La “Sopa de ganso” está servida por la 4T
Francisco Rodríguez miércoles 11, Dic 2019Índice político
Francisco Rodríguez
Desde que Rudesindo Cantarell, un humilde pescador carmelita, descubrió las “manchas de chapopote” en el Golfo de Campeche –catapultando la explotación de la Sonda– lo que brindó estabilidad política al régimen durante treinta años, a pesar de la corrupción y el derroche de los próceres, dos sentencias vienen a la memoria de los mexicanos.
En efecto, “administrar la abundancia” y devaluación. Dos conceptos inseparables en las vidas de las presentes generaciones. E irremediablemente, el recuerdo de la Sopa de Ganso, la película emblemática de los hermanos Marx, esa troupe de cómicos que hicieron época.
En Sopa de Ganso se retrata con fidelidad cómo los millonarios deciden quiénes gobiernan, los gobernantes son holgazanes, arbitrarios e ignorantes, hasta el famoso chiste de Groucho: «Este informe lo entendería hasta un niño de 4 años. Tráiganlo porque yo no entiendo nada».
Y es que, con la testa bajo un casco de petrolero, el Caudillo es recibido, coincidentemente, en el campo Quesqui, para enterarse de que Pemex acaba de descubrir un nuevo yacimiento que le dará oxígeno para lo que sigue. Coincidencia milagrosa, aprovechada para justificar la rendición ante Donald Trump por medio de la cabeza de Evo Morales.
Los anuncios de nuevos yacimientos son como “besos de monja”
El yacimiento había sido descubierto hace unos meses, pero eso es lo que menos importa. Lo trascendente del asunto es enterarse cómo se juega con el bono de la confianza, para acabar siempre en la derrota, la abdicación y el desastre. Los anuncios de nuevos yacimientos son como besos de monja, muchas veces imposibles y profanos.
Rudesindo Cantarell murió sin ver concretada su plaza de Pemex que le prometió reiteradamente la patria agradecida, desde Jorge Díaz Serrano, José López Portillo, Miguel de la Madrid, Carlos Salinas y compañía. A pesar de que sobre sus costillas se edificó y se sostuvo el mito neoliberalista. Sin él, no hubiera sido posible. Ningún país aguanta ese aquelarre.
Sólo se producirían 100 mil barriles diarios. Otra engañifa de la 4T
Es importante conocer el verdadero tamaño del campo tabasqueño Quesqui, el mejor distractor del entreguismo y la ineficiencia: si nos va bien, por ahí del 2021, dice Octavio Romero Oropeza –el cómplice de Romero Deschamps– que podrá producir cien mil barriles diarios. Lo demás es engañifa.
¡Cien mil barriles diarios! ¿Sabe usted cuántos se requieren para tapar el hueco de la ridícula producción de Pemex? Aproximadamente, un millón y medio de barriles, lo que daría un total de tres millones diarios, los suficientes para lograr el estándar de producción que Pemex tenía desde hace más de diez años.
El anuncio y la pompa usadas son realmente de lástima. Para lo único que sirve el campo Quesqui es para la propaganda intencionada, para la tapadera de la corrupción y para distraer al respetable de los compromisos adquiridos con el gobierno gabacho en materia de delincuencia organizada, tratos con narcotraficantes y cesiones de soberanía nacional.
Para tapar el ojo al macho, anuncian el ridículo “descubrimiento”
Con razón fue hasta a la Basílica de Guadalupe el Fiscal William Barr, agradeciendo los favores recibidos. No era para menos. Él sabe que lo único que traía para la negociación era la amenaza convenenciera. Trump ya declaró que pospone el tratamiento de terroristas, hasta nuevo y letal aviso. Todos contentos.
Frente a Barr se hicieron abdicaciones impensables, muchas más claudicaciones que las que hubieran sido producto de una invasión, ante la presencia de un ejército invencible, mucho más de las que hubiera podido exigir un Jefe de Estado extranjero. Y para taparle el ojo al macho, ahí está el anuncio del nuevo y ridículo yacimiento.
Lo indispensable y lo urgente para de verdad rescatar a Pemex
El rescate de Pemex no puede ser así. No es explorando los yacimientos que dejó enlistados Peña Nieto para que gastáramos un billón de pesos en su probable localización. Por ahí no es, nunca podrá ser. Eso sólo es una fuente más de errores y de corrupción premeditada, alevosa, ventajosa.
Usted y yo hemos comentado desde que inició la Cuarta Transformación que la real posibilidad de rescatar los niveles de producción que exigen las calificadoras internacionales de nuestra deuda externa se reduce a dos frentes muy sencillos, pero requieren agallas y verdad, indispensablemente, urgentemente.
Es absolutamente indispensable parar, a todo costo y con valor, el robo del millón de barriles diarios que se embolsan las pandillas sindicales, políticas y empresariales en las boyas de distribución de las plataformas Akal. Los buques extranjeros salen cargados rumbo a los mercados spot del petróleo. Ochenta millones de dólares diarios que sirven para todo tipo de enredijos y revoltillos. Inundamos los mercados negros y somos desleales en la competencia internacional.
Es absolutamente indispensable abrir las válvulas de los dos mil pozos petroleros de la Faja de Oro, en plena capacidad de producción que las pandillas sindicales, empresariales y políticas cerraron a propósito para dar paso sin tocar baranda a las empresas patito de las que son prestanombres y vasallos.
¿Quiere hacerlo la Cuarta Transformación? ¿Puede hacerlo la 4T?
Con esas dos decisiones impostergables, Pemex volvería a su producción diaria de más de tres millones diarios de barriles que irían al presupuesto, a las finanzas públicas comprometidas, y a la solución de los proyectos truncos de los programas sociales, empezando por el apoyo a la agricultura productora de alimentos, a recuperar la confianza de los inversionistas locales y después a lo que sea.
Si la Cuarta Transformación no lo quiere hacer es parte de otra discusión y de otros problemas inconfesables. Si no lo puede hacer, siempre tendremos la espada de Damocles sobre nuestras cabezas. La amenaza de intervención armada, los misiles contra los capos, la independencia condicionada.
Las cesiones de soberanía territorial y política al gusto de los verdugos, al servicio indiscutible de su reelección, allá y aquí.
El cuento y la farsa siguen sustituyendo a nuestra cruda realidad
El pueblo miserable y al borde del hambre generalizada ya no quiere mentiras piadosas, ni señuelos, sólo hechos.
Lo otro es seguir tratando al pueblo con falta de respeto a su nivel de información y a su dignidad republicana.
Ya no es posible que el cuento y la farsa sigan queriendo sustituir a la realidad. Estamos en juego todos.
La sopa de ganso está servida.
¿No cree usted?
Índice Flamígero: El 20 de noviembre de 2018 todos los diarios nacionales e internacionales dieron cuenta de las declaraciones de Jesús El Rey Zambada, uno de los principales testigos de la Fiscalía en el juicio que se le seguía a Joaquín El Chapo Guzmán, quien aseguró que entregó dos maletas con un total de entre seis y ocho millones de dólares en sobornos al ex secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna. El Rey, ex sublíder del cártel de Sinaloa, afirmó que personalmente le dio a García Luna 3 millones de dólares, pues quería asegurarse de que “un comandante que simpatizaba con su hermano, El Mayo Zambada, estuviera a cargo de la policía en Culiacán”. De acuerdo con Alan Feuer, periodista de The New York Times, quien cubrió el juicio contra El Chapo en Nueva York, en una segunda reunión con García Luna, Zambada le dio otros 3.5 millones para asegurarse de que El Mayo Zambada siguiera con sus operaciones de narcotráfico sin ser molestado. La primera reunión se dio cuando García Luna era director de la Agencia Federal de Investigación de la Procuraduría General de la República (PGR). El segundo pago fue en 2006, cuando ya era secretario de Seguridad Pública federal. El expresidente Felipe Calderón Hinojosa hizo de García Luna uno de los policías más poderosos e ignoró los señalamientos de corrupción, abuso de autoridad y violaciones a derechos humanos que se hicieron durante años en contra de él. En 2012, el narcotraficante Édgar Valdez Villarreal, La Barbie, lo señaló de haber recibido dinero de sobornos. Y en este Índice Político se le señaló siempre como el gran protector del Cartel de Sinaloa, mientras en otros espacios le llamaban, incluso, Policía de Titanio.
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