Cifras negativas enmiendan la plana a López Obrador
Adriana Moreno Cordero martes 15, Oct 2019La Retaguardia
Adriana Moreno Cordero
- Fórmulas del Presidente no han servido para combatir inseguridad
En su propia cara y en plena conferencia de prensa mañanera, al presidente Andrés Manuel López Obrador le enmendaron la plana cifras negativas, pero vamos por partes.
Resulta que no hay día en que el tabasqueño repita cuantas veces puede que la corrupción es el principal problema que tiene el país e incluso, ha llegado a extremos increíbles al mentir con el pretexto de que él es el adalid que con su llamada Cuarta Transformación llegó a combatir este flagelo y lo exterminará.
El revés vino cuando precisamente los números le indicaron al Ejecutivo que el principal problema que azota a México es el de la inseguridad; la corrupción, ojo, se va hasta un sexto sitio y por ello, el Presidente hubo de referirse a que la inseguridad es su principal preocupación y ocupación y que no descansa para atender este rubro, al tiempo que agregó que sin guerras, sin razias y sin exterminios, “avanzamos para recuperar la paz”. ¿Será?
Es digno de reconocimiento que el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Alfonso Durazo, dijera que en materia de seguridad no hay nada qué presumir, amén de que existe un déficit de policías de más de 77 mil, por mostrar tan solo “un botón”.
Sin duda existe un grave problema, ya que las fórmulas que ha presentado el presidente a la población —y seguramente también a su equipo más cercano-, son, digamos, demasiado simples; asegurar que acusará a los delincuentes con sus padres o sus abuelos y gritar aquello del “¡fúchila, guácala!” parece, en el mejor de los casos, se trata de una burla de muy mal gusto.
Con razón la presidenta de la organización civil, “Causa en Común”, María Elena Morera, preguntó si ahora, al gobierno de la llamada Cuarta Transformación se le ocurrirá ponerle a toda la población camisetas blancas; como aquel “cordón de paz” que de manera tan brillante se le ocurrió a la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, -o a alguno de sus no menos brillantes asesores-, que funcionarios portaran para la marcha del pasado 2 de octubre una playera blanca con el frustrado objetivo de atajar la violenta actitud de los anarcos, rebautizados por López Obrador como conservadores y neoliberales y de plano, no funcionó.
Y el presidente tratando de convencer de que la inseguridad es su principal preocupación y mientras en Aguililla, Michoacán, 14 policías municipales de un total de 41 elementos, fueron asesinados en una violenta emboscada.
El gobernador, Silvano Aureoles, dijo, como siempre se dice, que se investigará a fondo el caso y no quedará impune, empezando por los propios policías municipales que pudieran estar involucrados en esta masacre, pero sin duda, existen por lo menos un par de detalles que las investigaciones no deberían soslayar.
Curiosamente y quién sabe por qué razón, en Aguililla, Michoacán, no hay Guardia Nacional, pese a que esa es la tierra ni más ni menos que de Nemesio Oceguera Cervantes, mejor conocido como “El Mencho”, líder del Cártel de Jalisco Nueva Generación.
Ahora bien, un grave error del gobernador Aureoles Conejo fue decir, como primera reacción, que este sangriento atentado era una de las consecuencias de que el referido municipio, no haya querido firmar el Convenio en la materia con el gobierno estatal. Habría que recordar que difícilmente se hubiera frenado la masacre por ese solo hecho.
Municiones
*** Al momento de escribir estas líneas, no se habían dado a conocer de manera formal los resultados de la consulta “patito”, o “de chocolate”, según se prefiera mediante la cual el gobernador electo, Jaime Bonilla Valdéz, pretende ampliar por tres años su gestión al frente de Baja California, sin embargo, se puede anticipar que los resultados son sorprendentes y mueven a varias preguntas:
¿Más del 70 por ciento de sólo un 2 por ciento que votó en la consulta “patito”, lo hicieron a favor del gobernador electo morenista?, ¡qué buenos números!, pero hay que recordar que la lista nominal del estado es de 2.8 millones de ciudadanos y, ¿con esa irrisoria cifra Bonilla intenta justificar la ilegalidad a cometer?
*** Ahora sí que en este tipo de consultas —que más bien son de vacilada-, al igual que en la que se llevó a cabo a inicios de la actual administración con respecto al nuevo Aeropuerto, indudablemente se da un proceso de autoselección al que solo asisten los que simpatizan, en este caso, con la llamada Cuarta Transformación y por ende, con Bonilla Valdéz.
Es a todas luces, una “consulta” manipulada; una vacilada del gobernador electo que hasta tuvo el descaro de declarar que este tipo de “ejercicios” se deben hacer de manera más recurrente. No queda más que concluir, ¡en manos de quien quedó el gobierno de Baja California!
*** Por su parte, el consejero del Instituto Nacional Electoral, Ciro Murayama, opina que la “consulta” es una farsa ilegal y lo comparó, -guardada toda proporción, desde luego-, con “un matrimonio de kerméss” porque nunca se parte de una base constitucional, “además es para justificar un ataque a un proceso electoral ya concluido al que se organizó y se llevó a cabo y concluyó con la elección de un gobernante de dos años y con esta ‘consulta’ se pretende desconocer el mandato de dos años y con ello se afecta y desconoce lo que fue un proceso realmente democrático… es una simulación para lesionar derechos y procedimientos establecidos en la Constitución”.
*** En todo este enjuague, finalmente será la Suprema Corte de Justicia de la Nación la que decida si procede esta burla a la legalidad, es decir la consulta “patito”, pero hay quienes recomiendan que hay que prender por lo menos, “un foco rojo” ya que como se observa la actitud del ministro-presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Arturo Zaldívar, que recientemente ha declarado que los jueces carecen de legitimidad, desafortunadamente, todo puede pasar y en una de esas, Jaime Bonilla podría salir favorecido al final. ¿Será?
*** Malas noticias no solo para el presidente López Obrador. La calificadora Moody’s recortó de 0.5 a 0.2 por ciento su proyección de crecimiento económico para este año y de 1.5 a 1.3 por ciento para el 2020. De seguro en la gustadísima conferencia de prensa del día de hoy, el presidente se enojará y arremeterá en contra de las calificadoras internacionales, calificándolas, exactamente, de conservadoras y neoliberales. ¡Qué tal!