¿Nuevos empleos?
¬ Salvador Estrada jueves 28, Nov 2019Folclor urbano
Salvador Estrada
La limpieza en México ya creó “un nuevo empleo”, sobre todo en la gran ciudad, que por las “mujeres vándalas”, las esculturas, las paredes y las superficies lisas, como los ventanales, han puesto a trabajar a los empleados de limpia y transportes, que sudan “la gota gorda” para quitar, desaparecer, las pintas que hicieron en sus marchas de la Avenida Juárez al Zócalo y del Ángel de la Independencia a la Plaza de la Constitución.
Y eso no es todo, porque también se lanzaron a pintar las calles y las banquetas, las tapias y los monumentos de los héroes de la Reforma, que muchos de ellos, por mala suerte o falta de tiempo todavía están pintarrajeados.
Lo más lamentable, fue ver el Hemiciclo a Benito Juárez, allá en la Alameda, todo garabateado, y a los “limpiadores de monumentos” echándole todas las ganas cepillándole y cepillándole, hasta ver el mármol otra vez blanco.
El monumento al Benemérito de las Américas no quedó limpio del todo. Se alcanza a percibir una mancha negra, tenue, en el frente del monumento, que seguramente los trabajadores del INAH acudirán a examinarlo para darle la limpieza que se requiera.
Y este nuevo empleo, “limpia esculturas” o “limpia monumentos” requiere de paciencia y cautela, chorros de agua a presión y hielo seco que se llama “criogénica” que evita dañar el monumento y elimina capas de pintura, carbón, daños por humos y otros contaminantes.
Pero hay otro empleo de limpieza que llevan a cabo hombres y mujeres en el Centro Histórico y que son los “quita chicles o limpia chicles”.
En la calle de Madero, primera calle peatonal de la ciudad de México, el suelo amarillo, construido con concreto y granito, para que destaque, está sucio, manchado con grandes lunares negros, que son chicles pisados y que “los quitachicles”, están agachados, de rodillas o inclinados “sóbale y sóbale ” con especie de “tubo de presión”, que después de desprenderlo lo absorbe. ¡Ah que difícil es quitar el chicle del piso”¡
Esa labor la realizan en la noche para poder hacer bien su trabajo no importa que al día siguiente los peatones vuelvan a “tirar su chicle al piso”.
Se debe realizar una campaña en el Centro Histórico para que los peatones, turistas nacionales o extranjeros, no arrojen chicles a la calle de Madero, sino que los depositen en los cestos gigantes que se encuentran en los arbotantes, lo cual agradece esta columna que señaló hace tiempo la necesidad de esos cestos gigantes, porque antes era muy pequeños y la basura se quedaba en el suelo.
Y también, exhortar a las mujeres a que ya calmen su ira cuando marchen y que no destruyan ni pinten monumentos. Ya sabe la ciudadanía de que muchas mujeres han sido asesinadas, golpeadas o violadas, y que con la violencia no se arregla nada, pero si su propuesta es pacífica, contarán con el apoyo de los ciudadanos y ya no se gastará dinero en reparar los daños, y las autoridades realizarán mayor inversión en investigar y castigar a los violadores y asesinos para que se acabe la impunidad.