Culiacán, “jueves negro” para México
¬ Arturo Ríos Ruiz lunes 21, Oct 2019Centro..!
Arturo Ríos Ruiz
- Salvar vidas, se aceptpero no convence
Hace dos años, 2017, el hoy Presidente Tuiteó: “Si el crimen y los delitos crecen, es evidencia que la miseria va en aumento y que la sociedad está mal gobernada”.
Es una frase que dijo el genio de la milicia francesa Napoleón Bonaparte, que cobra vigencia con los hechos terribles de Culiacán.
El tema de fondo en el debate nacional respecto a los violentos acontecimientos en la ciudad capital de Sinaloa, es la falla garrafal de las endebles medidas que se tomaron para detener a un joven capo, de los gigantes del narcotráfico en el país.
Si acaso fueron 50 elementos para detener al hijo del “Chapo”, 30 de ellos eran militares, los demás de la Guardia Nacional, empleados administrativos y agentes ministeriales, los que improvisadamente detuvieron al joven.
Para el general Luis Crescencio Sandoval González, titular de la Sedena, los efectos negativos de esta acción precipitada y mal planeada tuvieron como consecuencia a la población civil un fallecido, tres de ellos autopatrullas.
Lo sobresaliente de lo dicho por el General, fue que en pocos momentos se registraron 19 bloqueos de diferentes vialidades, 14 agresiones con armas de fuego al personal del Ejército y la Guardia Nacional que acudieron en apoyo de la policía ministerial y la Guardia Nacional que se encontraban comprometidos. Confirmó con ello, las razones del fracaso que todos vimos.
Ante estas razones se comprende la dimisión, la derrota y la exhibición de impotencia del grupo oficial y la aceptación de cambiar las vidas de los civiles por la liberación del detenido. Declaró Marcelo Ebrard, que fue un jefe de policía fallido, que se salvó la integridad de alrededor de 200 personas.
Lo que debe quedar claro en este acontecimiento de alto calado, es que hay responsables, como la frase de campaña del ganador; barrer de desde arriba hacia abajo en el Gabinete de Seguridad y deslindar consecuencias tanto por el costo al país en imagen que devastó su reputación.
Ahí están los culpables de todas las fallas y errores, del riesgo para la vida de centenas de ciudadanos, del gobierno y la población civil; del ridículo, de la pifia y de la burla para los que representan este gobierno, que no acertó en una acción que lo vestiría de gloria que tanto le gusta al mandamás.
Con este resultado, la opinión del gobernado, salvo de seguidores que todo aplauden y repiten lo mismo para la defesa, es devastadora y, la confianza en buena parte de la población luce llena de dudas y desesperación.