Palos a Morena
Freddy Sánchez jueves 21, Nov 2019Precios y desprecios
Freddy Sánchez
Aquello de “más vale malo por conocido que bueno por conocer”, dejó de ser una especie de “salvavidas” para ayudar a la sobrevivencia de los partidos políticos, a pesar de los deplorables desempeños de sus representantes en actividades de gobierno.
El arribo de “Morena” al poder, en virtud a un abrupto y radical giro en las preferencias electorales, vino a darle viabilidad a cualquier cambio político electoral futuro, considerando que el electorado, ( en su mayoría votantes jóvenes), parece haber hecho de lado los temores al optar por una opción, sin estar ciertos de los resultados de elegir a quien logre seducirlos.
La exasperación social ante la repetida corrupción con sus intolerables despliegues de omisión, displicencia e indiferencia institucional, en torno a los graves males que lastiman y agravian a la gente, con políticos partidistas habitualmente insensibles por todo lo malo que sucede en el entorno nacional, se convirtió en una razón más que suficiente para no querer saber más de lo mismo.
Y eso, justamente, hizo que “el morenismo”, creciera en un solo día en todo el país, como si alguien a “todo pulmón” se hubiera puesto a inflar un globo que súbitamente expandió su tamaño al máximo límite que pudo dar su material elástico.
Por eso es que, “Morena”, ahora es lo que es: una auténtica “aplanadora”, en casi todo lo político, económico y legislativo, lo cual en sus tiempos de memorable gloria al ejercer un poder casi absoluto, fue el Partido Revolucionario Institucional.
Aquel “partidazo”, añorado todavía por algunos o muchos que por décadas le rindieron pleitesía como si fuera un Dios terrenal hacedor de milagros en favor de aquellos a los que los hados de la vieja política voltearan a ver con sus inclinaciones de dadivosidad misericordiosa.
Y eso, obviamente, le dio al partido tricolor, la calidad de un “trabuco”, que por años y años se ganó la fama de invencible, gracias al reconocimiento y el respeto de las mayorías. Nada que ver con aquel otro priismo en decadencia antes de su salida de Los Pinos para ceder el paso a Vicente Fox y Felipe Calderón con el panismo. Más que distinto, además, al renacido y otra vez “muerto” PRI de Enrique Peña Nieto.
De tal suerte que por azares de la política, en los actuales tiempos, ese gran poder priista de antaño, hoy lo tiene en su haber, el Partido del Movimiento de Regeneración Nacional, Morena. Y cualquiera podría llegar a imaginarse que esta institución partidista, apoyada en sus políticas sociales seductoras de multitudes, (en las que el ofrecimiento de hacer llegar bienestar para los que menos tienen, es la prioridad), obviamente, puede seguir por mucho tiempo en el mando presidencial.
Lo que, naturalmente, se proyecta como algo más que probable, salvo por un pequeño detalle, que es inevitable mencionar. Cada vez hay menos electores que no perdonan ser engañados por las grandilocuentes retóricas de la demagogia, que a la postre resultan un fiasco para el bienestar social, dadas sus comunes cuentas alegres y tristes realidades que provocan el desconsuelo entre la población general al permanecer igual o peor que antes.
En ese tenor, es de entender e incluso de apoyar el deseo de muchos para que “Morena”, logre una mejoría en el estatus de vida de la mayoría nacional, cumpliendo con sus enunciados de luchar por el bienestar colectivo minimizando la corrupción y combatiendo a las bandas delincuenciales.
Porque, con ello, lógicamente sobrarán motivos para que sus representantes electorales futuros se mantengan en el poder, en vez de que pudiera ocurrir lo contrario, si la ciudadanía se siente defraudada y los electores de nueva cuenta se afanan en dar el mando a otro partido político e incluso a un político sin partido.
Y es que si bien el porvenir de otros partidos políticos es impredecible, en cuanto al partido creado por Andrés Manuel, sólo puede haber dos opciones: su permanencia en el poder presidencial por varios sexenios o a partir del próximo quedar fuera de la presidencia por el mandato de un electorado insatisfecho y posiblemente dispuesto a darle de palos a Morena.