Mundo mágico
¬ Augusto Corro miércoles 23, Feb 2011Punto por Punto
Augusto Corro
Sin lugar a dudas, los funcionarios panistas viven en un mundo mágico, donde todo es reír y cantar, porque la recuperación de la economía ya llegó a los bolsillos de las familias; pero la ambición de los mexicanos por tener más, les impide constatar esa situación de privilegio. En esa tesis se montó el secretario de Hacienda, Ernesto Cordero. No es la primera vez que un miembro del gabinete habla de beneficios que nadie ve; ya Vicente Fox lo hizo. Formaba parte de su estilo de gobernar que rebasaba cualquier índice de demagogia.
Los blanquiazules tienen la virtud de hablar de México y sus problemas, como si se tratara de Jauja, de un país donde los árboles en vez de frutos dan dinero y los ríos llevan oro, en vez de agua. Por eso, no es extraño escuchar que el gobierno federal le va ganando la guerra a los narcos, aunque las muertes pasen de 36 mil. De los millones de desempleados y de comerciantes informales y de la pobreza galopante nadie se acuerda. Nunca hubo tanta miseria en nuestro país.
En un absurdo discurso, el “presidenciable” Cordero Arroyo señaló que ya hay lana, pero la percepción y las exigencias de los mexicanos no aceptan lo que las cifras muestran. O sea, que ya tienen dinero en los bolsillos, pero -se entiende- que no es suficiente porque quieren más. Y corroboró que una familia mexicana tiene acceso, en la actualidad, a ciertos créditos con un ingreso de 6 mil pesos mensuales.
Dijo el flamante funcionario que con dichos ingresos al mes, hay familias mexicanas que tienen crédito para un coche, se dan tiempo de mandar sus hijos a una escuela privada y están pagando las colegiaturas, de ahí que expresó la necesidad de mantener la estabilidad de precios. Aseveró: “Siempre, por alguna razón, los mexicanos somos más exigentes con respecto a lo que nos gustaría y eso hace que siempre tengamos una perspectiva más negativa de lo que los datos duros muestran”.
O sea, que por donde se le mire, los mexicanos son unos redomados exigentes que ya tienen dinero para gastar, pero como son inconformes, esa actitud los desplaza de la realidad de bonanza en que viven y no les permite disfrutar de la verdad aritmética que nunca miente. Ajá. O sea, que los mexicanos ya tienen los medios económicos suficientes para gastar, pero no lo hacen porque no quieren o no saben. Vaya economía a la mexicana.
Por cierto, no sería mala idea, que Cordero Arroyo se viniera a vivir a este lado del mostrador, para que se diera cuenta para lo que sirven los 6 mil pesos mensuales a un padre de familia que tiene que mandar a los hijos a la escuela, pagar la renta del miserable departamento, invertir en la comida (la canasta básica ¿cuál? cuyos precios se encuentra más allá de las nubes); si tiene un coche se enfrenta con los gastos de la tenencia, la verificación; además debe pagar los abusos en los precios de las gasolinas, la luz, el agua, la ropa, los zapatos y le paramos.
Y si la recuperación económica ya llegó, no estaría por demás, que se les avisara a los millones de mexicanos desempleados que pueden pasar a trabajar a las industrias creadas por la pujanza de la economía; así como también decirles a los millones de ninis que ya podrán ir a la escuela, porque hay lugares suficientes; y de paso comunicarles a los millones de comerciantes informales que su situación económica mejorará considerablemente.
¿Qué perseguía el secretario de Hacienda en sus palabras insensatas? Seguramente seguir con la demagogia de los panistas que viven en un mundo irreal, en otra dimensión. No se explica de otra manera tanta ceguera. Cordero Arroyo es uno de los que suena más fuerte para la precandidatura presidencial. Aguas. Por cierto, el funcionario, según se informó, un sueldo neto de 145 mil 613 pesos, 98 centavos, más prestaciones. Entre otras cosas tiene su seguro médico privado, automóvil y gasolina gratis. El sí tiene suficiente dinero en los bolsillos.
PASTA DE CONCHOS
El sábado pasado se cumplieron cinco años de la tragedia en la mina Pasta de Conchos. Sesenta y cinco trabajadores quedaron sepultados luego de una explosión de gas grisú. Desde el 19 de febrero del 2006, ese centro de trabajo se convirtió en cementerio. Y así continuará porque ni las autoridades ni los dueños de la empresa Grupo México tienen la menor intención de rescatar los cadáveres de los infortunados mineros.
Los deudos de los mineros desaparecidos integrados en la agrupación Familiares de Pasta de Conchos, apoyados por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), luchan para que la empresa rescate los cadáveres de los ahora 65 trabajadores que continúan abandonados en los túneles profundos de la mina.
A la solicitud oficial formulada por la CNDH, los insensibles funcionarios de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) contestaron que científicamente es imposible realizar la tarea de rescate porque se pondría en riesgo la vida de personas. Científica o técnicamente las autoridades, desde un principio se mostraron negligentes, reacios a realizar cualquier acción de rescate.
De 2006 a la fecha, según estadísticas, 63 trabajadores murieron en diferentes minas en el territorio nacional. El año pasado revivió la esperanza de un posible rescate en Pasta de Conchos, porque un grupo de mineros chilenos logró salir con vida, después de un derrumbe que los mantuvo sepultados más de 70 días.
Sin embargo, en México fue notoria la falta de voluntad del gobierno foxista y de la propia empresa, quienes pretextaron un sinnúmero de excusas que impidieron acciones rápidas y efectivas para horadar la tierra y llegar a los lugares donde se encontraban las víctimas de la explosión, como sucedió en el rescate de los mineros chilenos.
En fin, de ese tipo de tragedias se guardan recuerdos imborrables, porque el dolor, impotencia e injusticia se ceban en una sociedad indefensa. Queda en la conciencia de gobierno y empresa sus actitudes incomprensivas que se niegan a realizar el rescate. El peregrinar de los deudos exigiendo justicia continuará hasta que consigan llevar a los cuerpos sin vida de sus familiares a un cementerio digno. ¿Lo lograrán?