Seguridad, el reclamo ciudadano
¬ Augusto Corro jueves 17, Oct 2019Punto por punto
Augusto Corro
¿Cómo acabar con la inseguridad? ¿Alguien tiene la respuesta?
Parece que nadie sabe cuál es estrategia efectiva, real, que brinde resultados positivos en la lucha contra la delincuencia organizada.
El lunes y el martes la violencia resurgió en Michoacán y Guerrero.
En la primera entidad perecieron 13 policías estatales; en la segunda murieron 16 personas.
Incontrolables las masacres, el gobierno federal solo alcanza a reconfirmar que continuará con su estrategia en la lucha para abatir la delincuencia.
Es decir que no habrá violencia contra los criminales, como ocurría en sexenios anteriores.
Se decidió atacar las causas que provocan la espiral de violencia que vive la sociedad; pero las acciones se ven lentas.
Nadie duda de la efectividad de los programas orientados a minar la base social de la delincuencia.
Pero, ¿cuándo se podrá hablar de resultados de los programas dirigidos a la reconstitución del tejido social, mediante el impulso al bienestar?
De las masacres ocurridas en Michoacán y Guerrero se deduce que la estrategia del gobierno no funciona.
¿No existe un servicio de inteligencia que señale los sitios de peligrosidad extrema?
Por otra parte, el gobierno reitera que no se recurrirá a la violencia para hacer frente a la inseguridad.
La autoridad podrá aplicar la estrategia que mejor le parezca en la lucha contra la delincuencia organizada. Lo que la ciudadanía exige es seguridad y paz.
Es responsabilidad de las autoridades encontrar los caminos que lleven a erradicar la criminalidad. ¿Podrán? Es la gran duda.
Morena y sus líos
Era lógico que estallarán los conflictos en el partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).
Los intereses y las ambiciones personales empezaron a brotar como hongos en esa organización política.
Esas manifestaciones negativas de sus políticos tienen a Morena inmersa en conflictos constantes.
El próximo mes de octubre, según los estatutos, tendrán que elegir a sus nuevos dirigentes.
Esa lucha por el poder despertó las ambiciones en el interior del partido a grado tal que ya piensan cambiar la fecha de la elección para el próximo año.
Son cuatro los aspirantes que buscan la dirigencia de esa institución política: Yeidckol Polevnsky, su presidenta interina, el diputado Mario Delgado, Bertha Lujan y Alejandro Rojas.
De los citados, solo dos tienen posibilidades de lograr su propósito: Mario Delgado y Yeidckol Polevnsky.
En los preparativos para la gran asamblea se realizaron asambleas locales para designar a los delegados.
Esas reuniones reflejaron que el desorden y la violencia forman parte de la conducta de los morenistas, pues se manifestaron un sinnúmero de hechos reprobables.
Actuaron como los perredistas rijosos en sus mejores tiempos. Los morenistas prefirieron el escándalo sin importarles el desprestigio.
Y ya que hablamos de los males de Morena, será muy interesante conocer el desenlace del affaire conocido como “La Ley Bonilla”, ocurrido en Baja California.
Se votó por un nuevo gobernador. El ganador fue el morenista Jaime Bonilla para una administración de dos años.
Sin embargo, el candidato triunfador no se conformó con los dos años en el gobierno, sino que se valió de toda clase de triquiñuelas para alargar a cinco años su mandato.
Claro, contó con la ayuda de los diputados panistas, que según versiones de medios de información, recibieron “estimulos” millonarios de pesos para cumplir los propósitos de Bonilla.
Esa y otras acciones del morenista fueron criticadas negativamente hasta el cansancio. Algo que no preocupa al nuevo gobernador, pues se trata de una raya más al tigre.
Limpia en el sindicato petrolero
Alrededor de 25 años Carlos Romero Deschamps fue el dueño del Sindicato Petrolero. El líder intocable. El todopoderoso.
Ahora, el dirigente es investigado por las autoridades, que quizás no saben por dónde empezar debido al cúmulo de acusaciones en su contra.
A esas actuaciones del gobierno, en el interior del sindicato las voces de los disidentes empezaron a escucharse.
Esos inconformes quieren una limpia en el Sindicato Petrolero. Es decir, echar a la calle a todo lo que tenga una mínima relación con el líder Romero Deschamps.
Por ejemplo, su idea es evitar que los incondicionales del dirigente ocupen su lugar en caso de que renuncie.
Romero Deschamps tenía programada su permanencia como secretario general del sindicato Petrolero hasta el año 2024.