Justo reconocimiento a doña Rosario
¬ Augusto Corro jueves 10, Oct 2019Punto por punto
Augusto Corro
El Senado, por unanimidad, acordó entregar este año la medalla Belisario Domínguez a la activista Rosario Ibarra de Piedra, una infatigable luchadora social que consagró su vida a la defensa de los desaparecidos, de los perseguidos y exiliados políticos.
Cabe señalar que creó la Medalla de Honor “Belisario Domínguez” del Senado de la República, para premiar a los hombres y mujeres mexicanos que se hayan distinguido por su ciencia o su virtud en grado eminente, “como servidores de nuestra Patria o de la Humanidad”.
El nombre de esta distinción honra la memoria de Belisario Domínguez, senador por el estado de Chiapas que fue férreo opositor a la usurpación de Victoriano Huerta a la Presidencia de la República y, por sus abiertas críticas en la tribuna del Senado, fue asesinado el 7 de octubre de 1913.
En este año el galardón se entregará el próximo día 23 de octubre, durante una sesión solemne en la antigua casona de Xicoténcatl. Recogerá la presea un familiar de Rosario Ibarra de Piedra, pues por motivos de salud su médico le recomendó reposo absoluto.
La lucha de la activista Ibarra de Piedra comenzó con la detención y desaparición de su hijo de 21 años, Jesús, el 18 de abril de 1975, durante la guerra sucia de los gobiernos de Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría.
Doña Rosario, quien nació en Saltillo, Coahuila, en 1927, fue candidata a la Presidencia de la República, como abanderada del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT). Fue diputada federal. Fundó el Comité Pro-Defensa de Presos Perseguidos, Desaparecidos y Exiliados Políticos de México (Comité ¡Eureka!). Ella acuñó el grito de “Vivos se los llevaron, vivos los queremos”.
A pesar de su intensa actividad en la búsqueda de desaparecidos políticos, no volvió a ver a su hijo Jesús Piedra Ibarra desde el 25 de noviembre de 1973. El joven, que en ese año tenía 19 años, presunto guerrillero de la Liga 23 de Septiembre, salió de su casa, en la noche, a comprar alimentos y no regresó.
En el presente, miles de familias enfrentan con profundo dolor la desaparición de miles de personas, en un México cada vez más violento. Según se dijo, la idea de doña Rosario es la de compartir la distinción de la medalla “Belisario Domínguez” con las demás madres de desaparecidos, que durante décadas han persistido en la búsqueda de sus hijos. (Con información de Internet y archivos de medios de comunicación).
Calderón castigado por su pasado
El ex presidente Felipe Calderón canceló su participación en el simposio del Tec de Monterrey. Se lo hizo saber al rector de esa casa de estudios, David García Salazar.
Le dijo, al funcionario universitario, que la señora Rosa Elvia Mercado, madre de Jorge Mercado, uno de los jóvenes acribillados por militares, no estaba de acuerdo con su presencia en el campus y que por esto suspendió su visita al Tec.
Como informamos en este espacio, alumnos de ese centro de estudios superiores invitaron al michoacano a participar en el Simposio Internacional de Derecho.
En cuanto se supo de la posible presencia de Calderón, en las redes sociales surgió el descontento esperado por parte de usuarios y alumnos.
Alrededor de 25 mil personas manifestaron su repudio a quien durante su mandato asesinaron a dos estudiantes de excelencia, por parte de un grupo de militares que los habrían confundidos con delincuentes.
Con las miles de firmas los inconforme pedían, en el portal de internet Change.org. la no presencia del expresidente Calderón, pues representaría una grave ofensa a la memoria de Jorge y Javier y de todas las víctimas de violaciones de derechos humanos y desapariciones forzadas cometidos por militares y marinos y otras instituciones encargadas de salvaguardar la paz de la ciudadanía.
El exmandatario, ahora expanista, Calderón otra vez resultó afectado por su pasado y su guerra fallida contra la delincuencia organizada. Sin ninguna estrategia, el michoacano enfrentó a los cárteles de la droga sin ningún resultado positivo.
Se podría decir que le dio un escobazo al panal que solo espantó a las abejas, pero no las mató. Fue la ciudadanía la que tuvo que pagar la cuota de sangre derivada de la lucha entre los propios grupos delincuenciales y estos contra los representantes de la ley.
El saldo todos lo conocen: miles de asesinatos y desaparecidos: además, México se convirtió en una fosa clandestina. El pasado no perdona al michoacano que ahora busca fundar, junto con su esposa, Margarita Zavala, un partido político con el nombre de México Libre.