¿En riesgo la CNDH?
Ramón Zurita Sahagún miércoles 20, Nov 2019De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Qué caso tiene la existencia de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos si no se le hará caso a sus recomendaciones, como señala que hará, en su caso particular, el gobernador de Querétaro, Francisco Domínguez y se anuncia que harán lo propio los demás gobernadores panistas.
Si de por sí, hay quienes no respetan los procedimientos y recomendaciones que salen de ese organismo, ni siquiera hacerle caso lo pone en una situación riesgosa para su operatividad.
La llegada de Rosario Piedra Ibarra al organismo desató una serie de reacciones contrarias que amagan al organismo creado en la administración de Carlos Salinas de Gortari y que ha tenido como sus máximos operadores a personajes surgidos del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM y en la mayoría de los casos relacionados con la procuración de justicia.
Inicio con el pie izquierdo por el procedimiento con el que fue electa, el que fue catalogado como viciado, especialmente por la oposición panista que rechazó su nombramiento.
Con todo y ello, los apoyadores del nombramiento de Rosario consiguieron que rindiera protesta y situarla ya en la posición esperada, donde se considera deberá responder a la confianza depositada en ella.
Y es que Rosario resulta ser la primera mujer en alcanzar el rango y además de no tener vinculación con el IIJ, propósito buscado en esta ocasión para quien ocupara la presencia de la CNDH.
Sin embargo, ahora el reto es para Rosario que deberá mostrar que tiene las cualidades necesarias para hacer un buen papel en la CNDH, donde lo primero que tendrá que hacer es conservar la autonomía de dicho organismo.
El riesgo es grande, aunque la confianza en ella también es grande, ya que se trata de la primera activista en desempeñar dicha función, ya que ella misma nunca ha sido servidor público y ahora deberá enseñar que cuenta con los atributos necesarios para manejar un amplio presupuesto de dos mil millones de pesos y dar puntual seguimiento a los temas en que se vea inmiscuida la Comisión Nacional de Derechos Humanos.
Tendrá que aprender, ella y sus colaboradores, a una mejor redistribución del presupuesto, en lugar de pensar en uno mayor.
Rosario deberá entender (si es que no lo sabe) que su función no es investigar delitos, sino hacerlo con la violación de los derechos humanos y en eso podrá entretenerse, ya que hay muchos asuntos pendientes, especialmente los de alto impacto como son los caos del llamado “culiacanazo” y lo ocurrido con los crímenes de 3 mujeres y seis niños en los límites de Sonora y Chihuahua, además de otros que han sido relegados o no se encuentran en la brújula de muchos por la menor resonancia tenida.
La tarea no es sencilla y Rosario tendrá que conciliar y mostrar que su empaque es el necesario para no convertirse en un simple apéndice del Ejecutivo o estar al servicio de quienes se batieron en fiera disputa para que ella accediera al cargo.
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