogó, recibió un palmo de narices y no pudo recuperar nada.
No hay que olvidar que en lo que va de la actual administración, Vicente Fox se ha dedicado a cuestionar todas y cada una de las decisiones del Ejecutivo, en lo que por cierto, el guanajuatense tiene razón, pero el Presidente no le ha hecho caso y por lo visto, no se meterá en un enfrentamiento que le vendría de más, con los muchos que tiene ya de por sí el tabasqueño.
Lo cierto es que Marta María Sahagún habla por sí sola. Controvertido personaje, colocó a sus hijos “en los cuernos de la luna”; en una situación verdaderamente privilegiada durante el foxismo y los protegió de cualquier señalamiento y varios son los que tenían.
No es tampoco desconocido que ya como primera dama, la señora Sahagún de Fox enfrentó a su marido con buena parte de su primer círculo, con tal de que fueran sus decisiones las que prevalecieran y de eso, no habría más que preguntarle al hoy secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Alfonso Durazo, quien, como se recordará, renunció en una kilométrica carta, en junio de 2004, en la que entre otras cuestiones, le señaló “todo tiene un límite y esta etapa ha llegado a su fin… He vivido altas y bajas en mi vida pública que me han enseñado que a veces hay que saber irse a casa con dignidad”. A propósito, al parecer, esto último ya de plano se le olvidó al ahora titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, pero aquí el caso es que el único motivo de la renuncia de Durazo a la secretaría particular del entonces presidente Fox, fue la señora Sahagún.
Recientemente, Fox ha vuelto a hacer evidente su animadversión por Durazo Montaño al llamarlo “inepto sin color, olor y sabor”, así que no hay que subestimar nada y observar que por ahí puede venir la venganza.
MUNICIONES
*** “Lo primero será ver si ganamos la elección en junio”, dijo muy animado el embajador de nuestro país en la ONU, Juan Ramón de la Fuente, al avizorar la posibilidad de que México ocupe un asiento no permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU. El ex rector de la UNAM aseguró que a México le conviene más sentarse en la mesa donde se tomen las grandes decisiones, buscando las mejores que más beneficien al país y subrayó que no tomar riesgos, implica que las cosas no van a mejorar. “Se necesita una dosis de audacia”, señaló De la Fuente al tiempo que recordó que éste es un espacio para el servicio diplomático de México; “hay muchos embajadores que tienen mucho que decir en el seno del Consejo de Seguridad” y especificó que el Estado Mexicano tenga una verdadera participación, “me parece que en estos momentos, esas características que le dan la Constitución a México, son un gran activo. Por ejemplo, el principio de no intervención no implica darte la media vuelta sin querer ver nada”. Hay que recordar que la primera vez que México aspiró a un asiento del Consejo de Seguridad de la ONU, fue en 1946, apenas terminada la Segunda Guerra Mundial; la segunda tuvo lugar en 1980; la tercera México estuvo un año en el Consejo de Seguridad, de 2002 a 2003, con Adolfo Aguilar Zinser y La última vez, se registró de 2009 a 2010. Sin embargo, hay especialistas en materia internacional que advierten que, por ejemplo, en el Grupo de Lima están muy decepcionados con la actuación de México en el mundo, porque consideran que ha llevado a cabo una política diplomática equivocada.