El vacío intelectual
¬ Edgar Gómez Flores lunes 11, Nov 2019Con mi mano izquierda…
Edgar Gómez Flores
A las grandes revoluciones económicas, políticas y / o sociales del mundo, les ha precedido un ejercicio teórico que alimenta la praxis de los ejecutores. La Revolución Rusa de 1917 tuvo como soporte, entre otros, los postulados de Carlos Marx quien cuestionó el capitalismo, acentuado con la industrialización europea. Sin embargo, este pensador alemán no tuvo la oportunidad de ver la consolidación del socialismo soviético y mucho menos su caída. Pero, dejó la estructura utópica de una sociedad despojada de la ambición personal para crear una colectividad basada en el bien común.
Así se podrían enlistar múltiples movimientos radicales de occidente. La Revolución Francesa, las Leyes de Reforma en México (s. XIX), o la Revolución Cubana que enarboló los pensamientos libertarios de José Martí quien fue considerado el “apóstol” de la independencia cubana.
En este bagaje de análisis, preceptos utópicos, presentación de escenarios, evaluación de estratos sociales, de inconformidades y realidades sociales, veo en México, una Cuarta Transformación, carente de sustento intelectual. La idea original de cambio, de un régimen neoliberal a otro, tiene una legitimidad, por el pasado reciente pletórico de corrupción, pobreza e ineficiencia. Empero, no identifico un nuevo planteamiento que nos permita saber cuál es el nuevo horizonte propuesto.
La crítica oportunista que hace el presidente Andrés Manuel López Obrador al desarrollo económico, versus la distribución de la riqueza que requiere el país, es un planteamiento bien visto a los ojos del sentido común. Sin embargo, requiere una estructura más formal (de rigor académico) más que un discurso “dicharachero” en las conferencias mañaneras del primer mandatario. Me explico: Pensemos hipotéticamente que el Producto Interno Bruto (PIB) sigue siendo el gran indicador económico de los próximos 100 años y también hipotéticamente pensemos que nuestro país puede lograr, en este ficticio período, un crecimiento promedio de 7% anual. ¿A donde podríamos llegar? ¿Qué nos podríamos encontrar en el año 2120?; ¿un país más justo?, ¿un país más equitativo? ¿un país devastado en sus ecosistemas? El paradigma del crecimiento económico infinito es algo que debe replantearse; pero no con el oportunismo que utiliza la Cuarta Transformación, cuando el crecimiento es “cero”. Se requiere diseñar una canasta de indicadores que puedan asegurar bienestar, cuidado del medio ambiente, reducción de las brechas de pobreza y desigualdad en un ambiente de desarrollo económico. Si las computadoras y las telecomunicaciones (como bienes y servicios) representan un rubro importante del PIB, pero solo una parte de la población cuenta con estos bienes y servicios, este indicador no nos es útil para saber si vamos o no por buen camino.
Veo con cautela a quienes quieren adjudicarse la intelectualidad de la transformación en México. No existe un compromiso de dar soporte teórico a través, primero, de la crítica a los planteamientos que realiza día a día de manera ocurrente y desordenada el titular del Ejecutivo federal. Por el contrario, vemos una especie de plantilla mercadológica para “viralizar” las frases del presente gobierno. Veo a John Ackerman arrojando piedras a sus detractores, veo a Sabina Berman empecinada en demostrar que el pasado atroz de nuestro país justifica las atrocidades del presente. Pero no veo, a las universidades públicas trabajando en el nuevo esquema de gobierno, no veo la inversión en ciencia y tecnología para transformar a nuestra sociedad. Solo veo un líder único en la Presidencia de la República con un gabinete venido a menos, con un auditorio a modo que aprueba cualquier decisión, aunque ésta sea cancelar una infraestructura pública, impulsar proyectos sin estudios aprobados, enfrentar al crimen organizado sin una estrategia de inteligencia policiaca o utilizar a la Guardia Nacional como muro fronterizo en el sur de nuestro territorio.
Los planteamientos que llevaron a la Cuarta Transformación al poder en México, seguro mantienen un apoyo popular, después del destrozo realizado por el gobierno de Enrique Peña Nieto y por la ineficiente forma de afrontar la pobreza en nuestro país, en los últimos 40 años. Esto es útil para poder implementar un programa de gobierno elaborado, que materialice la esperanza de los mexicanos que todavía apoyan este cambio. Sin embargo, el país requiere de grandes políticos y pensadores que diseñen un país satisfactorio para todos sus habitantes: Ciencia, tecnología, arte, deporte, política, todo junto debe aglomerar la grandeza de una cultura milenaria y multifacética. Solo así nos daremos cuenta de que un país alejado del pensamiento termina siendo reactivo a su realidad y un país que basa su futuro en un solo hombre sufrirá las consecuencias de sus ocurrencias.