Vándalos en CU
¬ Augusto Corro lunes 18, Nov 2019Punto por punto
Augusto Corro
Pues sí, ya nos acostumbramos a vivir en la espiral de violencia. Las autoridades optaron por colocarse al margen de los hechos delincuenciales, cada vez más graves.
La semana pasada los capitalinos vimos con asombro y estupor las acciones criminales de los autodenominados “anarcos” en las instalaciones de la Ciudad Universitaria.
Primero, los grupos de sujetos embozados fueron directamente contra la Torre de Rectoría armados con varillas, picos y artefactos explosivos.
Se registraron connatos de incendios. Los vándalos pintarrajearon un mural de Siqueiros. Destruyeron una librería y luego ocurrió lo peor: arriaron la bandera mexicana que ondeaba en la explanada universitaria, la desgarraron y le prendieron fuego.
Se repitió un hecho de impunidad total. Ningún representante de la ley estuvo cerca para evitar el vandalismo. Nadie tuvo el valor de intervenir para evitar los daños a los edificios universitarios.
Los hechos violentos se registraron la tarde del jueves después de una marcha de alumnos de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Cuautitlán contra el acoso sexual.
La escalada de violencia y su respectiva impunidad son preocupantes. Si los delincuentes no son perseguidos y castigados ¿qué nos espera?
Los grupos delincuenciales saben que México es tierra sin ley, donde pueden cometer sus actos criminales sin ser juzgados por sus actos criminales.
Los mexicanos ya nos acostumbramos a vivir en la violencia. Es tiempo perdido exigir a las autoridades que persigan a los delincuentes, cuyas conductas son premiadas con abrazos, para evitar la violencia.
¿Cuántos abrazos, mimos, caricias y arrumacos recibirán los “anarcos” por su derroche de vandalismo en la Ciudad Universitaria?
Familia secuestrada en fosa clandestina
¿Cuál es la entidad con los crímenes más espantosos? Es difícil saberlo. Cada día nos enteramos de más y más hechos de sujetos insensibles al dolor de sus semejantes.
Es el caso de los sicarios que matan por dinero o por su enfermedad mental que los obliga a despreciar la vida humana.
El fin es el mismo: los criminales deciden quién vive o quién muere.
Hay estados donde los criminales, desde hace varios sexenios, son quienes se encargan de poner en vigencia sus “leyes” de la muerte.
Por ejemplo, en Guerrero, las autoridades cumplen con una función decorativa. Nadie respeta la ley.
Si se trata de secuestros, asesinatos, extorsiones y producción de opio, esa entidad se encuentra entre los primeros lugares.
¿Pero qué se dice de Tamaulipas, Michoacán, Veracruz, Jalisco, Guanajuato, etc.? Se encuentran en la misma condición de violencia incontrolable, con crímenes cada vez más atroces.
Una abuelita, sus hijas y tres de sus nietos fueron secuestrados el pasado mes de octubre por sujetos armados tras negarles la venta de alcohol.
El plagio se efectuó la madrugada del 14 de octubre en Acapulco, Guerrero.
La semana pasada, las autoridades informaron que toda la familia desaparecida fue encontrada en una fosa clandestina en la colonia Simón Bolívar, en el citado puerto.
Ahí estaban los cuerpos de René, de 11 años; Pedro, de 16; Hiram Josué Almazán, de 19 años; la madre de los tres, Adriana Gutiérrez Rendón, de 38 años; y la abuelita Honoria Rendón Ríos, de 70 años.
Los presuntos asesinos pertenecen al grupo delictivo “Los Virus”, una banda más de delincuentes que tienen asolado a Acapulco.
En Morena ¿tranquilos?
Por fin, el 30 de noviembre se efectuará el congreso extraordinario de Morena para reponer el proceso de elección de su dirigencia.
Como se informó en este espacio, el Tribunal Electoral anuló el mencionado proceso debido a un padrón no confiable y a un sinnúmero de irregularidades.
Una vez superadas sus diferencias, los dirigentes morenistas acordaron llevar a cabo su congreso en la fecha mencionada.
Buscan la dirigencia de Morena Yeidckol Polevnsky, presidenta interina; Bertha Luján, Mario Delgado y Alejandro Rojas Díaz Durán.
Subió de tono el pleito entre los aspirantes a la presidencia de Morena. La lucha por el poder reflejó la lucha interna que seguramente provocará el divisionismo.
La elección del líder se efectuará con encuestas entre militantes para que se dejen de pelear.