Fondos ilegales en la política citadina
¬ Sócrates A. Campos Lemus martes 29, Oct 2019¡Que conste,.. son reflexiones!
Sócrates A. Campos Lemus
Muchos de los políticos sostienen que cuando dejan los cargos, aunque retornen a sus actividades profesionales o empresariales, no dejan de pensar como políticos, y por ello, siempre mantienen la mira en la información y en los análisis, claro que hay políticos que solamente piensan, viven, comen, hacen el amor, pasean, descansan, negocian, ganan, siempre, pensando en la política, y eso sucede también, sin el nivel de utilidades y ganancias que sostienen los políticos, con los periodistas o analistas, y es por esa razón que no solamente estamos atentos a los chismes, sino a las tendencias de los mismos, a la información y a los detalles que nos marcan las rutas de la acción política, por ello, cuando entramos a los niveles de la capital, tenemos que entender que además de ser el centro apolítico, el corazón del país, el desarrollo empresarial, económico y financiero que marca la ruta en general, también, es el centro donde la economía subterránea, protegida por los políticos, está más presente que nunca.
Por ejemplo, usted se puede imaginar, en las delegaciones que, cuando se hace un análisis de los puestos semifijos también se hacen los cálculos de lo que cobrarán los inspectores a esos dueños y que, al final de mes, suman millones de pesos, pueden intentar hacer el cálculo de los puestos ambulantes, y para ello, nada mejor que tener el control donde los funcionarios no se manchen y tengan tratos solamente con uno o dos de los líderes que controlan a los puesteros y distribuyen las mercancías y cobran por los derechos diariamente y lo mandan a los funcionarios, y éstos, pues a sus jefes, que son los que determinan cuántos recursos van a la política y cuántos a las cuentas o riquezas personales, de ahí que toman mucha importancia las dirigencias sociales, que al final de cuentas, son las dirigencias de la economía subterránea en las capitales del país, y es, por esos mecanismos, que las grandes corporaciones delincuenciales las usan para distribuir y controlar los mercados de las cosas usadas, robadas y contrabandeadas o las que son clonadas, incluyendo medicamentos y cosas de lujo o de uso personal.
Seguramente, casi nadie habla de las miles de botellas que llegan al país por la vía del contrabando y se distribuyen, inclusive, con los marbetes falsificados, y este manejo representa cientos de millones de pesos en utilidades que quedan repartidos entre los funcionarios aduaneros y los comerciantes y políticos de las capitales, porque ahí tienen que tener la complicidad de los inspectores de alcoholes y los de restaurantes y bares, y como vemos, jamás, hay reportes de esos productos que son irregulares, en el mejor de los casos, y en otros, donde materialmente se falsifican hasta los contenidos en organizaciones como la de Tepito, donde hay control de esos productos y además, se consiguen y se reciclan las botellas de perfumes, medicamentos y productos de belleza que, al final de cuentas, son totalmente clonados o falsificados,
Nadie habla de la ropa usada y de mucha de ella, que seleccionada, llega a las tiendas de lujo en muchos sitios después de arreglarla y etiquetarla como modelos exclusivos, y las gentes, confiadas en que compran en tiendas boutique, pues no se fijan siquiera en que son las ropas usadas recicladas donde se comete no solamente el delito de contrabando sino el de falsificación y de engaño a la clientela, y esto, deja, por supuesto, cientos de millones de utilidades. Nadie habla en esos lugares y en las oficinas públicas y menos en las de las organizaciones sociales que son las encargadas de manipular esa enorme riqueza nacional, que no está contabilizada, y se usa para fines de control político, y es por ello que, se puede explicar, la enorme fuerza y protección de la que gozan los dirigentes que llegan a ser importantes funcionarios o estar en los puestos políticos que garantizan su fuerza y relación comercial y política en todo el país.
Claro que no se habla de los contrabandos de armas, ya que éstas son canalizadas a los grupos organizados y las ventas al menudeo, solamente, sirven de distracción para las autoridades, nadie habla de que los policías y patrulleros en las calles, conocen realmente cada punto de venta de drogas o de artículos usados o reciclados o robados o contrabandeados y que no hacen nada, porque como contaba alguna ocasión, por ejemplo, un policía gana un promedio de quince mil pesos y en su zona de manejo hay cuando menos cien narco tienditas y en cada una, les dan un promedio de quinientos pesos, por la protección, por semana, y esto representa una enorme cantidad de dinero por el simple hecho de que se hagan pendejos y no actúen en contra del tráfico ni de los narcotraficantes, tal como lo ha denunciado valientemente, Omar García Harfuch, cuando exhibe a los mismos policías con los brujos protectores de los narcotraficantes y con los mismos traficantes, paseando en las calles, sin ser molestados, y de eso, por supuesto, no dan cuenta los banqueros que están en el ajo, haciendo los grandes negocios y cobrando comisiones importantes por “legalizar” los fondos por medio del lavado de dinero.
Claro que nadie habla de los enormes negocios y explotación que sostienen los dirigentes en los centros de recolección de basura en todas las delegaciones y a nivel nacional, nadie comenta los grandes negocios que se hacen con la contratación de los vehículos que necesitan para la operación en las ciudades y menos los que se dedican a recogen los desperdicios en restaurantes, hoteles o los que quedan tirados por medio de los constructores en las calles de la capital, en fin, hacer un análisis de esos enormes recursos de la economía informal, sería una tarea a la que seguramente ninguna autoridad, ni política ni administrativa, quiera entrarle, porque sellaría su suerte, e incluso su vida y la de sus seres queridos, así que, para reconocer la valiosa labor de Omar García Harfuch, todo esto lo debemos conocer, porque pone en riesgo los grandes negocios de muchos políticos, abogados, empresarios, banqueros, pillos y funcionarios así como los dirigentes sociales que canalizan los enormes recursos a la política, independientemente, del partido en el poder… así que nada más, vamos midiéndole al agua a los camotes…