Pese a protestas, aprobados cambios al T-MEC
Miguel Ángel Rivera miércoles 11, Dic 2019Clase Política
Miguel Ángel Rivera
La firma de una nueva versión del Tratado de Libre Comercio entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) y la aprehensión en Texas del ex secretario de Seguridad Genaro García Luna, confirman que hay una buena y cercana relación entre los gobiernos encabezados por Andrés Manuel López Obrador y Donald Trump.
Lo que no se logra disipar es la duda acerca de si esa buena relación se da en un plano de igualdad o de subordinación, o para decirlo de una manera menos contundente en reconocimiento del desarrollo desigual de las dos naciones.
Esto porque, a final de cuentas, luego de muchas declaraciones de la parte mexicana en el sentido de que no se aceptarían nuevos cambios al convenio trinacional, las autoridades mexicanas terminaron por admitir que sí hubo modificaciones en el tramo final de las negociaciones.
Muchas risas, muchos saludos y declaraciones amables en la ceremonia donde representantes de las tres naciones volvieron a firmar una nueva versión del T-MEC, incluidos los cambios impuestos en apariencia por los congresistas de los Estados Unidos, pero indudablemente respaldados por la administración de Donald Trump.
En el caso del encarcelamiento del ex secretario de Seguridad García Luna, nuevamente las autoridades mexicanas van a la zaga de sus correspondientes de los Estados Unidos.
La aprehensión del ex colaborador de los gobiernos de los presidentes panistas Vicente Fox y Felipe Calderón (su carrera arrancó en el sexenio del priista Ernesto Zedillo) fue consecuencia de una investigación de un fiscal de Nueva York – el mismo que llevó a juicio al capo Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera – pero apenas se conoció la captura del ex jefe policiaco, se confirmó que también era investigado por las autoridades mexicanas.
Aunque García Luna es todavía ciudadano mexicano, pues todavía no se le concede la nacionalidad estadunidense, los fiscales mexicanos tendrán que hacer fila, para esperar que primero sea juzgado en la Unión Americana.
Mientras tanto, el anuncio de que García Luna también es investigado en México servirá para perseguir a sus presuntos cómplices y tendrá consecuencias políticas, pues no se puede olvidar que el testigo protegido que denunció al ex secretario de Seguridad, el llamado “Rey” Zambada, reveló que también había entregado sobornos a otros funcionarios mexicanos, incluidos ex presidentes de la República, que se presume serían el mencionado Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto.
En el momento en que se produjeron esas denuncias, durante el juicio en Nueva York a “El Chapo”, el entonces presidente Peña Nieto negó los cargos, al igual que su antecesor Calderón, quien ayer en las redes sociales aseguró que siempre estará “en favor de la justicia y de la ley”.
Los cambios de última hora al T-MEC
México, Estados Unidos y Canadá firmaron ayer los cambios al Tratado de Libre Comercio y el presidente López Obrador fue el testigo de honor.
Por México firmó el subsecretario de Relaciones Exteriores Jesús Seade, quien ha sido el representante de AMLO desde antes de que tomara posesión, cuando las negociaciones estaban a cargo de la administración encabezada por Peña Nieto. Por Estados Unidos lo hizo el representante comercial Robert Lighthizer y por Canadá la viceprimera ministra Chrystia Freeland.
Seade, confirmó que se había rechazado la pretensión de los Estados Unidos de enviar a territorio mexicano inspectores laborales para vigilara el cumplimiento de los acuerdos en esa materia, que en gran medida fueron impuestos por las presiones de los negociadores tanto de los Estados Unidos como de Canadá, que consideran inequitativa la competencia de México, por los bajos salarios en nuestro país.
Seade explicó que en vez de la presencia de los inspectores que evidentemente significaban una violación a la soberanía nacional, se optó por un mecanismo con paneles de expertos de los tres países para la revisión de diferencias.
Al respecto, cabe recordar que la presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi había advertido que no admitiría el nuevo acuerdo a menos de que fijasen garantías de que México cumplirá las normas laborales.
Tras meses de negociaciones, Pelosi admitió recientemente que el acuerdo quedó “infinitamente mejor” que el original.
El nuevo texto recibió también la bienvenida de la poderosa central sindical AFL-CIO cuyo presidente, Richard Trunka, dijo que por primera vez habrá normas laborales cuyo cumplimiento podrá ser vigilado.
El tema de los salarios abarca varias ramas de la economía, pero en especial incide en la fabricación de vehículos automotores.
Para que los autos armados en México puedan ser comercializados sin aranceles el los Estados Unidos, el T-MEC exige que 75 por ciento las partes sean originarias de la región, mientras que, con el TLCAN, la tasa era de 62,5 por ciento. En materia de salarios, entre 40 y 45 por ciento de los automotores debe ser fabricado por operarios que ganen al menos 16 dólares por hora.
Además, México admitió respetar las normas de seguridad establecidas por Estados Unidos, a menos que las autoridades mexicanas concluyan que son inferiores a las suyas.
Por otra parte, se modificó el mecanismo de solución de controversias, pues el anterior no era del agrado de los Estados Unidos. En opinión de especialistas, lo cambios permitirán a empresas e inversores poderosos invalidar leyes o sentencias locales a través de un mecanismo no sujeto a arbitrajes que demanden responsabilidad.
Con los cambios, el T-MEC prohíbe aplicar derechos aduaneros a bienes distribuidos digitalmente como software, juegos, libros, música y películas. También restringe la potestad de los gobiernos de forzar a las compañías a revelar la propiedad del código fuente o imponer restricciones sobre dónde pueden ser almacenados los datos.
De acuerdo con los enterados, la modificaciones tienen también una parte que se considera destinada a mantener a China alejada de los principales socios de los Estados Unidos, es decir, Canadá y México.
Ese apartado establece que si uno de los socios busca un acuerdo de libre comercio con una economía no considerada como “de mercado” (en este caso China) las otras partes pueden cancelar el acuerdo trilateral y reemplazarlo por uno bilateral.
Por último, cabe mencionar que el nuevo acuerdo regirá durante 16 años, pero se revisará cada seis. Si las partes deciden renovarlo, regirá por otros 16 años. Pero si surge un problema, se abre un periodo de 10 años para negociar una solución y de no alcanzarse, el T-MEC expirará.
En el Senado, donde los legisladores expresaron tanta firmeza al respaldar al gobierno nacional a rechazar cambios que pudieran lesionar la soberanía nacional, se anunció que las modificaciones aceptadas podrían ser aprobadas en la sesión de mañana, jueves, pues de debe recordar que el Senado mexicano se adelantó a sus contrapartes de Canadá y Estados Unidos al ratificar el acuerdo original.
El presidente de la Junta de Coordinación Política de la llamada Cámara Alta, Ricardo Monreal Ávila, anticipó la posibilidad de que las modificaciones queden ratificadas de inmediato. Lo que falta es que el gobierno federal entregue formalmente el llamado Protocolo de Enmiendas al T-MEC.
De hecho, esa ratificación de las modificaciones al convenio tripartita será la última tarea destacada del Senado en el actual periodo de sesiones.
Una vez que se tramite este documento, se procederá a clausura de las sesiones y el inicio del receso que concluirá hasta el primer día de febrero de 2020.
El Tratado fomenta un mayor comercio
Además de los mencionados cambios al T-MEC, en la reunión de ayer se recordaron cifras acerca del impacto que ha tenido el original Tratado de Libre Comercio.
Por ejemplo, se mencionó que en 2017 Canadá y México fueron de los mayores socios de Estados Unidos y se estima que en la siguiente fase el intercambio comercial aumentará todavía más.
En el mencionado año de 2017, Estados Unidos exportó bienes por 292.000 millones de dólares a Canadá y por 243.000 millones a México en 2017.
En comparación, Estados Unidos le exportó a China, su tercer mayor cliente, bienes por solo 130.00 millones de dólares.
En tanto, la primera economía global recibió productos de Canadá por 314.000 millones de dólares en 2017 y por 299.000 millones desde México.