Desigualdades imperdonables
Freddy Sánchez jueves 5, Dic 2019Precios y desprecios
Freddy Sánchez
En este lindo México nuestro, “el sol sale para todos”, pero no a todos los calienta por igual y algunos de plano sufren de un terrible “frio hasta los huesos”, a causa de las sombras en las que sus vidas deambulan cotidianamente, sufriendo de una y mil carencias.
Lo que se deriva de las diferencias sociales, como es natural, pero sobre todo de la mala costumbre de prohijar una notoria falta de igualdad en el trato de los problemas colectivos.
Una cuestión que salta a la vista en los servicios públicos institucionales. Y es que no en todos los sectores de la sociedad se recibe por igual lo básico para una vida digna. En la dotación de servicio de agua y luz, reposición del alumbrado público, repavimentación y bacheo de calles y avenidas, abundan ejemplos de desigualdad.
En el caso de la basura es de mencionar lo desafortunado de los contrastes. En colonias como Las Lomas de Chapultepec y El Pedregal de San Ángel los vecinos disfrutan de un servicio oficial más que frecuente y puntual sin tener que hacer pagos directos a los recolectores de desperdicios. Y las calles se notan perfectamente barridas.
A diferencia de lo que se palpa en colonias populares y de clase media en donde los empleados de limpia viven de las propinas, alegando que salvo el operador de las unidades, ninguno de ellos tiene un sueldo ni plaza de trabajo en el sector público.
Una notoria desigualdad con otra clase de los burócratas, que sí son asalariados y disfrutan todas las prerrogativas de ley, aunque en sus áreas de servicio al público se incurra en desigualdades en perjuicio de ciertos segmentos de la población.
Tal es lo que se observa cuando una empresa o incluso alguien en lo particular con dinero a su disposición a manos llenas decide operar una gran plaza comercial o uno de esos modernistas y sofisticados complejos inmobiliarios con servicios múltiples destinados a la vivienda, y sin mayor problema consigue las autorizaciones oficiales administrativas para hacerlo.
No importa cuantas restricciones impongan las normas oficiales de impacto ambiental, que en algunos casos tal parece que ni siquiera se respetan a la hora de aprobar los grandes proyectos constructivos de la iniciativa privada.
Un caso más de desigualdad con respecto a un modesto emprendedor que por haber perdido su trabajo o deseando independizarse se propone alquilar un local o dar uso a una parte de su propiedad para ese fin y por ello piensa en solicitar un cambio de uso del suelo en la Seduvi.
Lo engorroso y caro de los trámites administrativos para el logro de un propósito de esa naturaleza, aun si se trata de querer aperturar un pequeño negocio “blanco”, de bajo impacto social como se dice y nada que ver con cantinas u hoteles de paso, pronto desmoraliza y desanima a los interesados.
Y la causa, naturalmente, apunta en la misma dirección de las desigualdades imperantes en el sector oficial a la hora de hacer frente a la voz popular que demanda, pero no recibe fluidez y trato equitativo en la búsqueda de soluciones administrativas a sus necesidades de subsistencia.
La razón o sin razón, es que a los que tienen con qué pagar asesorías y gestorías les es más fácil conseguir lo que se proponen, pero no todos cuentan con los recursos personales para allanarse el camino de las desigualdades burocráticas.
Un mal que hay que aclararlo, no lo causó el gobierno de Andrés Manuel, de quien más bien se espera que lo solucione, lo que es de aspirar a que lo haga realmente, porque con una monserga de requisitos burocráticos arruinarle la vida a la gente que espera apoyo institucional a sus requerimientos para dedicarse a toda clase de actividades lícitas, no se vale.
Lo que se hizo mal en el pasado y fue catalogado de imperdonable, dando origen a un cambio radical en la forma de gobernar a este país, de ninguna manera puede achacársele al gobierno actual, aunque de persistir las trabas burocráticas, eso no se puede tolerar, puesto que hay que decirlo con absoluta claridad: hoy como ayer México demanda acabar con desigualdades imperdonables.