El Ejército ya entendió que AMLO es su amenaza
Roberto Vizcaíno viernes 1, Nov 2019Tras la puerta del poder
Roberto Vizcaíno
El general Carlos Demetrio Gaytán Ochoa no le dio vueltas, directo dijo al secretario de la Defensa Crescencio Sandoval y a los otros quizá 500 altos mandos retirados y en activo del Ejército reunidos esa mañana en la sede de la secretaría de la Defensa Nacional: “Nos preocupa el México de hoy… Nos sentimos agraviados como mexicanos y ofendidos como soldados”.
¿Por qué la preocupación del Ejercito y el sentimiento de agravio?
Preocupados porque los mexicanos viven hoy la polarización política debido a que la ideología dominante, de izquierda, que no mayoritaria, llega al poder con grandes resentimientos, dijo el general.
Y porque si bien el Gobierno tiene un sustento legal al haber alcanzado más de 30 millones de votos, con importantes promesas de cambio, el Presidente Andrés Manuel López Obrador conduce al país con decisiones estratégicas que no han convencido a todos y especialmente en contra de los valores en que han sido formadas las élites militares “para decirlo con suavidad”, subrayó
Y es entonces que el general Gaytán adelanta una primera advertencia:
“… estoy convencido que es mi deber, irrenunciable, mantener invariables los principios de honor, valor y lealtad para con el pueblo de México, ¡si!, para con el pueblo de México”.
Subraya que la conducción del país a contrapelo de la dignidad y los valores militares, ejercen una presión titánica sobre el general Sepúlveda y sobre cada uno de los soldados, “que siguen ofrendando incluso el sacrificio máximo por México”, que no por esta presidencia de la República, concluyo yo.
Advierte Gaytán que, en este contexto, que “el alto mando (es decir el general Crescencio Sandoval) sostiene hoy sobre sus espaldas, la muy alta responsabilidad de mantener cohesionado al país, de coadyuvar a su pacificación a la brevedad posible, de hacerlo todo con el menor costo social, y la mayor eficacia…
“¿Quién aquí duda de que se está realizando, desde el Ejército y la Fuerza Aérea, el mejor esfuerzo?… ¿Quién aquí ignora que el alto mando enfrenta, desde lo institucional, a un grupo de “halcones” que podrían llevar a México al caos y a un verdadero estado fallido?”
Y concluye con un posicionamiento que cierra el círculo de la advertencia:
“… he tratado de mantenerme dentro de la disciplina a la que estoy obligado, y reitero mi lealtad irrenunciable a México”.
Lealtad a México, no al presidente, no al Gobierno, no al llamado jefe supremo de las Fuerzas Armadas.
Palabras finales que le dan un valor superior a su aclaración inicial de que hablaba a nombre de los sentimientos de todos los asistentes a ese desayuno… porque “cada uno de los aquí presentes, fuimos formados con valores axiológicos (axiología: teoría de los valores) sólidos, que chocan con las formas con que hoy se conduce al país”.
Así o más claro…
El general Gaytán fue sin duda un vocero calificado designado por los mandos militares para expresar su descontento. Y es que el general Gaytán es uno de los generales más respetados dentro de su mundo: subsecretario de la Defensa en la parte final del Gobierno de Felipe Calderón y mencionado como uno de los posibles sucesores del entonces titular del ramo.
Con las más altas formaciones militares dentro y fuera del país, fue subjefe Operativo, Jefe de las Secciones Novena (Doctrina Militar) y Décima (Operaciones Contra el Narcotráfico; Comandante de las 13/a. y 31/a. Zonas Militares en los estados de Nayarit y Chiapas; Comandante del Área Altos y del Agrupamiento en la Fuerza Tarea Arcoíris, en el estado de Chiapas y agregado militar y hasta mediados de este año Jefe del Estado Mayor de la Defensa Nacional. Un militar que representa todo a lo que un hombre de armas puede aspirar.
Los hechos y los dichos de AMLO
¿Por qué el general Gaytán dijo lo que dijo?
Porque 5 días antes de ese martes 22, AMLO exhibió a un Ejército débil, rendido ante los sicarios del cartel de los hijos de El Chapo. Y con ello derramó el vaso de la lealtad ninguneada del Ejercito.
Las élites y bases del Ejercito no fueron sorprendidos. Ya estaban avisados por el propio López Obrador de que no debían esperar lealtad del presidente.
No podían sorprenderse cuando AMLO declaró el 30 de enero de este 2019 que desde ese miércoles concluía la guerra contra el narcotráfico. Que, a partir de ese momento, su gobierno aplicaría una política de seguridad alejada de golpes espectaculares y de persecución de jefes del narco.
“No hay guerra. Oficialmente ya no hay guerra. Nosotros queremos la paz, vamos construir la paz”, dijo desde Palacio Nacional, en su mañanera, ese miércoles.
El lunes 1 de julio, en entrevista a La Jornada se fue a fondo:
“Si pudiera, desaparecería al Ejército y lo convertiría en Guardia Nacional”, indicó
Y se lamentó que desgraciadamente “una cosa es lo deseable y otra, lo posible”.
Basó su deseo de desaparecer al Ejército en su concepción de que México “es un país pacifista que en caso de tener que defender su territorio recurriría a sus ciudadanos… no necesita Ejército”, subrayó.
Una declaración que el Diario El País y otros muchos consideraron un absurda contradicción viniendo del Jefe de las Fuerzas Armadas de México.
Para entonces piquetes de soldados comenzaron a ser retenidos y vejados, desarmados, y ninguneados por habitantes de poblados claramente bajo el dominio de grupos delincuenciales del narco y del huachicol.
El 20 de septiembre estalló el escándalo cuando Pedro Salmerón, director del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones Mexicanas calificó en sus redes sociales de jóvenes ‘valientes’ a los asesinos de don Eugenio Garza Sada.
Los reclamos tomaron tal magnitud que Salmerón tuvo que renunciar. AMLO nunca lo contradijo, por el contrario lo calificó de un historiador con grandes valores.
El lunes 23 de septiembre la secretaria de Gobernación Olga Sánchez Cordero ofreció disculpas de parte del Estado a Martha Camacho Loaiza, quien formó parte de la Liga comunista 23 de septiembre.
Y el 8 de octubre, desde el poblado guerrerense La Unión de Isidoro Montes de Oca, a donde acudió a visitar una clínica rural, López Obrador -en un claro homenaje a los guerrilleros Lucio Cabañas y Genaro Vázquez Rojas- indicó que ambos guerrilleros tomaron la decisión de transformar “una realidad de injusticias y opresión con las armas”, mientras el lo hizo por la vía “pacífica”.
Pidió por ello no culparlos porque las guerrillas que encabezaron “se enmarcan dentro de las circunstancias del momento en que vivieron”.
Después vendría la entrega de la Medalla Belisario Domínguez a doña Rosario Ibarra de Piedra, madre de José Ibarra miembro de la Liga 23 de septiembre que fue desaparecido por los 70, y esta semana por poco el Senado designa a su hija, a Rosario Ibarra como presidenta de la Comisión Nacional de Derechos Humanos en lugar de Luis Raúl González Pérez.
Ricardo Monreal no logró los consensos ni los acuerdos suficientes para que otras fuerzas se sumaran a las de Morena en el Senado en favor de Rosario Ibarra.
Sin duda lo volverá a intentar la semana entrante.
Igual por el momento queda en suspenso la declaración de López Obrador de que, bajo sus órdenes, el Ejército podría pedir perdón por la posibles violaciones a Derechos Humanos cometidos en el pasado, o podría hacerlo él “como representante del Estado y comandante supremo”.
En fin, parte de una larga lista de agravios a las Fuerzas Armadas que ya le advirtieron que no están dispuestas a aguantar más indignidades desde esta presidencia de la República.
rvizcainoa@gmail.com
www.endirecto.mx
@_RVizcaino
facebook.com/rvizcainoa