Escupiendo al cielo
Ramón Zurita Sahagún viernes 11, Oct 2019De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Responsabilizar a Dios de castigos hacia las personas, es reconocer en el propio ser que los problemas físicos y mentales que padece, son consecuencia de lo mismo.
Es aceptarse como un pecador continuo que es lacerado en su propia humanidad y acarrea esas culpas que trata de endilgar a otros.
Eso sucede con el gobernador de Puebla, Luis Miguel Barbosa Huerta, quien señala al ser supremo de castigar con la muerte a los fallecidos ex gobernadores de Puebla, Martha Erika Alonso Hidalgo y Rafael Moreno Valle Rosas, por robarle la elección de 2018.
El castigo divino del que habla el disperso gobernante es, tal vez, el mismo que le aplicó Dios por la serie de torpezas y, posiblemente, ilegalidades cometidas por él que repercutieron en su casi ceguera, diabetes y pérdida de un pie.
Con la simpleza e irresponsabilidad que aplica Barbosa Huerta, su penar es terrible, debido a su mal comportamiento terrenal, el que quién sabe que mayores consecuencias podría traerle.
Qué hizo Barbosa Huerta en el pasado que paga con esos flagelos y que lo tienen como un gobernante “títere”, donde el verdadero poder lo detenta el secretario de Gobierno, Fernando Manzanilla, por cierto cuñado y concuño de los mencionados Moreno Valle y Alonso Hidalgo.
En Puebla se comenta en todos lados la incapacidad tanto física como intelectual de Barbosa Huerta, razón por la que el propio Presidente López Obrador intentó convencerlo de no presentarse como candidato a gobernador en la elección extraordinaria.
Fue precisamente esa elección extraordinaria, propiciada por la muerte de Martha Erika, la que le permitió asumir el cargo de gobernante, después de que en la primera toda su argumentación de fraude, careció de pruebas válidas que confirmaran irregularidades.
Y es que Barbosa Huerta a lo largo de su carrera política ha mostrado carecer de tacto y ha sido catalogado como un arribista que siempre busca su beneficio, antepuesto a otras causas.
Sucedió así cuando su alianza con el entonces poderoso grupo de los “Chuchos” le permitió coordinar a la bancada del PRD en el Senado de la República, criticando a la abundante mayoría que abandonaron la fracción, para sumarse al proyecto que Andrés Manuel López Obrador iniciaba con Morena.
Luis Miguel prefirió ser cabeza de ratón que cola de león, aunque al poco rato, cuando vio que el camino andado por López Obrador lo llevaba a la ruta del triunfo, entonces se decidió y dio el salto mortal con protección, ya que se asumió como el gran aglutinador de Morena y AMLO en Puebla.
El hoy gobernador debe su triunfo en la extraordinaria al efecto rebote de AMLO, aunque la mayoría de la población del estado comienza a arrepentirse de haberle otorgado el voto, por su nefasto gobierno.
Apenas han pasado dos meses de su administración y Barbosa Huerta se encuentra en plena caída libre, sin que nada, ni nadie pueda contenerlo.
La indignación y molestia causada por sus palabras contra el castigo divino en las personas de Moreno Valle y Martha Erika, son parte del sufrimiento que todavía le toca vivir, incluidas sus enfermedades.
Por lo pronto, en el Senado de la República se acordó integrar una comisión de legisladores de todos los partidos para pedir una disculpa y explicación sobre los dichos de Barbosa Huerta acerca de los ex gobernadores Alonso Hidalgo y Moreno Valle.