Medio ambiente
¬ Mauro Benites G. martes 10, Dic 2019Municiones
Mauro Benites G.
En el clima voluble de la Ciudad de México y el contaminado calor de esta terrible plancha de cemento en que hemos convertido el Valle de México, que fue uno de los lugares más bellos del mundo. Me descontrola el optimismo de la jefa de Gobierno y comprendo la clase de problema que significa ayudar a vivir, a sobrevivir, a 20 millones de personas, de las cuales aproximadamente la mitad no tiene medio conocido de subsistencia.
Si hay un millón de puestos de venta de toda clase de productos, de fritangas, de tortas y de tacos, fábricas de cólera, pues quienes alimentan a los capitalinos no tienen siquiera agua corriente, pero pronto el agua será un tesoro, en estas alturas donde los españoles decidieron conservar la capital del país, lejos del agua que entonces abundaba en las vertientes de las dos grandes sierras, de modo que hay que subir el líquido a costos tremendos para que el capitalino tenga siquiera qué beber, que ya no pienso en los lujos del baño cotidiano, necesario más que en ninguna otra parte en esta ciudad monstruosa, problema de los problemas, dónde, ¿cómo puede una autoridad, por muy apta y enérgica que sea, evitar la contaminación que producen más de 4 millones de motores de combustión interna y los 20 millones de vientres?, que ya eso sería, es, intolerable!, ¿cómo puede una autoridad, por responsable que sea, evitar que la mitad de la población le venda en la calle a la otra mitad, puesto que no hay empleos?, ¿Cómo podría la autoridad más consciente de sus deberes que esos miles de puestos contaminen? ¿quién invierte los miles de pesos diarios que sostienen a todos esos estómagos que se manifiestan, y que los bloqueos desquicien el tránsito, multipliquen la contaminación, desesperen a los automovilistas que a diario se quedan inmóviles por lo menos dos horas en una cuadra, mientras queman gasolina, calientan los motores y ahogan el aire horriblemente viciado? , ¿qué autoridad podrá satisfacer el rencor social de esa gente que odian a quienes tienen un coche?, ¿qué autoridad milagrosa podrá tranquilizar a los cientos de miles de comerciantes establecidos que están a diario bloqueados por los “puestos” que permiten la vida de un millón, por lo menos, de “comerciantes” que vienen de otras ocupaciones y si no venden no comen?.
Dice el Presidente que para el año 2050 seremos 150 millones, digo que, de enemigos de México, porque en la carretera de ciudad a ciudad, a donde se llega rápidamente, uno avanza entre la ruina de hoy y el desierto de mañana. El mexicano odia el árbol, lo destroza desde que es una promesa, lo quema deliberadamente aprovechando el estío, sin agua, pero con mucho viento. Vivimos ya en el un desierto. Y eso que veo sino lo que fue el jardín de México. O sembramos cientos de millones de árboles, lo que bastaría para llenar cualquier Plan de Desarrollo durante uno o más sexenios, o vamos a, sucumbir en ciudades bellas, pero muy caramente comunicadas, a las que no llegue una gota de agua…