Cozumel, mundo fascinante, donde coexisten sin riña la cultura maya y la modernidad, a nuestro alcance por Volaris
Turismo lunes 18, Nov 2019De cinco estrellas
Victoria González Prado
I / III partes
Cozumel, Quintana Roo.- Cozumel, su nombre en maya, Cuzamil, significa Isla de las Golondrinas; es la tercera isla más grande de México, rica en historia, ruinas arqueológicas y maravillas naturales. Auténtico paraíso cerca del macizo continental, con playas blancas, bellos atardeceres y famosa por sus arrecifes de coral.
Cozumel es el principal punto de llegada de cruceros de todo el mundo. Hay tres muelles exclusivos para que éstos atraquen, alrededor de 60 hoteles que en conjunto suman cuatro mil 400 habitaciones de distintas modalidades de hospedaje (plan europeo o Todo Incluido), innumerables actividades deportivas acuáticas, vestigios de la cultura maya, gastronomía, golf, spa, bienestar, bodas, romance y turismo de reuniones (www.cozumel.travel)
A este sitio que compite ventajosamente con el mítico edén nos trajo Volaris, desde Ciudad de México (hacia acá vuela viernes y domingos). Con estos vuelos en Airbus 320 para 180 pasajeros, la línea aérea impulsa el turismo de Quintana Roo y atiende la demanda de los vuelos más transitados hacia este destino.
Volaris y el Consejo de Promoción Turística de Quintana Roo —representado por Pablo Aguilar Torres— organizaron este viaje que nos llevó a conocer mejor la isla y sus habitantes. Pablo estuvo con el grupo desde que nos recibió en el aeropuerto. De ahí nos llevó al Cozumeleño Beach Resort All Inclusive, hotel que nos brindó hospedaje.
El hotel cuenta con extensa playa. Las habitaciones están decoradas con estilo tradicional, donde las tonalidades claras, los muebles de madera y la iluminación permiten crear espacios que invitan a la relajación y al confort. Puedes hacer uso de la conexión a Internet en zonas comunes. Tiene piscina al aire libre, dos restaurantes y bar (www.cozumeleno.com).
Después de hospedarnos recorrimos el centro de Cozumel, que tiene interesantes atractivos, como el museo alojado en edificio que data de 1936; sus cuatro salas exhiben el pasado y el presente de la vida cotidiana y vida marina de la isla.
Conocimos el reloj público del poblado de San Miguel, construido en 1910 con aportaciones populares, fue inaugurado el 15 de septiembre del mismo año para conmemorar el primer aniversario de la independencia nacional. Su principal promotor fue José Hipólito Vivas Rejón, y el monumento al mestizaje, que muestra al hispano Gonzalo Guerrero asimilado al mundo maya, a su esposa indígena y a sus hijos, mestizos fruto del amor.
La iglesia San Miguel se consagró en 1946 y fue construida a instancias de los misioneros norteamericanos de Mariknoll. Substituyó a la antigua iglesia que se encontraba en el parque y fue incendiada y destruida por tropas carrancistas en 1915.
Cenamos en el restaurante “La mission”, cerca del malecón, que tiene jardines tropicales y ruinas mayas; es único en la isla y logró que nos sintiéramos en el Cozumel tradicional y prehispánico, conjugando cocina internacional y ambiente caribeño (www.lamissioncozumel.com).
Al otro día nos esperaba visita al Pueblo del Maíz, el que no conocía, y la verdad es lugar que sorprende. Poblado prehispánico interactivo en el que experimentas la vida de los mayas en viaje al pasado. Te enseñan la importancia del maíz, el cacao, el arte plumario y el henequén. Es lugar único en el que la danza y la música se fusionan entre nubes y aroma de copal.
Según el Popol Vuh, los dioses extrajeron del inframundo las primeras semillas de maíz que usarían para crear a la raza humana. Después al hombre se le darían para hacer de ellas elemento culinario sagrado y base de su alimentación.
Aquí, como en otros tiempos, el cacao funciona como moneda de cambio para obtener alimentos o lo que se necesite. Nos dieron algunos granos de cacao para pagar en todas las palapas.
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